La crítica despiadada

Un ‘like’ de Bob Trevino: sentimentalismo envuelto de las mejores intenciones

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Tanto ese espacio creativo como su afinado sentido del humor, asegura, eran sus mejores herramientas para procesar el comportamiento de su padre, Bob, un hombre frecuentemente colérico, impredecible y con tendencia a desaparecer durante largos periodos. Con el tiempo la relación entre ambos se rompió, pero tras años sin contacto Laymon le envió una solicitud de amistad en Facebook.

Él la aceptó, aunque en realidad no: el nuevo amigo virtual resultó no ser su padre sino otro hombre con el mismo nombre. En todo caso, y aunque son de sobra conocidos los peligros que conlleva conectar con desconocidos en internet, aquel otro Bob se convirtió en el tipo de figura paterna positiva que Laymon siempre había anhelado.

Años después, ese improbable vínculo ha sido la fuente de inspiración de Un ‘like’ de Bob Trevino, el bienintencionado primer largometraje de la directora.

Lo protagoniza Lily Trevino (Barbie Ferreira), una enfermera de 25 años que trabaja como cuidadora a domicilio y cuyo progenitor, Robert (French Stewart), es un narcisista sin remedio, el tipo de hombre que se sienta frente a su hija durante el almuerzo y, mientras ella le abre su corazón para explicarle sus problemas, se dedica exclusivamente a elegir en su iPhone cuál de las rubias de su comunidad de jubilados será su próxima cita.

La madre de Lily abandonó a la familia cuando ella era muy pequeña y, aunque Bob asumió la responsabilidad de criarla, siempre la culpó de lo sucedido y la trató como una carga. Ahora, tras una discusión, el tipo de repente decide cortar todo vínculo con la joven.

Pronto comprendemos que la actitud despreocupada que Lily exhibe al principio de la película es solo una máscara tras la que se esconden violentos demonios, tan violentos que, durante su primera sesión de terapia, la psicóloga acaba llorando. Está tan acostumbrada a que le digan que no vale nada que, a estas alturas, cuesta convencerla de lo contrario.

Por su parte, Bob Trevino (John Leguizamo) trabaja en la construcción y comparte un matrimonio lleno de cariño pero rutinario con su esposa, que prefiere mantener vivos viejos recuerdos en sus álbumes de recortes que crear otros nuevos.

La pareja ha atravesado muchas dificultades a lo largo de la última década, y Bob se ha centrado tanto en cuidar de su mujer que ha desatendido sus propias necesidades emocionales. Todo cambia cuando recibe un inesperado mensaje en Facebook de una desconocida llamada Lily.

Al principio, la relación entre Lily y Bob se limita a intercambios de ‘likes’, emojis y mensajes reconfortantes. Después de que ella sugiera que se conozcan en persona, sin embargo, los dos desconocidos logran conectar a través de la soledad compartida. Bob resulta ser todo lo que el padre biológico de Lily nunca fue: un hombre amable, paciente, que no desea otra cosa que aconsejarla, escuchar sus problemas y cuidarla; el tipo de figura paterna que la joven siempre necesitó.

Gracias a esta nueva amistad, además, él también empieza a expresar sentimientos que llevaba tiempo reprimiendo.

En la mayoría de las ficciones, nadie que parece bueno resulta serlo realmente; todos los personajes de ese tipo esconden algún secreto oscuro o son directamente alimañas. Pero Bob no; él es exactamente lo que aparenta. Un ‘like’ de Bob Trevino pertenece a esa tipología de relatos que exaltan la bondad, la empatía y otras conductas nobles sin socavarlas con ironía ni cinismo.

Y lo cierto es que se hace difícil criticarla por su falta de sutileza a la hora de atacar los conductos lacrimales del espectador porque, dada la nobleza del mensaje de la película, al hacerlo uno se siente como si estuviera pateando a uno de los perretes que aparecen en una de sus escenas con el fin de tocarnos la fibra sensible.

En cualquier caso, más problemática resulta ser la facilidad con la que la relación entre Lily y Bob se desarrolla y se convierte en algo terapéutico para ambos. Entre ellos no llega a haber verdaderos malentendidos ni tropiezos; su viaje emocional es sorprendentemente lineal y sencillo.

Resulta poco verosímil si consideramos que ambos son personas que intentan recuperarse de traumas severos y, como consecuencia de ello, Un ‘like’ de Bob Trevino no llega a ser capaz de reflejar los estragos que causan tanto el dolor derivado de la pérdida como el proceso de sanación que superarlo requiere.