La escala importa. O, mejor dicho, importa cómo se utiliza. En Pequeño FORMATO, la nueva exposición colectiva de la Galería Elvira González (del 14 de noviembre al 17 de enero), el tamaño deja de ser una limitación para convertirse en una herramienta expresiva de enorme potencia. Reunir a veintisiete artistas —desde gigantes históricos como Picasso, Miró, Matisse o Juan Gris hasta contemporáneos como Olafur Eliasson, Wilhelm Sasnal, Juan Uslé o Albarrán Cabrera— podría parecer un proyecto monumental. Pero aquí lo monumental cabe en la palma de la mano.
Más que una cuestión de dimensiones, la muestra es una reivindicación: la intensidad del gesto, la precisión del trazo y la hondura conceptual pueden concentrarse en superficies diminutas sin perder un ápice de fuerza. Pequeño FORMATO demuestra que lo íntimo no es sinónimo de menor ambición; al contrario, muchas veces exige más rigor, más contención y una mirada aún más afinada.

La emoción en miniatura
La selección de obras abarca pintura, dibujo, collage, escultura, fotografía e instalación, y traza un recorrido plural que atraviesa movimientos y generaciones. La sensibilidad minimalista de Agnes Martin y Antonio Calderara encuentra su eco en las geometrías silenciosas de Robert Mangold o Brice Marden. Sus piezas, casi meditativas, proponen una experiencia de calma y observación sostenida. Cada línea respira, cada cuadrícula es un mundo.
En otro extremo, la materialidad vibrante de Miquel Barceló o Esteban Vicente estalla en gestos que, aun comprimidos en pequeños cuadrantes, despliegan una energía expansiva. Sus superficies densas parecen desafiar los límites del marco, como si el color quisiera escaparse y ocupar todo el espacio.
Entre ambas vertientes aparece la sutileza conceptual de Olafur Eliasson, capaz de reducir su investigación sobre la percepción a un territorio reducido sin perder complejidad, o la poética visual de Albarrán Cabrera, maestros en convertir lo mínimo en una experiencia luminosa y sensorial.

Un diálogo entre épocas
La convivencia entre artistas históricos y contemporáneos es uno de los grandes hallazgos de la exposición. Ver a Picasso, Miró, Henri Matisse o Juan Gris compartir sala con Jack Youngerman, Dana Powell o Yoshihiro Suda genera una conversación inesperada sobre la evolución del gesto reducido. La tradición de lo pequeño —del apunte, del boceto, de la idea que nace en un margen— aparece aquí como un hilo histórico que ha atravesado todo el arte moderno.
Adolph Gottlieb, Julio González, Gego o Günther Förg aportan capas de memoria y experimentación. Cada uno, desde su lenguaje, demuestra que el formato reducido no solo contiene la semilla de una obra mayor, sino una obra completa en sí misma.
El poder de lo íntimo
La exposición invita al visitante a acercarse físicamente: inclinarse, acercar el rostro, ajustar la mirada. No se contempla desde lejos; se habita de cerca. En un panorama artístico dominado a menudo por lo gigantesco —instalaciones inmersivas, piezas monumentales, museografías espectaculares— Pequeño FORMATO propone un gesto contrario: la vuelta a lo íntimo, a la emoción concentrada, a la obra que se despliega en silencio.
En palabras del propio planteamiento curatorial, la escala reducida “pone de manifiesto la intensidad, la precisión y la profundidad” de cada artista. Es un recordatorio de que la grandeza no depende del tamaño, sino de la mirada.

Roger Ackling, Alfredo Alcain, Juan José Aquerreta, Andrew Cranston, Andreas Eriksson, Liliana Porter, Tom Wesselmann o Fernando Mignoni completan un elenco que convierte la muestra en un mapa diverso del arte de los últimos cien años. Las obras dialogan entre sí sin imponerse, sin competir, tejiendo una red de afinidades secretas.
Al salir, queda la sensación de haber visto algo grande. Y ese, quizá, es el mayor triunfo de Pequeño FORMATO: demostrar que lo pequeño no solo tiene espacio en la creación contemporánea, sino que es uno de sus territorios más fértiles.
La exposición puede visitarse en la Galería Elvira González hasta el 17 de enero de 2026. Una oportunidad excepcional para descubrir cómo veintisiete artistas, de Picasso a Matisse, encuentran en la escala mínima un lugar donde lo esencial se revela con más claridad.


