El 23 de agosto de 2023, un avión privado se estrelló en la región rusa de Tver. Entre los diez pasajeros fallecidos estaba Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo mercenario Wagner, empresario cercano al Kremlin y, a la vez, una de las figuras más controvertidas de la Rusia contemporánea. Dos meses antes, sus combatientes habían protagonizado un motín relámpago que llegó a amenazar Moscú y puso en cuestión la autoridad del mando militar ruso. A punto de cumplirse dos años de aquel accidente, su madre, Violetta Prigozhina, ha concedido varias entrevistas en las que recuerda a su hijo y asegura que él mismo presentía su final.
“Cuando lo vi por última vez, parecía condenado”, declaró al medio ruso Fontanka. Aquella reunión tuvo lugar el 15 de agosto de 2023, apenas una semana antes del siniestro aéreo. Preguntada si su hijo preveía su propia muerte, respondió: “Por supuesto”.

La rebelión que puso a Prigozhin en el centro del escenario internacional se produjo a finales de junio de 2023. Tras meses de acusaciones contra el Ministerio de Defensa ruso —al que recriminaba corrupción e incompetencia en la guerra de Ucrania—, Wagner tomó el control de instalaciones militares en Rostov del Don y emprendió una marcha hacia la capital. Aunque centenares de sus hombres lo acompañaron, Violetta recuerda haber intentado disuadirlo: “Cuando nos vimos antes de la marcha, le dije: ‘Zhenya, solo la gente en internet te apoyará. Nadie saldrá contigo. La gente ya no es así. Nadie saldrá a la plaza’”.
“No pensaba derrocar a Putin”
Según ella, su hijo estaba convencido de lo contrario: “No, ellos me apoyarán”, le respondió. La realidad demostró que, aunque en Rostov fue recibido con muestras de simpatía, el levantamiento no logró atraer un respaldo masivo. A unos 200 kilómetros de Moscú, tras contactos con altos cargos rusos y la mediación del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, Prigozhin dio la orden de detener el avance.
En medio de la confusión de aquella jornada, los mercenarios derribaron un helicóptero de ataque Ka-52 y destruyeron un avión militar Il-18. Sin embargo, su madre insiste en que su hijo no tenía intención de desafiar directamente al jefe del Kremlin. “No pensaba derrocar a Putin, eso está absolutamente claro. Solo quería llegar al liderazgo militar”, aseguró.
De acuerdo con su relato, una de las razones para frenar la marcha fue la negativa de Prigozhin a enfrentar a soldados rusos regulares. “Me dijo que no podía disparar contra jóvenes cadetes durante su avance”, relató Violetta.

“Putin literalmente me salvó”
Lejos de las interpretaciones que vieron en el motín un desafío abierto al presidente ruso, la madre de Prigozhin insiste en la lealtad de su familia hacia el mandatario. “Tanto Zhenya como yo no tenemos más que respeto por el señor Putin. Él literalmente me salvó. Si no hubiera sido por él, no estaría viva hoy”, recordó. Explicó que, en una grave crisis de salud, fue el propio presidente quien facilitó su traslado urgente a Hamburgo: “Su respuesta fue: ‘Una madre es sagrada’”.
Occidente no tardó en señalar que la caída del avión privado en el que viajaba Prigozhin difícilmente podía considerarse un accidente. Servicios de inteligencia de EE. UU. y Europa concluyeron que lo más probable era un atentado organizado como represalia por el desafío de junio. Moscú nunca ha ofrecido una versión clara y, según la madre del mercenario, la investigación sigue sin resolverse. “Nadie sabe. Pavel ha preguntado muchas veces por la investigación. Le dicen: está en curso”, afirmó sobre su nieto, de 27 años, quien también combatió en Siria junto a Wagner.
Entre la memoria y el arte
Tras la muerte del líder, las autoridades rusas actuaron rápidamente para desmantelar su emporio empresarial, que incluía desde contratos de catering —origen de su apodo “el chef de Putin”— hasta minas en África y granjas de desinformación en internet. Sus fuerzas militares, acusadas en numerosas ocasiones de violaciones de derechos humanos, fueron absorbidas por estructuras estatales bajo el nombre de Africa Corps.

Hoy, a sus 85 años, Violetta Prigozhina gestiona la galería Colors of Life en San Petersburgo, donde organiza exposiciones con fuerte contenido patriótico y, en ocasiones, con referencias directas a su hijo. “En la exposición actual hay un retrato de Evgeny en Ucrania”, contó. En entrevistas recientes ha subrayado que su manera de sobrellevar la pérdida es el trabajo: “Me reconforta la idea de que puedo trabajar. Y cuando trabajo, siempre pienso en lo que diría Zhenya. Y cuando entiendo: ahora mismo diría que está orgulloso de mí, me siento mejor”.
A pesar de haber sido retirada en 2024 de la lista de sancionados por la Unión Europea, la madre del fundador de Wagner afirma que sigue encontrando trabas para viajar. “Me levantaron las sanciones, pero ahora no podía ir a Hamburgo. Aunque el cirujano me operó allí, no me dieron visado”, lamentó.
“No quería ser presidente”
El testimonio de Violetta también abarca aspectos íntimos de la vida de su hijo. Recuerda su infancia en condiciones precarias, su paso por el deporte, sus años de prisión en los años ochenta y su posterior ascenso en el negocio de la restauración tras el colapso soviético. Según ella, una frase que lo marcó desde niño fue “¿Cuándo debería hacerlo? — Ayer”, una expresión que él repetía tras prometer un recado a su padre poco antes de que este falleciera. “Y esa sensación de que no tenía tiempo lo acompañó toda su vida.”

En su recuerdo, Yevgeny Prigozhin no fue únicamente un hombre temido, sino también un hijo que cuidó de su abuela en la enfermedad y que mantenía un fuerte sentido de lealtad familiar. “Cuando dicen que era cruel, que era sangre y todo lo demás, yo pongo en oposición cómo cuidó de su abuela”, señaló.
Dos años después de su muerte, el nombre de Prigozhin sigue dividiendo opiniones dentro y fuera de Rusia. Para unos, fue un criminal y oportunista que se enriqueció gracias a la guerra y la propaganda; para otros, un empresario patriota que defendió la verdad de los soldados en el frente. Su madre, sin embargo, se aferra a la idea de que su hijo buscaba un bien mayor para su país: “No quería ser presidente, eso es absolutamente seguro. Estaba muy a favor de Rusia, quería que el país fuera grande. Y así educó a sus hijos”.