Acoso sexual

Humillaciones, acoso y abusos sexuales en la Universidad de la Laguna

La exalumna Lucía Rodríguez se hace viral tras recopilar en un vídeo los casos de tres docentes. Su denuncia señala a una institución que ahora asegura: “Estamos del lado de las víctimas"

La exalumna Lucía Rodríguez se hace viral tras recopilar en un vídeo los casos de tres docentes. Su denuncia señala a una institución que ahora asegura: “Estamos del lado de las víctimas"
KiloyCuarto

Juan Pablo del Río Disdier, profesor de Economía Aplicada en el grado de Periodismo en la Universidad de la Laguna, en Tenerife, continúa ejerciendo su profesión. Lo hace tras haber acosado, que se sepa, al menos, a una alumna de primero de carrera durante el año 2017. Y, por el momento, continúa dando clase sin ninguna consecuencia ni penalización. Ni a nivel legal, ni académico.

Cogemos el teléfono y hablamos directamente con Raquel, nombre ficticio (en adelante, n.f.). La denunciante. Decidimos proteger su identidad para evitar que se siga poniendo el foco en las víctimas y no en los que, aprovechando su posición de poder, se creen impunes ante la ley.

El profesor de economía aplicada: denunciado por acoso sexual

Ella le denunció en junio de aquel año. Presentó en su declaración las copias de 80 correos electrónicos que este docente le enviaba a través de la plataforma de la universidad. Según recoge la denuncia, ella en ningún momento le respondió, pero eso no fue suficiente para que Disdier comprendiera que los mensajes inapropiados que enviaba a esa alumna no eran, en ningún caso, bien recibidos o recíprocos.

En estos correos, lejos de abordar temas académicos, contenían en su mayoría proposiciones e invitaciones personales a conciertos, exposiciones en museos, visitas a obras de arte, a ver una película o para quedar en el parque: “charlar e ir juntos a una exposición de los Madrazos en CajaCanarias”. El docente llegó a comprar un libro a Raquel (n.f.) y le insistió para que acudiera a recogerlo. También la felicitó por su cumpleaños y le requirió en numerosas ocasiones que contestara a sus mensajes: “si no cumplía con esto, rectificaba la nota y quitaría la Matrícula de Honor que había obtenido en su asignatura”, explica la víctima.

“No sé cómo sabía que era mi cumpleaños”

A esto hay que sumarle que el docente llegó a presentarse en las inmediaciones de la casa de la joven e incluso le llegó a mandar postales y cartas. Así lo cuenta Raquel (n.f.): “No sé cómo consiguió saber que era mi cumpleaños ni tampoco cómo obtuvo la dirección de mi domicilio para enviarme postales desde Madrid”.

Fue el Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife quien, tras tomar declaración a denunciado y denunciante, analizar los correos y admitir que el tono de esos mensajes fue “creciendo” con afirmaciones como: “te callas y punto”, “déjate de novios, no pierdas el tiempo”, “te vas a enterar”, “para proceder a revisar la nota”, absolvió a Disdier en octubre de 2019, desestimando la petición de prisión formulada por la Fiscalía.

 “No alteró su vida”

Falló a favor del docente, pese a tener por escrito cada e-mail de acoso. Información comprobada, contrastada y reconocida por el propio Disdier en el juicio. La principal razón que se expone en la sentencia es que “son hechos que, vistos conjuntamente, suponen algo más que la suma de cuatro incidencias, pero que no alcanzan el relieve suficiente, especialmente por no haberse dilatado en el tiempo, para considerarlos idóneos o con capacidad para alterar gravemente la vida ordinaria de la víctima”.

Es decir que, si una prueba psicológica no afirma que la víctima está lo suficientemente afectada por el comportamiento excesivo del docente, en este caso, no hay delito. ¿No habría que juzgar los comportamientos machistas en vez de las consecuencias en quien sufre el acoso?

“Era muy subjetivo porque si tú no me ves físicamente mal, no quiere decir que a mí no me haya afectado, sino yo no estaría denunciando. Igual que tampoco se puede analizar a nivel psicológico o no, haciéndome un test donde las preguntas son que si me quiero suicidar tras lo ocurrido, pues mira, no. La verdad es que por suerte yo he tenido mucha fuerza y mucho apoyo para salir adelante”, añade la joven, todavía con indignación y dolor, seis años después de conocer la absolución de su acosador. “A mí no me apetecía suicidarme, gracias a dios, pero no considero que eso sea un motivo para que la persona quede absuelta”, concluye.

La Universidad de La Laguna reconoce el error

La Universidad de la Laguna hace autocrítica. Así lo afirma el rector Francisco J. García a Artículo 14: “Esta institución no actuó como debía en este hecho concreto”. Y reconoce como “problema formal” el hecho de que no se realizara una resolución previa del expediente disciplinario que se abrió. “El expediente disciplinario continuó y caducó. Por tanto, no fue posible la sanción. En aquel momento hubo un problema formal de la universidad según dijo la jueza”, explica.

Según afirma la misma institución educativa, el procedimiento “todavía está abierto” y a la espera de que se produzca la próxima vista: “se suspendió la sanción que se le impuso porque el docente recurrió y se había pasado el plazo. Era de dos años y seis meses. Las faltas son de abuso de la autoridad y grave desconsideración”, añade García. Y continúa “también considero que el Poder Judicial debe hacer autocrítica porque en el caso del profesor de filología inglesa ha tardado cuatro años y eso no me parece normal. Yo estoy de lado de las víctimas”.

El profesor de filología inglesa: condenado por agresión sexual

Este caso ha vuelto de lleno al foco mediático gracias a Lucía Rodríguez, una exalumna de la Universidad que, a través de un vídeo en sus redes sociales que ya suma más de 100.000 reproducciones, recopila noticias y muestra su indignación afirmando que “en la Universidad de la Laguna hay docentes que humillan, acosan y abusan”.

class=”ai-optimize-24″>

Con “acosan” se refiere a Juan Pablo del Río Disdier y con “abusan” a Pedro José Domínguez, profesor de Filología Inglesa en la misma Universidad, condenado por agredir sexualmente a siete alumnas entre marzo de 2014 y diciembre de 2017. El mismo al que se refiere el rector en líneas anteriores.

Le llegó “a tocar las manos y los muslos”

El acusado, según detalla la sentencia llegó “a tocar las manos y los muslos” de una de las alumnas, a incomodar y traspasar todas las barreras en pasillos, cafetería o en el aula de clase donde llegaba a “agarrar del brazo y acariciar la nuca” de otras jóvenes. Incluso se insinuó con frases como: “imagínate que somos dos amantes nosotros y nos despertamos por las mañanas con los rayos de sol“.

La sentencia le impone 21 meses y siete días de prisión, a inhabilitación especial para el ejercicio de sufragio pasivo, libertad vigilada durante cinco años y, atención, la prohibición de ejercer su profesión docente fuera del ámbito universitario. Es decir, sí podría volver a dar clase justo en el mismo entorno donde cometió los abusos.

Ante esta situación la Universidad de la Laguna ha abierto un expediente disciplinario al docente y ha sido suspendido de empleo y suelo durante seis meses. La sentencia se conoció en enero y, por tanto, Domínguez aún no ha vuelto a las aulas.

Ahora, está en manos de la institución pública qué hacer con el profesor condenado. “Vamos a actuar conforme al informe que se produzca en la propuesta de la instructora del expediente. Indique la suspensión que indique, si son tres años, tres, y si es definitiva, así será” aclara el rector, y concluye: “Las decisiones que estamos tomando y las que vamos a tomar se hacen desde la perspectiva de ‘ni un paso atrás’”.

El profesor de producción informativa: expedientado por tratos vejatorios y abuso de poder

José Luis Zurita, profesor de Producción Informativa en el Grado de Periodismo ha sido expedientado por la misma universidad hace dos semanas. Fue otra alumna, Zara Fragoso, quien en este caso ha hecho públicas las evaluaciones que, según los alumnos, son excesivamente duras, con solo 2 aprobados de casi un centenar de alumnos. “Esto no es una queja aislada. Es un grito que llevamos años callando”, explica Zara en su post de Instagram.

Decenas de alumnos se han pronunciado en los comentarios de Zara. Denuncian un “maltrato constante” e insultos por parte de este profesor, atribuyendo a Zurita declaraciones como “lo que escriben es una mierda” o “no escriban más, déjenlo”.

Asegura Zara en otra de sus publicaciones que los “obliga a trabajar todo el año en un periódico que forma parte de su proyecto, y después ni si quiera corrige él mismo los trabajos. Designa a alumnos de cursos anteriores”.

Sobre este caso el rectorado prefiere no pronunciarse, pero puntualiza que “ahora mismo la instructora está investigando y hablando con todas las personas que tengan algo que aportar. De momento estamos a la espera de este informe. Lo que sepamos será a través de la inspectora”.