La huelga de estudiantes del 15 de octubre sigue adelante pese al anuncio del alto el fuego en Gaza. Aunque el acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás ha reducido la intensidad del conflicto, los movimientos estudiantiles y juveniles españoles insisten en mantener la movilización. Para ellos, la tregua no equivale a una paz real, y el objetivo de la protesta trasciende lo diplomático: es una cuestión moral, de coherencia y de solidaridad.
Convocada por el Sindicato de Estudiantes y apoyada por el Frente de Estudiantes, la huelga será total en colegios, institutos y universidades. La jornada coincide con los paros parciales y las huelgas convocadas por sindicatos laborales. Y se enmarca en un contexto de movilización social sin precedentes en España.
“La paz no es impunidad”: el motivo que sostiene la protesta
El anuncio de una tregua en Gaza no ha bastado para detener la huelga de estudiantes del 15 de octubre. Según los convocantes, el alto el fuego “no pone fin a la ocupación ni garantiza justicia para las víctimas”. En su comunicado oficial, el Sindicato de Estudiantes afirma que “la paz no puede construirse sobre la impunidad ni sobre la violación de los derechos humanos”.
Los jóvenes consideran que el acuerdo, firmado tras semanas de presión internacional, no resuelve las causas estructurales del conflicto. La frágil tregua, explican, no garantiza la retirada de las tropas israelíes ni el levantamiento del bloqueo en Gaza. Además, temen que la comunidad internacional “vuelva a mirar hacia otro lado”, repitiendo un patrón de indiferencia.

Por eso, la huelga de estudiantes del 15 de octubre se mantiene como una movilización ética más que política. No busca tanto influir en los gobiernos como mantener viva la atención sobre lo ocurrido. “Si dejamos de protestar ahora, será como decir que ya todo está bien, y no lo está”, señalaba una portavoz universitaria en declaraciones recientes.
La dimensión moral de la huelga estudiantil
La fuerza de la huelga de estudiantes del 15 de octubre reside en su carácter simbólico. No se reclama un beneficio académico ni un cambio en el sistema educativo, sino el derecho a actuar frente a una injusticia global. Es, en esencia, una huelga de conciencia.
Los estudiantes reivindican que, incluso con una tregua en marcha, la paz no será completa sin verdad, reparación y justicia. Critican que el acuerdo de Sharm el-Sheij —firmado el 13 de octubre— no contemple mecanismos de rendición de cuentas ni la intervención de organismos internacionales.
Además, los convocantes defienden que la huelga tiene un valor pedagógico: enseñar que la participación política no empieza ni acaba en las urnas. “Protestar también es aprender. Y aprender es implicarse con el mundo”, escribieron en su manifiesto.
Esa visión ética y formativa explica por qué miles de alumnos universitarios y de institutos han anunciado su adhesión a la convocatoria. Muchos centros, especialmente públicos, han confirmado que no impondrán sanciones a quienes se ausenten, en reconocimiento del derecho a la protesta.
Movilizaciones en toda España
Durante la huelga de estudiantes del 15 de octubre, se celebrarán manifestaciones en más de 40 ciudades españolas. Las movilizaciones estarán acompañadas por actos simbólicos en universidades, vigilias en plazas y charlas sobre derechos humanos.

El Frente de Estudiantes ha llamado además a los profesores y personal universitario a unirse simbólicamente con concentraciones silenciosas en los campus.
A pesar del alivio internacional tras la tregua, los colectivos estudiantiles españoles temen que el conflicto vuelva a estallar. Su postura es clara: mientras persista la ocupación y no haya garantías de derechos humanos, no habrá paz real.