Francina Armengol llegó este martes al Senado por segunda vez para matizar la versión que dio en junio de 2024 sobre su relación con Víctor de Aldama, comisionista de la trama Koldo. En su primera comparecencia, dijo no haberse reunido jamás con el empresario. Pero en los medios de comunicación Aldama aseguró que se había visto con ella. Declaraciones que llevaron a Armengol a rectificar. Este lunes, reconoció tímidamente el encuentro. Dijo que revisó con su secretaria la agenda y encontró una cita con el CEO de Globalia: “Lo único que nos cuadra es que Aldama acompañara a Pepe Hidalgo”, admitió.
En ese momento, Aldama era asesor de Air Europa una compañía aérea crucial para el Govern Balear. De ahí que Armengol encuadrara el encuentro en la normalidad absoluta, para compartir sensaciones sobre las negociaciones que estaba llevando IAG con Iberia para fusionarse. Algo que la entonces presidenta de Baleares pensó iba a ser perjudicial para Baleares.
Ante este cambio de versión en las comparecencias de la comisión, el Tribunal Supremo ha preguntado a la Fiscalía si debería investigar a Armengol por falso testimonio, según las fuentes consultadas por Artículo14.

Durante la sesión muy bronca del martes, los senadores de PP y Vox le acusaron de haber mentido y sacaron a relucir continuamente el runrún que sobrevuela desde hace meses sobre la posibilidad de que la UCO de la Guardia Civil le incluya en su investigación por su posible vinculación en la trama corrupta. “Yo no he cobrado nunca ninguna comisión. Tengo la conciencia hipertranquila” reivindicó en la Cámara Alta.
Aldama, además, filtró a algunos medios de comunicación unas conversaciones con Armengol en las que hablaban de mascarillas infantiles. Pero esta información también la desmintió categóricamente: “No le conozco, no me he whatsappeado nunca con él, no tengo su contacto y no he hablado nunca con él”. Aunque a renglón seguido, reconoció: “Puede ser posible que enviara este mensaje a diferentes personas para ver si era posible tener esas mascarillas”.
Por el momento, la Unidad Central Operativa lo único que tiene sobre la mesa son unos mensajes que intercambió Koldo García con ella en los que este le proponía cerrar contratos de material sanitario con las empresas afines a la trama. Armengol le pasó el contacto de su consellera de Salud y cerró la conversación diciendo: “Vale cariño te mantengo informada”. Un trato cercano que justificó porque se mostró como una “persona cariñosa”.

Conversaciones que la presidenta del Congreso sí reconoce, pero que enmarca en el contexto de la pandemia donde se buscaba de forma desesperada material sanitario. “Le conocí como asesor de Transportes, de ahí son mis comunicaciones con él. Eran cuestiones de trabajo para intentar salvar vidas y recuperar la economía de Baleares. Era mi obligación y estoy orgullosa de hacerlo. Es imposible que yo recuerde una conversación como esta de hace cinco años”, explicó.
Los senadores también sacaron a relucir las informaciones que le involucran con José Ruz, uno de los presuntos corruptores de la trama, dueño de Levantina Ingenieria. Su gobierno habría cerrado contratos de 12,7 millones de euros de valor por unas obras que nunca se acabaron. Armengol dijo que “no conocía de nada” a ese empresario y que “nunca” en su vida había “dado una orden o he insinuado que se contratara a una empresa”. Versión compartida por el propio Ruz que confirma a este periódico que “no la conoce de nada y nunca ha hablado con ella”.
Por último, también negó contactos con otro de los empresarios involucrados en la trama, con Ignacio Díaz Tapia, socio de Aldama. Su empresa, Megalab cerró un contrato de 1,1 millones de euros de material sanitario. La UCO encontró mensajes intercambiados entre Tapia y la consellera de Salud de Armengol concertando reuniones. Acto seguido, Tapia comentaba con Aldama el éxito que iba a suponer llevar a término estos negocios: “Como sigamos así, el chino no va a parar de hacer máquinas”, decía Tapia.