Existe una falsa creencia que vincula a la Iglesia con la ideología de derechas, pero la realidad es que Iglesia católica -en su conjunto- no se identifica con ninguna ideología ni partido político. En temas sociales la Iglesia puede parecer de izquierdas y, en otros, como el aborto o la familia, su discurso se acerca a la derecha más tradicional. Hay católicos de izquierdas y de derechas, progresistas y conservadores. No es una novedad que VOX busque atraer a esos votantes católicos que no comulgan con las ramas más progresistas dentro de la Iglesia.
El último enfrentamiento entre la Iglesia y VOX se ha producido tras la aprobación de una moción promovida por VOX -y respaldada por el PP- que prohíbe el uso del polideportivo municipal de Jumilla (Murcia) para festividades religiosas islámicas. Tras dicha propuesta, la Conferencia Episcopal ha salido en defensa de la comunidad musulmana. Algunos han tachado a la formación de Abascal de islamófoba.
Así, la institución religiosa ha rechazado públicamente el veto al uso del polideportivo de Jumilla para fiestas islámicas y ha denunciado que restringir por “motivos de fe” es una “discriminación intolerable” en una sociedad plural y democrática.
Pero la polémica ha ido escalando. Tras un comunicado de la Conferencia Episcopal, varios representantes eclesiásticos han expresado su rechazo al veto impuesto en el municipio murciano. Uno de los más contundentes ha sido el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, que realizaba la siguiente afirmación: “Un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano, y se tiene que decir con toda la contundencia”. Una frase que ha verbalizado Planellas, esta semana, al ser preguntado por Santiago Abascal.
Por su parte, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha defendido la libertad de culto en un artículo, manifestando que “el uso ordenado de un polideportivo para unas festividades tradicionales, familiares y de fe no parece perturbar la convivencia en una población con una presencia significativa de pluralismo religioso”.
La realidad es que, en este enfrentamiento, Abascal no se ha quedado corto y ha lanzado dardos directos contra la Conferencia Episcopal. El presidente de VOX se ha despachado contra “una parte” de la jerarquía católica, llegando a insinuar que sus posturas están condicionadas por subvenciones públicas, directas o canalizadas a través de organizaciones caritativas que apoyan a inmigrantes. Abascal ha llegado a sugerir que los escándalos de abusos sexuales han dejado a la Iglesia “amordazada” frente a determinadas políticas.
Las críticas no han quedado ahí. El líder de ultraderecha ha aprovechado el foco para volver ha criticar el posicionamiento que tuvo “una parte de la jerarquía eclesiástica” con el Valle de los Caídos y ha reprochado así al secretario general de los obispos, César García Magán, respecto a su petición frustrada en Castilla y León para que las mujeres dispuestas a abortar tuvieran que escuchar antes el latido del feto. Fue una de las polémicas propuestas cuando el exvicepresidente, Juan García Gallardo, se mantenía en el cargo y en el partido.
Argüello se acerca a VOX
Así, dentro de VOX existen grupos ultracatólicos que no coinciden con la Conferencia Episcopal, a pesar del acercamiento a la formación llevado a cabo por el presidente de la institución, Luis Argüello.
Este mismo verano, el arzobispo y Abascal coincidieron en la presentación del último libro de uno de los filósofos de cabecera de VOX, Miguel Ángel Quintana Paz. En dicho acto, Monseñor Arguëllo hizo suyo uno de los mantras de la ultraderecha católica: la necesidad de una “batalla espiritual” para que los creyentes participen en la “batalla cultural”. En las últimas semanas ha llegado a pedir elecciones anticipadas, generando cierta incomodidad dentro de la institución que preside.
Detrás de ese acercamiento de Argüello a las tesis de VOX se encuentra el Instituto ISEEP, uno de los ‘think tank’ de VOX -dirigido por Quintana Paz- donde el presidente de la Conferencia Episcopal imparte clases como profesor. Pocas cosas en la vida son una coincidencia.
Preocupación en sectores del PP
Con la moción de Jumilla y con los incidentes ocurridos en Torre Pacheco, VOX ha devuelto la inmigración al centro del debate nacional. Saben que es un tema clave para su electorado. La formación de Abascal está utilizando Murcia como una especie de laboratorio, donde intentan ejecutar sus iniciativas.
Lo cierto es que, en algunos sectores del Partido Popular, existe cierta preocupación. El presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, transmitió a los líderes autonómicos que tenían que ser más contundentes en materia migratoria, pero las polémicas vividas en Murcia no convencen a todos.
Así, el PP está enfangado en la lucha por obtener votantes con VOX. Miembros del Comité Ejecutivo Nacional creen que no hay que hablar de VOX y evitar debates como el de Jumilla: “Entre la copia y el original, se van a quedan con el original”, opinan estas fuentes. Además, miembros del partido piensan que no hay que entrar en debates que puedan activar al electorado progresista.
La estrategia de Moncloa pasa por eso. En un contexto de elecciones, lo que va a movilizar al votante de izquierdas es el “miedo al auge de la ultraderecha”. Es una teoría compartida a todos los niveles dentro del PP.