El Partenón de Atenas estrena nueva imagen tras 20 años de obras

Durante unas semanas, el templo de la diosa Atenea puede contemplarse como lo hicieron los atenienses hace siglos

Partenón de Atenas - Internacional
Una fotografía de archivo del Partenón de Atenas.
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Durante dos décadas, la imagen del Partenón de Atenas estuvo inevitablemente asociada a los andamios. El templo más célebre del mundo clásico, levantado en honor a la diosa Atenea Partenos en el siglo V a. C., había convivido con estructuras metálicas que ocultaban buena parte de su esplendor.

Hoy, por primera vez en veinte años, los visitantes pueden contemplar su fachada occidental libre de obstáculos. Un acontecimiento histórico que devuelve a la Acrópolis su perfil más puro.

La ministra de Cultura griega, Lina Mendoni, lo resumió con una frase que ha recorrido todos los medios del país: “Es como ver un edificio completamente distinto”. Y, en cierto modo, lo es. El Partenón de Atenas, que ha resistido guerras, terremotos y saqueos, luce ahora un aspecto casi inédito desde el siglo XIX.

Un respiro breve, pero histórico

La retirada de andamios del Partenón de Atenas no significa el final de las obras. Las autoridades griegas han confirmado que se trata de un alivio temporal: en noviembre volverán las estructuras a la zona occidental del templo para continuar con las tareas de restauración. La nueva fase, eso sí, utilizará andamios “más ligeros y estéticamente acordes con la lógica del monumento”, según Mendoni, con el objetivo de reducir al mínimo la interferencia visual.

Está previsto que los trabajos finalicen a comienzos del próximo verano, momento en que el Partenón de Atenas quedará finalmente despejado. Hasta entonces, quienes viajen a Atenas en estos meses disfrutarán de una imagen excepcional: la de un templo sin grúas ni plataformas, dominando la ciudad como hace veinticinco siglos.

El Partenón de Atenas estrena nueva imagen tras 20 años de obras
Un fotografía de archivo de las famosas Cariátides del Partenón.
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La historia moderna del Partenón de Atenas es, en realidad, la historia de su restauración constante. Desde el siglo XIX, el templo ha sido objeto de intervenciones sucesivas. Primero, para reparar los daños causados por las guerras de independencia; después, para estabilizar las columnas dañadas. Más tarde, para limpiar los mármoles ennegrecidos por la contaminación.

Los andamios han sido parte inseparable de su silueta durante más de doscientos años. Cada generación de restauradores ha heredado los avances —y los errores— de la anterior, intentando equilibrar la fidelidad arqueológica con las necesidades estructurales. Gracias a esos trabajos, el Partenón de Atenas ha podido conservarse pese a los efectos del tiempo, la lluvia ácida y el desgaste de millones de visitantes que lo recorren cada año.

El templo que define la identidad de Grecia

El Partenón de Atenas, erigido entre 447 y 432 a. C., es mucho más que un vestigio arqueológico: es el corazón simbólico de Grecia. Representa el máximo esplendor del arte dórico, la devoción de los ciudadanos hacia Atenea y, sobre todo, el ideal democrático de la polis ateniense. Desde su posición en la Acrópolis, domina el horizonte de la capital y encarna la continuidad histórica del país.

Junto a él se encuentran otras joyas arquitectónicas —el Erecteión, el Templo de Atenea Niké o los Propileos— que conforman un conjunto declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987. Pero es el Partenón de Atenas el que sigue siendo el emblema universal de la civilización clásica y el punto de encuentro entre historia, arte y espiritualidad.

El Partenón de Atenas estrena nueva imagen tras 20 años de obras
El Partenón de Atenas, ubicado en la famosa Acrópolis griega.
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El impacto del turismo en el Partenón de Atenas es tan imponente como su legado. En 2024, la Acrópolis recibió más de 4,5 millones de visitantes, una cifra que ha obligado al Gobierno griego a imponer medidas drásticas de control. Desde 2023, el acceso está limitado a 20.000 personas por día, con horarios escalonados y entradas que rondan los 30 euros en temporada alta.

El objetivo es claro: reducir la presión sobre el monumento y preservar su integridad. Además, se han habilitado visitas guiadas para grupos reducidos, una iniciativa que busca transformar la experiencia turística en una visita más consciente y respetuosa. La restricción, aunque impopular entre algunos operadores, ha sido aplaudida por los conservadores del sitio, que recuerdan que el Partenón de Atenas no es solo un atractivo turístico, sino una pieza irreemplazable del patrimonio mundial.

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