EE UU

Hacia una invasión de Venezuela

Lanzar una operación para coordinar tantos barcos, aviones y tropas es más bien una forma de aumentar la presión sobre el régimen de Maduro que de combatir el narcotráfico

Donald Trump.
KiloyCuarto

Frente a las costas de Venezuela, la marina estadounidense está en plena ebullición. Desde agosto, una veintena de embarcaciones sospechosas de transportar droga han sido destruidas por el Ejército estadounidense. Balance: más de 75 muertos hasta la fecha. El USS Gerald Ford, el portaaviones más grande del mundo, también acaba de ser desplegado frente a las costas de América Latina, por orden de Donald Trump, lo que supone un considerable aumento de los medios militares movilizados por Washington y acentúa las tensiones con Venezuela, que ha anunciado en respuesta un despliegue «masivo».

El presidente estadounidense también ha autorizado públicamente acciones clandestinas de la CIA en el país. Oficialmente, Donald Trump acusa al presidente venezolano Nicolás Maduro de estar al frente de un régimen «narcoterrorista» y mantiene una importante presencia militar en el Caribe, con media docena de buques de guerra. Por su parte, Venezuela acusa a Washington de utilizar el narcotráfico como pretexto «para imponer un cambio de régimen» en Caracas y apoderarse de su petróleo. Donald Trump ha dado indicaciones contradictorias sobre su estrategia, mencionando en ocasiones ataques contra territorio venezolano y que los días de Nicolás Maduro están contados, pero descartando también la idea de una guerra.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro

En realidad, las tensiones entre Estados Unidos y el país latinoamericano se inscriben en un contexto histórico mucho más amplio. Desde el siglo XIX, la región es una de las principales preocupaciones de la política exterior estadounidense. La doctrina Monroe la convierte, además, en una zona reservada. Ideada en 1823 por el presidente estadounidense James Monroe, esta doctrina prohíbe cualquier intervención europea en el continente americano. En aquella época, se trataba sobre todo de apoyar a los países latinoamericanos que habían conseguido su independencia frente al Imperio español.

Durante la Guerra Fría, sirvió para justificar la intervención estadounidense con el fin de frenar la expansión del comunismo al sur de Estados Unidos. Hoy en día, Donald Trump está resucitando la doctrina Monroe. En primer lugar, por temor a la creciente influencia de China, que considera una influencia importante. Pero también la utiliza con fines más partidistas. Por lo tanto, hay dos amenazas a las que Donald Trump quiere responder: una amenaza para la seguridad, causada por el tráfico de drogas y la inmigración; y una amenaza política, con un régimen venezolano comunista y apoyado por Rusia, Irán y China.

Operación Lance del Sur: Pete Hegseth, ministro de Defensa de EE. UU., acaba de bautizar así el conjunto de acciones militares llevadas a cabo oficialmente contra los narcotraficantes en el mar Caribe. Sin embargo, las maniobras y acciones militares comenzaron el 2 de septiembre con el primer ataque a un barco llevado a cabo por Estados Unidos, justo frente a las costas de Venezuela. Y ya se ha llegado al vigésimo ataque estadounidense contra estos supuestos narcotraficantes en barco, que ha costado la vida al menos a 80 personas. Paralelamente, Estados Unidos ha concentrado un gran número de fuerzas armadas en la región, incluido el portaaviones más grande del mundo. Por lo tanto, ya se estaba llevando a cabo una operación militar.

EEUU
El portaviones nuclear estadounidense USS Gerald R. Ford
Efe

Esto puede interpretarse como una forma de la administración Trump de dar a conocer que la lucha contra el narcotráfico se ha convertido en una prioridad militar estratégica para Estados Unidos. Ya no se trata de actividades militares contra los narcotraficantes decididos sobre la marcha, sino de un esfuerzo bélico más global. En la operación Lance del Sur se encuentran los mismos ingredientes que dieron forma a la guerra contra el terrorismo.

El inicio oficial de esta guerra tras el 11 de septiembre de 2001 confería un sentido de urgencia que permitía justificar un enfoque más militar que puramente securitario. Hoy en día se esgrimen las mismas justificaciones. Al igual que con los terroristas, Washington afirma que estos narcotraficantes son combatientes enemigos ilegales que Estados Unidos puede eliminar sin ningún tipo de procedimiento y sin necesidad de aportar pruebas sólidas. Al menos en aquella época, Estados Unidos proporcionaba detalles sobre sus operaciones. El anuncio de Pete Hegseth, el actual ministro de Defensa, sigue siendo muy vago. Es sorprendente lo poco claro que está todo en cuanto a las reglas de combate, el alcance geográfico de esta operación y su fundamento jurídico. Ni siquiera se sabe qué grupos designados como narcoterroristas serán objeto de ataques.

Una cosa es segura: la concentración de fuerzas armadas es desproporcionada en relación con los objetivos declarados de lucha contra el narcotráfico. No se necesita el portaaviones más grande del mundo para bombardear unos cuantos barcos acusados de transportar droga. Lanzar una operación oficial para coordinar tantos barcos, aviones y tropas es más bien una forma de aumentar la presión simbólica y política sobre el régimen de Nicolás Maduro. Esta presión militar puede parecer un apoyo a los movimientos de oposición a Maduro en Venezuela.

Nicolás Maduro, hablando en una rueda de prensa este lunes, en Caracas (Venezuela).
EFE/ Ronald Peña

Se sentirían más respaldados sabiendo que ahora hay toda una operación militar estadounidense frente a las costas venezolanas organizada por una administración estadounidense cuyo objetivo declarado es contribuir a la caída del régimen de Nicolás Maduro. Además, la ambigüedad es una especie de marca registrada de Donald Trump en materia de política exterior. La ventaja para el presidente estadounidense es que, sin objetivos claramente definidos, puede cantar victoria de 100 maneras diferentes.

En cualquier caso, la operación Lance del Sur entierra un poco más la imagen de presidente «pacifista» que Donald Trump ha intentado proyectar desde que comenzó la campaña para su segundo mandato. Es alguien que siempre ha afirmado querer poner fin a todas las «guerras eternas», pero al declarar la guerra a las drogas, abre un nuevo frente que podría prolongarse durante mucho tiempo. Un nuevo Vietnam…