La delantera del Arsenal, Mariona Caldentey ha conquistado el cariño del aficionado con una actuación deportiva cargada de esfuerzo, entrega y coherencia.
Alcanzar el segundo puesto en el Balón de Oro 2025, justo detrás de Aitana Bonmatí, no es una mera casualidad.
Es la confirmación de que la perseverancia y el talento pueden resonar más allá de las portadas: Mariona se convierte en la ganadora del pueblo, aquella que representa a cada aficionada y aficionado que cree en los héroes humildes.

La mallorquina logro hacer una temporada espectacular, con logros colectivos y personales, ha logrado situarse como una de las figuras más brillantes del fútbol femenino europeo.
Su constancia, su mejora permanente, su capacidad para adaptarse y crecer —ahora en la exigente Premier con el Arsenal— la han hecho merecedora de ese reconocimiento que va más allá del trofeo: es un triunfo de admiración popular.
Un podio de altura
Ese segundo puesto no debe entenderse solo como un segundo lugar. Maria Francesca Caldentey Oliver compite con gigantes del fútbol mundial.
Aitana Bonmatí se alzó con el galardón por tercera vez consecutiva, al mantener un nivel excelso en el Barça y en la selección.
Pero el mérito de que Caldentey llegara tan cerca deja un mensaje claro: su candidatura ya forma parte de la élite.

Durante esta temporada, fue pieza capital en la conquista de la Champions League con el Arsenal. Marcó goles decisivos, brindó asistencias, lideró con carácter y demostró que puede asumir responsabilidades incluso frente a sus excompañeras del Barça, hasta incluso, ganarles la final de la Champions League.
No contenta con eso, con la selección española fue decisiva para alcanzar la final de la Eurocopa. Su gol ante Inglaterra llevó el peso del momento.
Aunque el título no cayó de su lado, su gen competitivo y su capacidad para aparecer cuando el partido más lo exigía evidencian que Caldentey no es solo una figura de club, sino también de selección.
Mariona no ganó el Balón de Oro; pero en el imaginario colectivo ya lo ha hecho. Porque este reconocimiento le pertenece al corazón de la gente, que ve en ella un espejo: alguien que nunca se rindió, que continúa superándose, que asumió el reto de salir de su zona de confort para demostrar su mejor versión.