Pedro Sánchez llegó al Consejo Europeo con los equilibrios internos muy presentes. A pesar de la presión de Donald Trump y el malestar de Sumar, Moncloa mantiene su hoja de ruta intacta: no subir el gasto militar al 5% del PIB y reforzar su posición en la OTAN a través de gestos concretos, no de cifras. Pedro Sánchez trató de convencer a sus homólogos europeos de que España cumple con sus compromisos y de que su estrategia de defensa es “seria y responsable”.
“España es un país confiable, un país que cumple con sus compromisos”, insistió el presidente nada más aterrizar en Bruselas, en respuesta a los nuevos ataques del líder estadounidense, que la noche del miércoles volvió a señalar a España por “no jugar en equipo”. “Creo que tendrías que hablar con España”, dijo Trump a Mark Rutte. “Aparte de España, todos lo cumplen al cien por cien”, reprochó el presidente estadounidense.
Sánchez, consciente de las continuas desautorizaciones de Trump su Ejecutivo –hasta cinco en los últimos diez días– evitó el choque directo. “El presidente Trump sabe que no solamente estamos cumpliendo con nuestras obligaciones y capacidades, sino que además hemos corregido incumplimientos de otras administraciones, como las del Partido Popular”, afirmó dejando la pelota en el tejado de la oposición.

Escenificar compromiso sin alterar el rumbo
Los planes del Gobierno pasan ahora por demostrar su compromiso sin modificar su política. Así, el presidente del Gobierno, anunció desde la capital europea que España se incorparará al programa de la OTAN para comprar armas a Estados Undios y después dárselas a Ucrania.
“Somos un país comprometido con el apoyo y la defensa de Ucrania y manifestamos que íbamos a incorporarnos a este programa”, explicó el presidente, que habló el martes con Volodímir Zelenski para coordinar la ayuda.
Desde Moncloa aseguran a este periódico que la decisión se tomó la semana pasada y que ésta “refuerza el compromiso con la Alianza Atlántica”. Una “decisión meditada”, explican las fuentes consultadas, que a su juicio, demuestra fiabilidad internacional. “España es un socio fiable”, repiten como si fuera un mantra desde Exteriores hasta Defensa, donde recuerdan que España ya destina más de 1.000 millones de euros anuales a la ayuda militar a Kiev.

Bruselas pide más ambición
En Bruselas, sin embargo, creen que el plan de Sánchez se queda corto. El mensaje que se desprende de la cumbre es claro: Europa quiere avanzar hacia una defensa más autónoma y preparada para 2030. Los líderes europeos consideran que la guerra en Ucrania ha acelerado la necesidad de reforzar las capacidades comunes y de reducir las dependencias estratégicas. De hecho, desde el Consejo recuerdan a Artículo14 que la OTAN es “la base de la defensa colectiva de todos los estados miembros”.
La idea es “instar a los Estados miembros a orientar cada vez más la inversión en defensa”, aseguran las fuentes consultadas. Aunque el texto final, interpretan en la Moncloa, va más allá del marco que defiende España, el Gobierno sostiene que comparte el objetivo de una Europa más fuerte sin duplicar esfuerzos ni entrar en una carrera presupuestaria.
Equilibrio interno y presión externa
En el Gobierno también reconocen que el debate europeo sobre el gasto militar genera tensiones en la coalición. De hecho, fue Sira Rego la encarga de verbalizar en público el planteamiento de su formación. “Creemos que cuando hablamos de seguridad y defensa tenemos que ampliar el foco”, explicó la ministra, que reconoce que, tanto en Sumar como en Izquierda Unida, siempre han sido “críticos” con el aumento del gasto militar “en general”.




