Hoy quisiéramos arrancar tal y como lo hicimos ayer. Desde luego, no es lo suyo. Primero porque no debería ser noticia y segundo porque resulta casi incomprensible que dos días seguidos nos vemos en la obligación de decir lo mismo. Pero oye, la justicia de este país se empeña que en lo hagamos…y en que lo contemos.
Hombre, cuarenta años. Padre de al menos dos hijos: una chica de 21 años y un niño de ocho. Sábado noche. Lleida. Ese hombre decide agredir sexualmente a su hija en plena calle. Lo detienen. Lo mandan al calabozo. Pasa una noche, es llamado por la jueza de violencia de género de Lleida… y lo dejan en libertad con la condición de no acercarse a su víctima – e hija- a menos de 200 metros hasta que se celebre juicio. Y con la excusa de que “ninguna de las partes acusatorias solicitó otra medida” lo deja en la calle. Solo unas horas más tarde vuelve a ser detenido. Se ha saltado la medida cautelar. Y con las mismas, pasa una noche más en el calabozo.

Y como ya les hemos contado que esto les suena de a pasado, deducirán lo que toca ahora: el presunto agresor sexual de la víctima vuelve a estar en libertad. Lo mismo ha dado al juzgado de Violencia sobre la Mujer la evidencia tácita de que esa orden de alejamiento no era suficiente. El padre de esa joven violada vuelve a estar en la calle.
¿Por qué lo vuelven a dejar en libertad?
La respuesta fácil…juicio rápido y conformidad de las partes. Así lo ha anunciado en sus redes el Tribunal Superior de Justicia catalán: “El juzgado de Violencia sobre la Mujer de Lleida celebró juicio rápido para el detenido ayer por una presunta rotura de medida cautelar. Se ha dictado una sentencia de conformidad con una pena de 4 meses de prisión, suspendida por un período de 2 años sin delinquir”.
Esa es la nueva condición: que el presunto violador visto por más de un testigo cometer esa violación contra su hija se porte bien de aquí a dos años para no tener que pisar prisión.
El hecho es que los cuatro meses de prisión que le caían era porque en menos de veinticuatro horas ya había demostrado que era incapaz de cumplir con la medida cautelar. Es decir, por portarse aún peor.
Por otro lado, explican desde el TSJC, “siguen en vigor las medidas cautelares de alejamiento con una distancia mínima de 200 metros y prohibición de comunicación con la víctima por cualquier vía por la causa abierta por un delito contra la libertad sexual”. Y ya.
Hay más: su mujer lo denuncia por malos tratos
Resulta que la historia de este presunto agresor sexual no queda ahí. Ya nos lo recordaba ayer la abogada feminista y expresidenta juristas Themis, Altamira Gonzalo: “Un maltratador nunca puede ser un buen padre”.

Lo decía porque esta semana también sabíamos que nadie había protegido al hijo de ocho años que estaba presenta durante la presunta agresión sexual. Y, al teléfono, también reflexionaba: “Habrá que ver qué ocurre con la madre de esos niños. Podría ser también una mujer maltratada que todavía no ha denunciado”.
Gonzalo, como experta en violencia machista y conocedora de decenas de casos similares por su trayectoria profesional, no hablaba en vano. La mujer del detenido por presuntamente violar a su hija también lo ha denunciado por malos tratos.
Lo hacía en la tarde del martes, tal y como adelantó el diario Segre y ha podido confirmar Articulo14. Los Mossos d’ Esquadra no han precisado más detalles.
El niño de 8 años sigue sin medidas de protección
Por esta otra denuncia, el presunto agresor sexual y ahora también presunto maltratador, no ha sido detenido.
Respecto al niño de 8 años no hay ninguna medida de protección por el momento. Así que, hasta donde sabemos, ese padre, que viola a una de sus hijos y maltrata a su mujer (presuntamente siempre ante la ley), puede seguir visitándolo. La única condición es que no lo haga en presencia de su hermana…a menos de 200 metros.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.