Afganistán ha entrado en una nueva fase de aislamiento después de que los talibán ordenaran un cierre total de Internet en todo el país, lo que ha aislado a millones de personas del mundo exterior y ha paralizado servicios esenciales.
El organismo de control de Internet Netblocks confirmó el martes que Afganistán estaba sufriendo un “apagón total de internet”. Durante días, circularon informes de que los talibanes estaban cortando sistemáticamente las conexiones de fibra óptica en varias provincias. Las autoridades describieron la medida como parte de los esfuerzos para prevenir la “inmoralidad”, pero muchos afganos temían que los cortes fueran el preludio de algo más grave. Sus peores temores se han hecho realidad.

Las agencias de noticias internacionales afirman que sus oficinas en Kabul han dejado de funcionar. Las redes móviles y la televisión por satélite se han visto gravemente afectadas. Según los medios de comunicación locales, los vuelos desde el aeropuerto de Kabul también han sido suspendidos, lo que pone de relieve la dependencia de las infraestructuras básicas de los sistemas digitales.
“El mundo se volvió oscuro”
Los afganos de todo el país describieron la creciente ansiedad que les provocaba la vida sin conectividad. “Antes estudiaba obstetricia, pero, por desgracia, ese programa fue prohibido para las mujeres”, indicó Shakiba, una joven de la provincia de Takhar a la BBC. “La única esperanza que nos quedaba era Internet y el aprendizaje en línea. Cuando me enteré de que habían cortado internet, el mundo se volvió oscuro para mí“.

Fahima, una estudiante del este de Afganistán, expresó una desesperación similar a la cadena británica. “Mis dos hermanas y yo estudiábamos en línea. Solíamos estar al día de las noticias y la tecnología a través de internet, pero ahora no podemos mantenernos al día ni aprender nuevas habilidades. Soñábamos con terminar nuestra educación y ayudar económicamente a nuestro padre, pero ahora… Todas nos sentamos en casa sin hacer nada“.
Un largo historial de de restricciones
Desde que volvieron al poder en 2021, los talibanes han reforzado su control sobre la sociedad afgana, imponiendo estrictas prohibiciones a la educación y el trabajo de las mujeres. A principios de este mes, retiraron de las universidades alrededor de 140 libros escritos por mujeres, prohibiendo temas como los derechos humanos y el acoso sexual.

Los talibanes llevan mucho tiempo viendo con recelo internet. Cuando gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, lo prohibieron por completo. Durante sus años de insurgencia, destruyeron regularmente torres de telefonía móvil y obligaron a proveedores como MTN a abandonar el país. En los últimos meses de la guerra, los cortes localizados se convirtieron en herramientas habituales para silenciar la disidencia. Tras la caída de Kabul en 2021, los talibanes cortaron brevemente las conexiones para sofocar las protestas.
El aislamiento se agrava
Ahora, con todo el país desconectado, Afganistán está entrando en territorio desconocido. Los grupos de ayuda humanitaria advierten de que las operaciones humanitarias, ya frágiles tras años de conflicto y sanciones, pueden verse afectadas sin conectividad. Las familias que dependen de las remesas temen quedarse sin apoyo financiero.
Para muchos afganos, el apagón no solo supone la pérdida de servicios, sino también la pérdida de su futuro. Como reconoció Shakiba: “Queremos estudiar. Queremos recibir educación. Queremos poder ayudar a la gente en el futuro. Sin Internet, todo eso desaparece”.