Reino Unido

Shabana Mahmood, la hija de migrantes paquistaníes y “musulmana devota” encargada de plantar cara a los ultras de Farage

Recientemente nombrada ministra de Interior, endurece la normativa migratoria para tratar de reflotar a un Laborismo hundido en las encuestas

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La ministra del Interior británica, Shabana Mahmood
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El antídoto del Gobierno británico contra el aparentemente imparable auge del Partido Reforma se llama Shabana Mahmood. Única musulmana del Ejecutivo, hija de migrantes paquistaníes y adalid de la corriente más conservadora en la gran coalición que compone el Laborismo, su estreno como titular de Interior en el congreso anual de su formación ha supuesto un acicate para la izquierda y, a título individual, un reto personal. Como responsable de migración, la gran patata caliente de la arena política en Reino Unido, Mahmood está obligada a articular propuestas tangibles que convenzan al electorado de que se toma en serio el desafío. Ante la pulsión de la extrema derecha y la creciente demonización de los extranjeros, la ministra aplica puño de hierro en guante de terciopelo para intentar restaurar la templanza en un contexto paulatinamente polarizado, en el que la cacofonía diaria dificulta el debate.

La misión va más allá de las meras estadísticas, aunque las cifras importen para un primer ministro, Keir Starmer, cuya caída de popularidad ha sido tan precipitada que, apenas 15 meses después de devolver al Laborismo al poder con una arrolladora mayoría absoluta, ve cómo las quinielas ya no cuestionan si concurrirá a la reelección, prevista en 2029, sino quién lo reemplazará. Este martes tiene una complicada prueba en la tribuna del Centro de Exhibiciones de Liverpool, con un discurso en el que precisa alentar a las bases y persuadir de que tiene la receta para detener la sangría.

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La ministra del Interior británica, Shabana Mahmood, durante su discurso
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En política, la percepción importa tanto como las acciones, por lo que Starmer necesita urgentemente cambiar la impresión de desnorte que ha provocado un hundimiento del Laborismo en las encuestas a un ritmo inversamente proporcional al ascenso de Reforma. En los últimos días, dos sondeos daban a los ultras de Nigel Farage la victoria de celebrarse hoy unas generales y uno de ellos, el elaborado por More in Common para el ‘Sunday Times’, les otorgaba incluso una hegemonía parlamentaria de 96 asientos, frente a los menos de 100 escaños que obtendrían los de Starmer.

De ahí la responsabilidad de Mahmood de recuperar el control de la narrativa en materia migratoria y demostrar que el Laborismo comprende la inquietud ciudadana. “Si no somos capaces de hacer frente a este reto, nuestra visión de un país abierto, tolerante y generoso se apagará”, declaró en su intervención ante el congreso de su partido, en el que alertó también de que el granero tradicionalmente laborista, “las comunidades de las clases trabajadoras”, se alejarán de la formación para abrazar propuestas que consideren que se alinean más con su visión, como está ocurriendo en la actualidad con Reforma.

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La ministra del Interior, Shabana Mahmood, abraza a Rachel Reeves
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“Ministra dura”

En su debut como titular de Interior ante la gran cita anual de su partido, tras poco más de tres semanas en el cargo, Mahmood asumió abiertamente que muchas de sus medidas no van a gustar y que probablemente vaya a ser conocida como una “ministra dura”. Entre sus promesas no faltó la de “hacer lo que haga falta para asegurar las fronteras”, en relación al tráfico irregular de personas en el Canal de la Mancha y el creciente peso político que suponen las llegadas en pequeñas embarcaciones a la costa sur de Inglaterra. Resignada a la impopularidad, la alternativa a la robustez desplegada en su discurso supone para ella la mayor preocupación, puesto que es precisamente la falta de reacción lo que amenaza con condenar a los laboristas al ostracismo.

Como representante de la facción conocida como ‘Laborismo Azul’ (‘Blue Labour’), la menos a la izquierda, y socialmente conservadora por confesión propia, Mahmood ha demostrado no temer agitar conciencias en unas siglas en constante definición ideológica. Cuando en una entrevista reciente le preguntaban por sus ídolos, citó a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher (del Partido Conservador) y a la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto, primeras mujeres en ponerse al frente de sus respectivos países, no necesariamente por su ideario político sino fundamentalmente por haber llegado al poder en “sistemas patriarcales herméticos”.

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La ministra del Interior, Shabana Mahmood, al finalizar su discurso en el Congreso laborista
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La importancia de su fe

Adicionalmente, la ministra de Interior habla con asiduidad de la importancia de su fe en su praxis profesional y se describe como una “musulmana devota”. Procedente de una familia con inquietudes políticas, su padre se puso al frente de la asociación local del Laborismo en Birmingham, su ciudad natal y a la que desde 2010, con apenas 29 años, representa en el Parlamento. De hecho, todavía hoy la ministra vive al lado de sus progenitores, al menos, el poco tiempo que pasa en el hogar, puesto que es conocida por una disciplina estajanovista y jornadas laborales de hasta 16 horas.

Ella misma se refería este lunes, durante su discurso, al extraordinario viaje que la había llevado hasta la tribuna del Centro de Exhibiciones de Liverpool. Pero también reconoció las tensiones internas, evidenciadas en la reciente marcha de la extrema derecha que llegó a aglutinar a unas 150.000 personas en el centro de Londres, en la que se corearon eslóganes racistas. “En su visión de este país, yo no tengo lugar”, condenó, si bien apuntó que desdeñar lo ocurrido sería “ignorar algo más grande, más amplio”, y declaró que es hora de comprender “por qué tanta gente cree que este país no funciona para ellos”.

Ganarse “el derecho a permanecer” en Reino Unido

Su historia personal es, sin embargo, su mejor aliada para mitigar las críticas por el endurecimiento de la política migratoria. Frente a las propuestas más radicales de Nigel Farage, quien recientemente prometía la abolición del derecho de residencia permanente, Mahmood apuesta por reformar los requisitos, incluyendo, entre otros, no recibir prestaciones sociales, un impecable historial criminal, un mayor nivel de inglés y, crucialmente, la exigencia de “contribuir a la comunidad”, con actividades como el voluntariado. La nueva tesis es que “el tiempo pasado en este país no es suficiente” y, como prueba de cómo su impronta individual influye en su concepción política, tiró de experiencia propia para esbozar el espíritu de la nueva mano dura: “Al igual que hicieron mis padres, el derecho a permanecer en este país tiene que ganarse”.