"Nueva era"

Quién gana y quién pierde en el primer acuerdo post-Brexit

La UE ha mantenido el pulso con Londres y, a priori, ha recabado lo que quería, como los doce años de extensión de los permisos de pesca para que la flota de la UE pueda faenar en aguas británicas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (derecha), escucha durante una conferencia de prensa con el primer ministro británico, Keir Starmer (izquierda), después de la cumbre Reino Unido-UE en Lancaster House en Londres, Gran Bretaña, el 19 de mayo de 2025.
EFE/EPA/NEIL HALL / POOL

La primera cumbre post-Brexit entre Reino Unido y la Unión Europea ha dejado la habitual polarización entre quienes reivindican un “triunfo histórico” y la narrativa de condena al “sometimiento” y la “sumisión”. La realidad, como en toda negociación, es mucho más compleja y otorga a ambas partes puntos ante sus respectivas audiencias, pero también concesiones que abren flanco para el ataque.

El envite más complicado era, inevitablemente, para el primer ministro británico, Keir Starmer, quien se expone con cualquier acercamiento a Bruselas a la retórica habitual de “traición” al veredicto del referéndum de junio de 2016. Para la UE, el diálogo debe evitar, ante todo, transmitir la impresión de que Londres se beneficia del Brexit y, como siempre, la reunión de este lunes en la majestuosa Lancaster House, en la capital británica, tenía que armonizar los deseos de Veintisiete miembros.

Pesca hasta 2038

El bloque comunitario mantuvo el pulso y, a priori, recabó lo que quería. El aspecto más destacado de los firmados por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Keir Starmer, fueron los doce años de extensión de los permisos de pesca para que la flota de la UE faene en aguas británicas prácticamente como lo hacía antes del Brexit. El plazo, hasta 2038, es significativamente superior al lustro, como máximo, que se había barajado en las semanas previas a la cumbre, pero Starmer calculó que el precio merecía la pena, a cambio de compensaciones en otras áreas.

Von der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen saluda al primer ministro británico, Keir Starmer
Efe

Una de las más reseñables es el fin de los controles para las exportaciones agrícolas y ganaderas de Reino Unido a la UE, lo que forzará el llamado ‘alineamiento dinámico’ con las normas comunitarias, es decir, que los británicos sigan los estándares europeos en seguridad alimentaria y animal. La contrapartida es que Londres no tendrá voz, ni derecho a veto en lo que Bruselas decida en el futuro, pero el Gobierno espera que las facilidades sustanciales para la industria de la alimentación y el efecto en la factura de la compra sellen la aprobación general.

El pacto en Defensa

El pacto en defensa era el otro gran plato fuerte. sMacron, Starmer, Merz y Tusk honran junto a Zelenski a los ucranianos caídos en la guerra ha aceptado reforzar la cooperación militar, abriendo la puerta a operaciones conjuntas y, crucialmente, permitiendo que compañías británicas puedan participar en el proyecto de rearmamento de la UE, valorado en 150.000 millones de euros en materia de préstamos. Las empresas de Reino Unido podrán pujar en hasta un 35 por ciento del total.

Por último, el cacareado programa de movilidad juvenil, una de las exigencias irrenunciables de la UE y descartado anteriormente por el Ejecutivo británico, aparece también negro sobre blanco en el documento final de la cumbre. Los británicos, sin embargo, han logrado comprar tiempo, ya que el texto habla tan solo de un compromiso al máximo nivel para materializar la iniciativa, pero los detalles deberán ser concretados en el futuro.

El pragmatismo de Starmer

En una negociación política, promocionar las beldades o criticar las cesiones depende de los intereses estratégicos de cada parte. Starmer sintetizó el pacto en tres pilares fundamentales: empleos, facturas y fronteras, un tríptico que refleja su pragmatismo, tras las fracturas del Brexit. La clave ahora será, por tanto, si el acuerdo se deja notar en la práctica, ya sea en el bolsillo ciudadanos, en el crecimiento o en una evidente mejora de la seguridad, pero, de momento, el premier británico aprovecha para reivindicar el relanzamiento de la relación con el socio más cercano, en un contexto de realineamiento de fuerzas a escala planetaria.