El idílico paisaje de Hunt, Texas, junto al serpenteante río Guadalupe, ha sido durante casi un siglo el hogar de Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas que promovía la confianza, la espiritualidad y el compañerismo. Ese mismo lugar es el epicentro de una de las tragedias naturales más devastadoras que ha golpeado la región en décadas. Al menos 27 niñas y monitoras de Camp Mystic han muerto tras el repentino desbordamiento del río en la madrugada del 4 de julio. Más de 80 personas han perdido la vida en total en las inundaciones que asolaron el centro de Texas, y decenas siguen desaparecidas.

La inundación
A las 1:00 a.m., el río Guadalupe comenzó a subir de manera alarmante. En tan solo 45 minutos, sus aguas aumentaron más de 26 pies (8 metros), provocando un alud imparable que arrasó cabañas y arrastró vidas. Según autoridades, muchas de las niñas dormían en estructuras a menos de 150 metros del cauce. El agua las sorprendió mientras dormían.
Camp Mystic emitió un comunicado por la pérdida de 27 campistas y monitoras. “Nuestros corazones están rotos junto a las familias que están viviendo esta inimaginable tragedia”.
Entre los fallecidos se encuentra también Richard “Dick” Eastland, director del campamento.
“Nunca imaginamos que esto pudiera pasar”
En medio del horror, surgieron relatos de valentía. Emma Foltz, una monitora y universitaria de Luisiana, fue reconocida por haber salvado a 14 niñas durante la emergencia. Otra monitora, según el vicegobernador Dan Patrick, rompió una ventana para que las niñas pudieran escapar nadando por aguas hasta el cuello. “Estas pequeñas nadaron durante unos 10 o 15 minutos… en la oscuridad, con árboles y rocas flotando a su alrededor”, relató Patrick.
Stella Thompson, de 13 años, estaba en una cabaña en una zona más elevada. “Cuando supimos que el lado del río del campamento estaba inundado, todas estábamos histéricas y rezando”, contó al canal NBC. La escena, dijo, era “espantosa”. Vio kayaks en los árboles y socorristas sacando niñas del agua.
Katharine Somerville, consejera en la zona alta del campamento, añadió: “Nuestras cabañas, en la cima de las colinas, también estaban completamente inundadas. Nunca imaginamos que esto pudiera pasar”.

“No tuvimos ninguna advertencia de que esto venía”
Aunque la División de Manejo de Emergencias de Texas (TDEM) y el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitieron alertas de inundación el día anterior, muchas familias reportaron no haberlas recibido, o no haber comprendido su gravedad. Algunas zonas, como el campamento Mo-Ranch, actuaron por su cuenta ante la ausencia de avisos oficiales. Gracias a la iniciativa, lograron evacuar a unas 70 personas a tiempo.
Lisa Winters, portavoz de Mo-Ranch, declaró: “No tuvimos ninguna advertencia de que esto venía… Si no hubiéramos estado vigilando el nivel del río, habría sido devastador”.
“No escatimaremos en nada hasta encontrar a los desaparecidos”
Los equipos de rescate aún encuentran cuerpos y pertenencias dispersas hasta ocho millas (12,8 km) río abajo de Camp Mystic. Las imágenes muestran colchones embarrados, cabañas arrasadas y árboles arrancados de raíz.

El gobernador Greg Abbott prometió el domingo: “No escatimaremos en nada hasta encontrar a cada persona desaparecida”. Pero a medida que pasan los días, la esperanza da paso al duelo. Mientras tanto, otras instituciones, como Mo-Ranch, buscan formas de ayudar a los campamentos más afectados. “Somos una hermandad de campamentos. Nos cuidamos entre nosotros”, dijo Winters.