¿Es cierto que los pedos pueden mejorar tu circulación? Lo que dice la medicina sobre flatulencias y salud vascular

Las flatulencias pueden llegar a ser buenas para la salud, pues según la ciencia hay relación entre esta expulsión de gases y la circulación

Hablar de pedos suele asociarse más a la risa o la incomodidad que a la ciencia. Sin embargo, detrás de este proceso natural del cuerpo humano existe un componente químico que ha despertado el interés de los investigadores en los últimos años: el sulfuro de hidrógeno . Este gas, conocido por su olor característico, no solo está presente en las flatulencias, sino que también se produce de manera interna como parte de funciones biológicas esenciales.

Pese al olor, las flatulencias pueden ser buenas para la salud

El origen del mito: pedos e hipertensión

En 2008, un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins y otros centros de EE. UU. publicó un estudio que cambió la forma de entender este gas en el organismo. Descubrieron que el sulfuro de hidrógeno actúa como regulador natural de la presión arterial, ayudando a dilatar los vasos sanguíneos y, por tanto, a mantener la tensión en niveles adecuados.

En pruebas realizadas con ratones, al bloquear la producción interna de este gas, los animales desarrollaban hipertensión. Cuando recuperaban la capacidad de generarlo, sus niveles volvían a la normalidad. El hallazgo abrió un campo de investigación prometedor, pero también dio pie a una confusión: ¿significa esto que tirarse pedos es bueno para el corazón?

¿Expulsar gases mejora la circulación?

La respuesta es clara: no. Aunque el sulfuro de hidrógeno está presente en las flatulencias, su efecto beneficioso ocurre dentro del organismo, no cuando se libera al exterior. El estudio nunca sugirió que emitir gases intestinales tenga un impacto directo en la salud vascular; esa interpretación fue fruto de una lectura exagerada y de titulares llamativos que se viralizaron con rapidez. En otras palabras: el pedo en sí no mejora la circulación. Lo que sí tiene relevancia es la producción interna y controlada de este compuesto en órganos y tejidos.

El papel del intestino y la microbiota

Lo que sí ha quedado demostrado es que el intestino y las bacterias que lo habitan, la microbiota intestinal, tienen un papel en la producción de pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno. Durante el proceso de digestión, algunos de estos compuestos pueden pasar al torrente sanguíneo y participar en la vasodilatación, ayudando a relajar los vasos sanguíneos y favoreciendo la circulación. Por ello, mantener un intestino saludable mediante una alimentación equilibrada, rica en fibra y acompañada de buena hidratación, puede tener un efecto indirecto en la regulación de la presión arterial.

De la flatulencia al laboratorio

Lo interesante es cómo algo tan cotidiano como una flatulencia ha servido para abrir nuevas vías de investigación médica. Actualmente, los científicos trabajan en el desarrollo de fármacos basados en compuestos que imitan el efecto del sulfuro de hidrógeno. Estos medicamentos, todavía en fase experimental, podrían convertirse en una alternativa terapéutica para pacientes con hipertensión o problemas cardiovasculares. De hecho, la medicina moderna estudia cómo aprovechar los beneficios de este gas de forma segura y controlada, sin necesidad de depender de la digestión o de la microbiota.

Una verdad menos literal de lo que parece

En resumen, la idea de que los pedos mejoran la circulación es más mito que realidad. No es la flatulencia en sí la que protege al corazón, sino la función interna del sulfuro de hidrógeno como molécula de señalización en el organismo.

Este gas, a pesar de su mala fama por el olor desagradable, desempeña un papel fundamental en el equilibrio vascular y en la salud del sistema circulatorio. Así que, aunque tirarse un pedo no va a salvarte de un infarto, sí es cierto que dentro del cuerpo se esconde un mecanismo natural sorprendente que aún se sigue investigando.

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