A medida que la tensión entre Israel y sus países vecinos va escalando, los efectos del conflicto afectan en la vida cotidiana de millones de civiles. En las últimas semanas, Irán ha lanzado más de mil drones y misiles balísticos sobre territorio israelí, muchos de los cuales han sido interceptados, aunque algunos lograron impactar. Uno de ellos alcanzó por primera vez una vivienda en el norte del país. Las fuerzas israelíes, por su parte, han respondido con una serie de bombardeos sobre objetivos militares iraníes, incluidas infraestructuras relacionadas con su programa nuclear.
Estados Unidos también ha reaccionado. La madrugada del 22 de junio, bombardeó tres de las instalaciones nucleares más importantes iraníes. Aunque Irán asegura que el golpe no ha sido duro, ya que las instalaciones llevaban tiempo evacuadas y sin material importante, las amenazas se han intensificado. Irán advirtió de “consecuencias eternas”; Trump, exige a Irán volver a las negociaciones o llegarán ataques “mucho mayores”.
Mientras, el Gobierno español ha evacuado a más de 200 ciudadanos de Israel e Irán —en una operación que ha requerido convoyes, vuelos militares y coordinación diplomática intensa—, otras personas han optado por quedarse. Es el caso de Dana, española residente en Ra’anana desde hace 14 años, que considera que para entender lo que se vive ahora “es importante entender de dónde llega todo este tipo de guerra y cómo se están desarrollando las cosas”. Ella destaca que, durante años, en las ciudades del sur de Israel “se sufre mucho de misiles de todo tipo que llegan desde Gaza” y que estos misiles “vienen del Hamás, que evidentemente está financiado por parte de Irán“.

“Llevamos una semana entera con todo cerrado”
“Hay varias formas de contestar a eso”, comienza Dana, al ser preguntada por cómo está viviendo el conflicto. “Si hablamos de lo que es el contexto general, de cómo se está viviendo todo esto en Israel, pues me gustaría así dar un poquito de trasfondo a lo que está pasando y lo que lleva pasando ya unos años, porque es importante entender de dónde llega todo este tipo de guerra”, explica. Para ella, hay una realidad que rara vez se recoge en los medios: “En Israel llevamos años y años en los que, en las ciudades del sur de Israel, se sufre mucho de misiles de todo tipo que llegan desde Gaza“, apunta, subrayando que los ataques de Hamás, financiado por Irán, se han vuelto parte del día a día en muchas zonas del país.
La ofensiva iraní, ha incluido más de mil drones y misiles, y el sistema antimisiles israelí, aunque sofisticado, no ha logrado interceptar todos los ataques. “Estamos viviendo una situación muy, muy mal porque son misiles muy peligrosos de largo alcance y muy fuertes. Hemos visto incluso los motores de esos misiles, son gigantescos, de verdad”.

La consecuencia directa es un país paralizado. “Desde que ha habido todo esto con Irán llevamos una semana entera con todo cerrado, lo único que está abierto son los supermercados y cosas que son esenciales como farmacias”, cuenta. “La gente trabaja desde casa, la mayoría”, añade.
“Israel se ve atacado por unas fuerzas de las que no es capaz de defenderse”
Este nuevo escenario ha cambiado drásticamente la percepción de seguridad. “Por primera vez, realmente Israel se ve atacado por unas fuerzas de las que no es capaz de defenderse al 100% de ellas”, afirma Dana, quien asegura que sin el sistema de defensa actual “el país hubiese estado destruido por completo”. Ella misma ha tenido que correr al refugio muchas veces: “Vivimos en un tercer piso y corremos hacia abajo cada dos por tres y nos reunimos ahí todos. Hay gente que ha tenido que invitar a toda su familia para quedarse en casa para poder estar reunidos en la misma zona protegida”.

Desde Jerusalén, Esther —otra española que lleva 12 años viviendo en Israel— describe una realidad similar. “La situación que estamos viviendo aquí ahora mismo en Israel es difícil”, cuenta. “Hay mucha gente que no está yendo a trabajar. Y los colegios están cerrados, las guarderías están cerradas”. En su caso, vive con su familia y trata de mantener la calma especialmente por sus hijas pequeñas, ya que “si no es fácil digerir esta situación para los adultos, para los niños menos todavía”. “Lo que intentamos hacer es llevar una rutina. Día a día intentamos tener un poco de orden en las actividades que se hacen en casa”, dice, agradeciendo que las cuidadoras de la guardería manden vídeos y llamadas para que las niñas mantengan contacto con su entorno anterior a la crisis.
“Es una vida muy difícil, muy limitada y realmente angustiante”
Esther también ha tenido que usar refugios. Señala que, aunque su apartamento tiene un cuarto de seguridad, “si simplemente cae un misil cerca no sabemos cuáles pueden llegar a ser las dimensiones de esa explosión“. Y para muchas otras familias, la situación es aún más complicada: “Tienen que salir de sus casas e ir a otro edificio donde sí que hay un búnker. Y la verdad que no es nada fácil en medio de la noche con los niños”.

Dana describe una vida marcada por la incertidumbre: “Tengo suerte de que mis padres en su casa tienen su propia sala de protección, porque si ellos tuviesen que correr hacia arriba o hacia abajo, no llegarían jamás a tiempo. Eso es un miedo que se puede vivir, de verdad es un estrés y una angustia todo el tiempo. ¿Y si estuviesen fuera en el momento de una alarma o lo que fuese? Mi madre es una señora mayor con dificultades y no llegaría fácilmente a ningún lado. Es una vida muy difícil, muy limitada y realmente angustiante.”
“Mi hogar está aquí”
Dana, asegura que su vida está allí y que no contempla regresar a España. “No tengo planeado para nada irme de Israel, es nuestro país”, afirma. Añade también que “los judíos y los israelíes fuera de Israel nos sentimos muy muy inseguros por todas partes”, debido al aumento del antisemitismo. Se siente más segura ahí, incluso con todo lo que esta pasando “es el único país en el que podemos ser judíos libremente sin que nadie nos ataque o nos diga algo negativo”.
Esther comparte ese sentimiento de arraigo. Aunque reconoce que si en algún momento considerara irse sería por seguridad, lo cierto es que “regresar a España, pues para mí no es una opción porque mi hogar está aquí. Estoy orgullosa y estoy feliz de vivir aquí en Israel, por mucho que eso parezca muy extraño escuchar ahora”.

400 muertos en Irán, 24 en Israel
Además Dana expresa que los españoles que viven en Israel viven con frustración “la falta de apoyo de nuestro país de origen“. “El presidente que ha alzado la voz de los derechos humanos, pero solo con el bando de su interés“, dice sorprendida por los grandes esfuerzos de denuncia del gobierno. Ella es clara: “Invitaría a todo aquel que quiere hablar de Israel, a verlo con sus propios ojos y entender la realidad de las cosas”.
Mientras los bombardeos continúan y el número de víctimas civiles sigue aumentando tanto en Irán como en Israel —con más de 400 muertos en Irán, muchos de ellos civiles, y 24 en Israel—, la vida diaria en el país queda marcada por una sensación constante de alerta y miedo. Entre las sirenas y los refugios, muchas familias tratan de mantener algo parecido a una rutina, y muchas otras, como Dana y Esther, simplemente no contemplan abandonar el lugar que consideran su hogar.