Premio Cervantes 2025

Gonzalo Celorio refuerza el idilio del Cervantes con México pero alarga la deuda con la igualdad

Gonzalo Celorio recibe el Premio Cervantes 2025 por su destacada trayectoria literaria y su reflexión sobre la identidad mexicana

Mujer e hispanoamericana, todas las encuestas apuntaban en un mismo sentido, con dos directrices muy claras. Nombres como Gioconda Belli, Angeles Mastretta, Margo Glantz, Piedad Bonnett. Se hablaba también del chileno Raúl Zurita, pero muy pocos reconocerán que tenían en mente el del mexicano Gonzalo Celorio (Ciudad de México, 1948).

La gracia de este tipo de premios está precisamente ahí, en su capacidad para contrariar a especuladores y sorprender a cronistas. La tendencia decía que este era el año en el que el Cervantes vendría del otro lado del charco (el último fue el venezolano Rafael Cadenas en 2022) y hablaría en femenino. La primera condición se ha dado, pero dos mujeres en diez años no ha sido suficiente excusa en un contexto en el que se multiplican las demandas de más paridad y justicia con las escritoras.

Gonzalo Celorio, de la memoria y la cultura

“Por su excepcional obra literaria, profunda y sostenida a la cultura hispánica”, ha señalado el jurado, destacando también “una voz literaria de notable elegancia y hondura reflexiva en la que conjuga la lucidez crítica con una sensibilidad narrativa que explora los matices de la identidad, la educación sentimental y la pérdida. Su obra es al mismo tiempo una memoria del México moderno y un espejo de la condición humana”. Gonzalo Celorio se ha hecho así con los nada desdeñables 125.000 euros que otorga el Ministerio de Cultura, aparte de escribir su nombre con letras de oro en el canon de la literatura española.

En comparación con su sucesor Álvaro Pombo, de carácter outsider y cuya narrativa introspectiva y filosófica fue celebrada por su indagación en las tensiones entre ética y deseo, Celorio es un escritor de la memoria y la subjetividad, con una amplia carrera institucional. Su obra abarca desde la narrativa hasta el ensayo, con especial enfoque en la historia y cultura de la Ciudad de México. El autor de obras como Amor propio (1991), Tres lindas cubanas (2006) o Los apóstatas (2020) mezcla en sus libros la identidad personal y colectiva, reflexiona sobre la literatura, el lenguaje y la cultura o el impacto del contexto político y social en la vida de las personas.

El Cervantes a Celorio es además un reconocimiento a su “contribución profunda y sostenida al enriquecimiento del idioma y de la cultura hispánica”. En su dilatada trayectoria académica e institucional, el mexicano ha sido director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y, más tarde, del Fondo de Cultura Económica, donde se ha consolidado como un mediador clave entre la academia y el ámbito editorial. Actualmente es director de la Academia Mexicana de la Lengua.

México lindo y querido.

Más allá de conjeturas y reivindicaciones históricas, el premio a Gonzalo Celorio supone otro guiño más del premio más prestigioso de las letras españolas a la literatura mexicana. Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska y Fernando del Paso son los otros seis compatriotas que comparten con Celorio la segunda nacionalidad más repetida en el palmarés, solo por detrás de la española.

Fernando del Paso ganador del Cervantes 2016
X: @RAEinforma

Un gesto que también puede ser leído en clave de diplomacia cultural con México tras unas relaciones marcadas por la tensión desde que en 2019 el expresidente Andrés Manuel López Obrador exigiera una disculpa formal a España por los excesos colonialistas. Un acercamiento cultural que se puede ver en el terreno artístico este 2025 con al menos cuatro exposiciones en el Museo Arqueológico Nacional, la Fundación Casa de México en España, el Instituto Cervantes o el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, cuya programación se articula entorno al reconocimiento de las culturas originarias y el papel de las mujeres en las comunidades indígenas.

Precisamente este año, 2025, en el que se conmemora el legado español en México, la Fundación Princesa de Asturias decidió otorgar el reconocimiento a la Concordia al Museo Nacional de Antropología y de las Artes a la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide.

Las escritoras, una deuda pendiente

A pesar de que este premio a Gonzalo Celorio reconoce la labor de la literatura en español más allá del Atlántico, deja aún algunas lagunas para un galardón que pretende alcanzar una influencia y alcance globales, en su intención de convertirse en una suerte de Nobel de la lengua castellana. La primera es su evidente carácter nacional, con una lista de ganadores dominada por autores españoles (22 de 50) y diez países hispanohablantes aún sin representación (Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Honduras, Panamá, Puerto Rico y República Dominicana).

Sin embargo, la deuda más dolorosa y evidente se encuentra en la dificultad para encontrar autoras en la nómina de premiados. María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010), Elena Poniatowska (2013), Ida Vitale (2018) y Cristina Peri Rossi (2021). Apenas seis en cincuenta años de historia del premio supone una cuenta demasiado corta incluso si entramos en comparaciones con otros premios históricamente sesgados como el Nobel.

Las únicas seis mujeres que han ganado el Premio Cervantes: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010), Elena Poniatowska (2013), Ida Vitale (2018) y Cristina Peri Rossi (2021)
Las únicas seis mujeres que han ganado el Premio Cervantes: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010), Elena Poniatowska (2013), Ida Vitale (2018) y Cristina Peri Rossi (2021)

Un flaco favor a la vocación del Premio Cervantes como representación del canon literario de la lengua del Quijote, que hablan más de quinientas millones de personas. Canon en el que muchas de estas mujeres aparecen prácticamente como “luminosas excepciones”, más que como un linaje de autoras que sí existe. De momento van dos en once años, ya veremos hasta cuándo la igualdad continúa siendo una deuda pendiente.

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