Huérfanas de series

‘Amanda Knox: una historia retorcida’ es, además, una historia repetitiva y manipuladora

El estreno en Disney+ revive uno de los crímenes más mediáticos de las últimas décadas, pero lo hace desde un ángulo que busca rehabilitar a su protagonista

La miniserie The Twisted Tale of Amanda Knox ("Amanda Knox: una historia retorcida") narra el famoso error judicial que llevó a que la joven de EE.UU. fuera condenada por el asesinato de su compañera de estudios Meredith Kercher en Italia
La miniserie The Twisted Tale of Amanda Knox ("Amanda Knox: una historia retorcida") narra el famoso error judicial que llevó a que la joven de EE.UU. fuera condenada por el asesinato de su compañera de estudios Meredith Kercher en Italia

El caso de Amanda Knox ha estado ocupando espacio en la cultura popular desde noviembre de 2007, cuando una joven británica de 21 años llamada Meredith Kercher fue hallada muerta en su apartamento de Perugia (Italia) y poco después su compañera de piso estadounidense, Amanda, fue arrestada por el crimen. Muchos recordarán que Knox fue presentada por la fiscalía y los medios como una depravada sexual y una arpía cruel, y encarcelada en una prisión italiana hasta que, cuatro años después, consiguió que su inocencia fuera finalmente reconocida. Creada por KJ Steinberg -en su día guionista de series como Gossip Girl y This Is Us-, la nueva ficción de Disney+ Amanda Knox: una historia retorcida se centra en tratar de explicar por qué y cómo tanto la joven como quien entonces era su novio, Raffaele Sollicito, fueron injustamente culpados del crimen.

La propia Knox ejerce de productora de la miniserie y, según explica, ha decidido hacerla para recuperar el control de su propia narrativa. Lo cierto, sin embargo, es que eso es algo que lleva haciendo casi dos décadas. Al respecto ha escrito dos libros de memorias –Waiting to Be Heard (2013), que sirve de base para la serie, y Free, publicado este mismo año-, ha participado en un documental de 2016 disponible en Netflix y ha sido asunto de infinidad de pódcast además de crear y dirigir ella misma otros dos; actualmente también trabaja como conferenciante. En cualquier caso, el objetivo primordial de Amanda Knox: una historia retorcida es seguir puliendo las abolladuras de su imagen pública, y eso queda claro no solo en su implicación directa en la serie sino también en el tono que su narración adopta.

The Twisted Tale of Amanda Knox - Cultura
Fotograma de la serie ‘The Twisted Tale of Amanda Knox’.
Hulu

Desde el principio, en efecto, Knox es retratada como una joven naíf, despistada y en ocasiones irritante pero obviamente noble, que fue interrogada durante horas por la policía en un idioma que no dominaba y, en general, perseguida no solo por un sistema judicial empeñado en incriminarla debido a prejuicios y resentimientos -y, en concreto, a una despectiva fijación con su vida sexual– hasta el punto de ignorar el procedimiento, las evidencias y el sentido común, sino también por una prensa con un apetito voraz de carnaza. El director Michael Uppendahl combina de forma poco afortunada una voz en off florida y verbosa con adornos fantasiosos y caricaturescamente cursis inspirados en Amélie (2001) -la película que Knox y Sollicito vieron la noche del asesinato- para convencernos de la ingenuidad de la protagonista, y en ocasiones emplea recursos estilísticos -como primeros planos asfixiantes, distorsiones sonoras o imágenes superpuestas- que intentan sumergirnos en la angustia creciente de Amanda y dejarnos claro que la chica no vio otra salida que confesar un crimen que no había cometido.

En general, además, la serie se muestra desesperada por ofrecernos motivos para amar a Knox y compadecernos de ella. Todo se muestra a través de su filtro: los policías son unos brutos sádicos, los medios unas hienas y los amigos de Kercher unos mojigatos; en distintas escenas, la joven se enfrenta a un funcionario de prisión que le pregunta con sorna si disfruta de las orgías y, durante el juicio, a un público que se ríe de forma burlona cuando ella intenta explicar, en su pobre italiano, por qué tiene un vibrador. Sollicito aparece retratado como un artista enamorado incapaz de vivir sin su amada, y el capellán de la prisión como una figura sanrturrona que adora a Knox y en cierto momento incluso le pide que cante. Entre otras cosas, este retrato tan compasivo hace que el momento más controvertido de la investigación -la acusación de Knox contra su jefe congoleño, Patrick Lumumba– se muestre despojado de sus evidentes implicaciones raciales. Por todo ello, y de forma casi admirable -por improbable-, la serie toma una historia en la que una joven de 20 años es injustamente condenada, difamada y maltratada y, al tratar de coaccionarnos de forma tan descarada, logra que aun así no nos resulte simpática.

The Twisted Tale of Amanda Knox - Cultura
Imagen promocional de la serie ‘The Twisted Tale of Amanda Knox’.
Hulu

Culturalmente, tendemos a obsesionarnos con las mujeres asesinas, echando mano de nuestro bagaje conservador y misógino para fetichizar tanto su aspecto como su conducta social y sexual. Amanda Knox: una historia retorcida, es verdad, acierta al rebelarse contra todo ello y criticar nuestras rígidas expectativas sobre cómo la población femenina debe comportarse en el espacio público -entre sus productoras está también Monica Lewinsky, otra mujer sometida a intrusiones mediáticas dolorosas cuya historia recibió un tratamiento similar en American Crime Story: El caso Lewinsky (2021)—; pero, aunque señala con el dedo a quienes se dejaron arrastrar por lo morboso del caso, al mismo tiempo también explota ese morbo, por lo que apenas se distingue del fenómeno que pretende denunciar. Durante su juicio, Knox fue demonizada y estereotipada por su país, su juventud y su belleza. Al contraatacar, la serie hace algo parecido: presenta a italianos pérfidos, libidinosos y misóginos que la insultan y maltratan, y a periodistas infames que critican su historial sexual y bromean sobre si engordó en la cárcel. Y lo peor es que, entretanto, convierte a Kercher – la verdadera gran víctima del caso- en un simple telón en el acto de redención y beatificación de Knox.

Por último, Amanda Knox: una historia retorcida no plantea ninguna pregunta que su heroína no pueda responder ni ofrece puntos de vista que no coincidan con el suyo, y tampoco da suficiente acceso a la interioridad de Amanda. De hecho, rehúye abordar las partes menos conocidas de la historia. Además del documental de Netflix, el asesinato ya inspiró tres películas de ficción centradas en Knox, y la nueva serie no añade prácticamente nada a nuestra comprensión de su calvario que no se haya tratado ya en esas ficciones ni se molesta en preguntarse por qué como sociedad estuvimos -y seguimos- tan obsesionados con este caso o en meditarf sobre nuestro apetito por este tipo de historias. “¿Existe de verdad la verdad si nadie la cree?”, se pregunta Amanda en uno de los episodios, pero el problema es que la verdad de esta historia ya está establecida desde hace tiempo, gracias a muchos otros medios que no nos exigieron ocho horas de nuestras vidas.

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