Las olas de calor extremo se han convertido en un fenómeno cada vez más frecuente e intenso, con consecuencias notables inmediatas y a futuro. Según un nuevo estudio científico, las olas de calor nos hacen envejecer considerablemente. Y lo hacen de manera similar al desgaste provocado por la alcoholemia o el tabaquismo.
Este fenómeno representa una amenaza silenciosa para la salud pública, particularmente en regiones como España. Aquí, la temperatura aumenta prácticamente cada verano y la frecuencia de olas de calor intensas se ha multiplicado por diez en los últimos 40 años.
Cómo las olas de calor nos hacen envejecer

Un estudio de la revista Nature (Alemania) ha encontrado hallazgos reveladores en los efectos de las olas de calor en las personas. Los datos se han obtenido tras estudiar a casi 25 mil personas de Taiwán y sus historiales médicos durante 15 años.
Según el estudio, la exposición prolongada a temperaturas extremadamente elevadas desencadena procesos de estrés oxidativo e inflamación sistémica. Estos aceleran el envejecimiento celular de manera comparable a los efectos del consumo crónico de alcohol o de tabaco.
Este calor excesivo obliga a nuestro organismo a regular su temperatura constantemente. Lo hace a través de la circulación periférica y del sudor, que acaban provocando un estrés oxidativo. Esto “envejece” nuestras células, reduce las funciones mitocondriales y daña las membranas celulares, entre otros daños.
Al desregularse la temperatura corporal, el organismo y sus células se ven seriamente afectados. Se genera una oxidación y un deterioro que es bastante similar a los efectos causados por el abuso del tabaco y del alcohol.
Qué tienen en común el calor, el alcohol y el tabaco

La publicación científica compara el efecto del tabaco y del alcohol con cómo las olas de calor nos hacen envejecer.
El estrés oxidativo celular es prácticamente igual de potente por las tres partes. Lo mismo sucede con la inflamación de nuestros sistemas y del envejecimiento celular, muy parecido en los tres casos según el estudio científico.
También es similar, aunque en menor el medida, el daño mitocondrial. Donde sí hay más diferencia notable, pero es igualmente un daño a considerar, es en la alteración de los extremos de los cromosomas. Este suceso se conoce como acortamiento telométrico, y puede causar anomalías como cáncer.
En el estudio evidencian que las zonas rurales y las personas mayores son las más afectadas por los efectos del calor. Probablemente, causado por el limitado acceso en el país de Taiwán a las protecciones pertinentes y a los sistemas de acondicionamiento del aire.
Los trabajadores al aire libre y a condiciones de calor excesivas también son las principales víctimas de este envejecimiento acelerado. En resumidas cuentas, las personas que no disponen de refrigeración y otras protecciones suficientes son las que más sufren.
La conclusión es clara: las personas más expuestas a temperaturas más altas, ven acelerado el envejecimiento de sus organismos. Las olas de calor nos hacen envejecer, y aunque la investigación apunta a una posible adaptación corporal en algunos casos de los estudiados, no hay que descuidar nuestra exposición al calor y sus efectos.