Opinión

Genocidio

María Jesús Güemes
Actualizado: h
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El otro día leí una entrevista de un historiador y exsoldado israelí que calificaba de genocidio lo que está haciendo Israel con el pueblo palestino. Pero, bueno, algunos dirán que este experto no tiene ni idea. Da igual su nombre, puede ser una eminencia o un simple profesor. No importa, le desautorizarán.
Para los que lo niegan tampoco son relevantes los numerosos informes que han realizado varios organismos internacionales. Y, por supuesto, también se equivocan Amnistía Internacional y Human Rights al denunciar la barbarie a la que está sometida la Franja de Gaza. Se desoye su voz, aunque cada vez se eleven más. También las de famosos y ciudadanos que se suman a las críticas, protestan y piden que se adopten medidas. No incitan a la violencia, más bien claman contra una injusticia.

Para algunos ni siquiera tiene validez el informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU. Aunque este reconozca que el término adoptado se ajusta perfectamente a la situación. Además, pide a los Estados parar la masacre y si no lo hacen, avisa, en el futuro podrán enfrentar consecuencias legales. Es una contundente acusación que el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ha rechazado de plano calificando a los autores de la investigación de actuar “como representantes de Hamás”.

Ciudad de Gaza
Misiles lanzados desde Israel impactan en la zona de la Torre Harmony durante un ataque aéreo israelí al oeste de la ciudad de Gaza
Efe

Hay gente a la que no le quita el sueño que vaya en aumento la cifra de muertos. Se estima que son más de 65.000 personas. Aunque Naciones Unidas dice que deberíamos empezar a calcular unas 680.000 víctimas porque este es el número señalado por algunos académicos y científicos. A ello hay que sumar las bombas, el hambre y el dolor. A veces, seguir vivo se convierte en un destino peor.
Es terrible pensar en los pequeños. Ya lo dice Jorge Drexler en su última canción: “No hay signo, no hay bando, no hay ideología, ni misterio, no hay un solo fin que justifique cualquier medio (,..) No hay tuyos, ni suyos, ni míos. Si son niños, son nuestros (Todos los niños son nuestros)”.

Muchos políticos, algunas instituciones y varios países se ponen de perfil a la espera de que la Corte Internacional de Justicia se pronuncie. No lo confundamos con otro tribunal: la Corte Penal Internacional, que ya emitió en noviembre de 2024 una orden de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Gallant, al considerarlos responsables de crímenes de guerra y lesa humanidad.

Tarde o temprano llegará la rendición de cuentas. Mientras tanto, lo que está sucediendo no se puede defender, no se puede avalar, no se puede proteger, no se puede minusvalorar… Sólo se puede condenar de forma rotunda. Esto es lo que yo aprendí de la Historia, tras ver a los judíos en un campo de concentración nazi y al mundo entero pidiendo que jamás se llegase a repetir algo así. Esto es lo que me enseñaron mis padres, que me dieron una educación y me inculcaron una serie de valores.

Palestinos desplazados esperan llenar contenedores con agua potable en medio de la destrucción en el campamento de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el 24 de agosto de 2025.
EFE/EPA/HAITHAM IMAD

Para el que todavía duda que lea la definición que hace de genocidio la Real Academia de la Lengua. Habla de “exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”. No sé si esto le sonará a quien contemple las imágenes que nos llegan. Tal vez no sea suficiente, tal vez tengan que palpar la sangre derramada.

Quien apoya a Israel tiene intereses económicos o ha borrado de su ser la bondad. Es así de simple. No hay que darle más vueltas. Los que nos mojamos sólo lo hacemos porque confiamos en que, al final, el grito de todos sirva para algo.

“Imaginaos ahora a un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo, fácilmente le sucede perderse a sí mismo”, señalaba Primo Levi en uno de sus libros.

Ahora se le caería la cara de vergüenza. Ahí tenemos su testimonio como superviviente de Auschwitz para recordar las atrocidades cometidas y no permanecer impasibles ante asesinatos masivos a la población civil.

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