Venezuela

Trump estrecha el cerco a Maduro tras la salida de Machado de Venezuela

La incautación del petrolero ‘Skipper’, las sanciones a sus "narcosobrinos" y los mensajes de Trump elevan el pulso en el Caribe mientras la Nobel venezolana afirma desde Oslo que “el régimen está más débil que nunca”

Maduro
Nicolás Maduro junto a su esposa Cilia Flores en Caracas
Efe

María Corina Machado pisa Oslo en un momento decisivo para la crisis venezolana. Su llegada a Europa, tras una salida del país extremadamente delicada, no sólo ha escenificado las debilidades del régimen de Maduro, sino también uno de los ataques más duros de Washington contra Caracas en semanas: la incautación del petrolero Skipper a escasos kilómetros de la costa venezolana. El gesto ha ampliado el alcance de la presión ejercida por el Gobierno de Donald Trump, que lleva semanas reforzando su presencia militar en el Caribe y endureciendo el discurso contra Nicolás Maduro.

Machado, que ya ha podido hablar ante la prensa internacional, dejó claro el papel que ha jugado Estados Unidos “Las operaciones en el Caribe han sido decisivas para llegar al punto en el que estamos, en el que el régimen está más débil que nunca”. Su voz recupera el foco de las cámaras tras más de un año en la clandestinidad y se incorpora a un escenario que avanza más rápido desde que consiguió abandonar Venezuela.

Preguntada al respecto, Machado ha insistido en que “desconozco si algún gobierno, en este caso de Estados Unidos, tiene un ‘deadline’, nosotros vamos hasta el final“.

Trump
La ruta de María Corina Machado para salir de Venezuela
KiloyCuarto

El giro de Washington

El presidente Trump anunció la operación sobre el Skipper como un aviso en toda regla. Un grupo de militares abordó el buque desde helicópteros, siguiendo una orden de incautación vinculada al transporte de crudo sancionado. Para la Casa Blanca, no se trata solo de cortar redes ilegales, es también una demostración de fuerza en medio de una crisis lleva agravándose semanas.

El petrolero Skipper, visto en una imagen de satélite a unos 9,6 kilómetros de la costa de Venezuela, el 27 de noviembre

La Guardia Costera, la Marina y varias agencias federales participaron en la operación. Y no ha pasado desapercibido que el despliegue naval estadounidense en la zona -incluido un portaaviones- lleva semanas creciendo. La estrategia es clara: mantener una presión sostenida sobre el régimen venezolano, enviar un mensaje a los mandos militares y reforzar la idea de que Washington no va a reducir su nivel de exigencia. De hecho, si para algo ha servido la salida de Machado ha sido para reforzar la narrativa de que Maduro empieza a perder el control del territorio.

La reacción del chavismo

Caracas respondió con acusaciones de “piratería internacional” y denunció un intento de “despojar al país de sus recursos energéticos”. Maduro, además, aprovechó la entrega del Nobel para atacar a Machado, a quien calificó de “nazi”.

Machado
La Nobel de la Paz, María Corina Machado, en el Parlamento noruego en Oslo
Efe

La incautación del Skipper no ha sido el único detonante. Desde hace semanas, las advertencias de Trump sobre un posible paso adicional -desde ataques selectivos contra redes de narcotráfico hasta una operación más amplia- inquietan a un Gobierno venezolano en el que cada movimiento estadounidense se interpreta como preparación para un escenario mayor. Una posible intervención militar estadounidense en Venezuela es ya el elefante en la habitación.

Machado entra de lleno en la escena internacional

Desde Oslo, Machado intenta consolidar su posición. Asegura que la oposición trabaja “de manera ardua” con el Gobierno estadounidense para explicar su plan de transición y reitera que no participa en ninguna operación de seguridad nacional. Reforzada por el premio y por la expectación global que ha generado su llegada a Europa, sostiene que no contempla el exilio y que regresará a Venezuela. Y todo apunta a que lo hará, como en su salida, con el apoyo de la Administración Trump.

“No estamos involucrados en absoluto en las decisiones u operaciones relacionadas con la seguridad nacional de otros países”, aseveró Machado. “Cada país tiene su propio derecho a la legítima defensa y cuando sienten que su seguridad nacional está en juego, actúan en consecuencia”, avisó la Premio Nobel de la Paz, para quien “Venezuela ya había sido invadida” por agentes rusos, iraníes, grupos terroristas como Hizbulá y Hamás o cárteles de la droga.

Si mientras Machado aterrizaba en Oslo el miércoles, Trump anunciaba que había incautado un buque venezolano, este jueves, la Administración Trump ha vuelto a mover ficha. El Departamento del Tesoro de EE UU anunció nuevas sanciones dirigidas a personas y empresas vinculadas a Maduro. Las medidas afectan a tres sobrinos de la primera dama Cilia Flores, así como a un empresario con operaciones en Venezuela y a seis compañías navieras que trasladaban petróleo venezolano.

Un tablero que se mueve

De momento, Washington continúa moviendo piezas en el Caribe, Caracas eleva el tono y los socios latinoamericanos observan con atención una crisis que puede tener efectos regionales. Entre tanto, la presencia de Machado en Oslo añade presión adicional sobre un régimen que no ha logrado impedir ni su salida ni su proyección internacional.

Lo que ocurra a partir de ahora dependerá en gran parte de la respuesta de Maduro y de la estrategia que mantenga Estados Unidos. Trump ya ha avisado de que seguirá adelante y Maduro insiste en que defenderá la soberanía venezolana “en cualquier instancia”.