Educación

“El Ardal nos cambió la vida”: familias se movilizan para evitar el cierre de un centro clave para la inclusión

El cierre de la escuela El Ardal ha desatado la preocupación de familias y docentes, que alertan sobre el riesgo de perder un proyecto educativo inclusivo

el ardal

La comunidad educativa de El Ardal, junto con la asociación ComoUnoMás y decenas de familias, ha alzado la voz ante la orden de cierre del centro escolar emitida por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Consideran que la medida supone “un daño irreparable para más de 140 niños y niñas” que encuentran en este proyecto educativo un entorno inclusivo y respetuoso con sus necesidades.

El 12 de septiembre de 2025, con el curso escolar ya iniciado, la dirección de El Ardal recibió la notificación definitiva de cierre por cuestiones administrativas relacionadas con el uso del suelo. Esta decisión ha generado una profunda preocupación entre las familias, que exigen al consistorio que “abra cauces de diálogo y se planteen soluciones viables para evitar el cierre de la escuela”. Este lunes 13 de octubre cerrará a pesar de la lucha de las familias de los alumnos.

La escuela es un centro homologado por la Comunidad de Madrid, y su enfoque pedagógico es especialmente valioso para familias con hijos neurodivergentes o con discapacidad, al ofrecer una atención educativa adaptada a las necesidades individuales. El cierre afectaría especialmente a más de 30 alumnos con necesidades específicas, para quienes la continuidad educativa y emocional es fundamental.

Según advierten las familias afectadas, la ruptura de rutinas y vínculos podría generaransiedad, desarraigo y tristeza”, afectando tanto su salud mental como física. Además, más de 25 profesionales del centro se enfrentan a una situación laboral incierta en pleno curso.

Un modelo inclusivo

El Ardal no es una escuela convencional. Es un referente en educación emocional, inclusión real y respeto por la diversidad. Su reconocimiento como Green School destaca su compromiso con valores ambientales, creatividad y respeto por el entorno. Las familias consideran que el cierre no solo vulnera el “interés superior del menor”, principio reconocido por la Convención sobre los Derechos del Niño y la legislación española, sino también el derecho constitucional a elegir el tipo de educación para sus hijos.

La comunidad educativa inició una campaña en la plataforma Change.org que en apenas 72 horas reunió más de 16.000 firmas, evidenciando el amplio apoyo social a la continuidad del proyecto. Cabe recordar que el Colegio tiene varios certificados, entre ellos el premio al segundo lugar de los premios Internacionales “Yo Incluyo”, organizados por “Aula Desigual” de escuelas hispanohablantes.

“Este cole nos salvó de medicarlo”

Entre las familias afectadas está Natalia Sánchez, madre de un niño de 12 años con autismo, retraso cognitivo y discapacidad intelectual. Natalia relata que su hijo “pasó por varios coles” dentro del sistema educativo ordinario, caracterizado por aulas masificadas, una única profesora y apoyos insuficientes. Explica que las necesidades de su hijo eran abordadas “de una forma muy conductual, con economías de fichas, premios y castigos”, un enfoque que él percibía como “muy amenazante”, provocándole ansiedad e irritabilidad.

La situación cambió cuando llegaron a El Ardal. Natalia describe cómo en este centro adoptaron un enfoque “no conductista, sino más bien humanista”, donde “sus conductas estaban vistas ya como un mensaje y no como un problema”. Esto permitió identificar las verdaderas barreras y adaptar las expectativas de forma realista, respetando sus ritmos de aprendizaje y sus necesidades físicas, como el bajo tono muscular que le dificultaba permanecer sentado en clase.

Con este cambio de perspectiva, su hijo empezó a mejorar “significativamente mes a mes en sus habilidades adaptativas, su flexibilidad cognitiva, su desarrollo socioemocional y comunicativo”. Natalia destaca especialmente la integración en el aula: “La forma en la que está integrado a sus compañeros es realmente maravillosa. Aquí el planteamiento de la inclusión y ver la diversidad como riqueza. Este cole lo sabe practicar de forma cotidiana, con lo cual todos los compañeros ven a mi hijo como un niño más”.

Para ella, El Ardal fue decisivo: “Básicamente para mí este cole nos salvó de prácticamente medicarlo por trastorno obsesivo compulsivo. No tuvimos que recurrir a darle antipsicóticos, como sí sucede en la mayoría de los niños que tienen estos desafíos y están expuestos a un sistema rígido y tradicional. Para mí este cole nos salvó de lo que hubiera sido básicamente la psiquiatrización de la forma de ser de mi hijo”.

“Esto es su bienestar”

Otra madre, con dos hijos con perfiles muy distintos -uno con parálisis cerebral y autismo y otro con altas capacidades-, comparte también su experiencia. Explica que llegaron a El Ardal “en una búsqueda desesperada por encontrar una institución que cubriera las necesidades de mi hijo, que lo atendiera con amor, que lo enseñara y que lo haga feliz”. Antes de dar con el centro, la familia había pasado por “muchas otras instituciones” e incluso se había mudado de país “un par de veces buscando una mejor calidad de vida para él, pero no la encontrábamos”.

video madre el ardal

El testimonio de otra familia, la de Gustavo —conocido como Tavi—, pone de relieve el papel transformador del centro. Tavi, diagnosticado con autismo, “ha fracasado en todos los modelos educativos y en todos los colegios donde había estado antes”. En esos entornos, “su condición estaba estigmatizada, su conducta era un problema”. La única respuesta había sido “corregirlo, imponerle que entre por el aro”, lo que llevó a que estuviera “absolutamente desregulado”.

video madre tavi

Hoy, Tavi “viene a su cole totalmente entusiasmado por ver a sus compañeros, hace sus deberes con motivación personal que viene de él. Él se siente que pertenece, este es su sitio seguro, esto es lo que le da vida y esto es su estabilidad, esto es su bienestar”.

Exigencia de soluciones

Las familias no descartan continuar movilizándose. Reclaman “una solución que garantice la continuidad y viabilidad del proyecto educativo por su extraordinario valor y aportación social” y exigen que el Ayuntamiento asuma su responsabilidad en la defensa de los derechos de la infancia, abriendo “un cauce real y transparente de diálogo con el centro y las familias”.

Bajo el lema “El Ardal no se cierra, El Ardal se cuida, se protege y se celebra”, la comunidad educativa insiste en que con voluntad política es posible encontrar alternativas que eviten la desaparición de un proyecto único. Reclaman que es absolutamente imposible conseguir la continuidad ya que no existen plazas en la zona para una reubicación en conjunto. Sin duda, “imposible para los alumnos con necesidades especiales, al no existir centros que proporcionen un acompañamiento como en El Ardal”.

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