Aurora James es incansable. A pesar de sentirse abrumada por la segunda presidencia de Donald Trump, esta empresaria activista nacida en Toronto, mantiene su dedicación a la lucha racial. Cultivada en los detalles, reinventada en Nueva York, James es fundadora y directora creativa de Brother Vellies, la marca de accesorios de lujo que desde 2013 se ha propuesto preservar prácticas tradicionales de diseño africano gracias a sus técnicas artesanales y generar empleo en comunidades degradadas. Activista, estratega y emprendedora, su misión a través de su Fundación Fifteen Percent Pledge, ha transformado la economía de millones de afroamericanos gracias a su reclamo de que el 15% de los productos que vendan las empresas estén creados por ellos.
10 millones de dolares
Aurora empezó Brother Vellies con el objetivo de rescatar artesanías africanas. Sus orígenes en Toronto se centraban en la horticultura y el diseño, dos pasiones que le brindaron la sensibilidad para crear en 2013 unos 50 pares de ‘vellies’ -zapatos tradicionales africanos-, y venderlos en un mercado callejero de Manhattan.
En sus primeros años, Brother Vellies pasó de ingresos modestos a estables. En 2014, reportó cerca de 200.000 dólares de facturación al año. Y en 2016 ya había excedido el millón de dólares anuales de ventas. Recientemente, en 2025, los datos disponibles estiman que los ingresos anuales de Brother Vellies se sitúan alrededor de los 10 millones de dólares. El número de empleados gira en torno a 10-20 personas, aunque con producción en talleres artesanales de varios continentes.

Otra pieza importante son sus ventas online. En febrero de 2025, su tienda web generó aproximadamente unos 50.000 dólares en ingresos mensuales, con un promedio de compras en el rango de 400-500 dólares. Eso muestra que sus consumidores valoran calidad y artesanía, y están dispuestos a pagar un precio elevado por productos que contienen historia. Crear una marca con valores y luego exigir cambios estructurales al mercado tiene costos. Aurora James ha hablado públicamente de préstamos con condiciones desfavorables que tuvo que asumir al iniciar Brother Vellies. También ha dicho que no quiere inversionistas externos, porque éstos suelen imponer metas demasiado agresivas que chocan con los valores de producción artesanal que ella defiende.
Fifteen Percent Pledge, oasis de la justicia económica
Pero Aurora no se quedó atrapada en el éxito de su marca. En junio de 2020, en pleno brote de protestas por la muerte de George Floyd y ante el panorama de desigualdad racial visible en Estados Unidos, lanzó Fifteen Percent Pledge (15PP). La idea era exigir que grandes cadenas comerciales comprometieran el 15% del espacio de productos de sus estantes a marcas propiedad de personas negras, equivalente al porcentaje que la población negra representa en EE.UU.
El movimiento empezó en Instagram, pero creció rápidamente hasta conseguir que más de 29 compañías importantes firmaran el compromiso, entre ellas aparecen grandes nombres del retail y la belleza como Nordstrom, Macy’s, o Sephora. Gracias a su impacto, unas 600 marcas propiedad de personas negras han sido incorporadas a estantes de estas empresas generando alrededor de 14 mil millones de dólares en ingresos hacia esas marcas. Fifteen Percent Pledge tiene metas ambiciosas para 2030 con la idea de generar 1.4 billones de dólares (“trillion” en inglés) para emprendedores negros, y aumentar la representación de negocios de los afroamericanos en las cadenas comerciales. Lo que supone un aumento del 14.6%.
Orígenes
Aurora James nació en Toronto, Canadá, y creció en un hogar donde la creatividad era parte del día a día. Su madre, arquitecta paisajista de origen ghanés, fue una figura clave en su formación. James la define como una mujer apasionada por la naturaleza, interesada en los materiales orgánicos y el diseño con propósito. Aurora ha contado en varias entrevistas que su infancia estuvo marcada por las visitas a jardines, museos y mercados de artesanías. Allí aprendió a observar el respeto por la diversidad cultural.
Su madre le enseñó a valorar lo hecho a mano y a entender la conexión entre la belleza y la sostenibilidad, una filosofía que años después se convertiría en la base de su trabajo con Brother Vellies. Aunque su formación no fue lineal -abandonó la escuela secundaria y tuvo etapas difíciles-, esas experiencias moldearon su resiliencia y su sensibilidad artística. E impulsó su deseo de convertirse en una de las diseñadoras y activistas más influyentes de su generación.
Para James su identidad está por encima de las ganancias y reconoce que un zapato hecho a mano cuenta una historia. Su integridad personal la ha llevado a crear su producción artesanal en talleres locales de África con materiales sostenibles. Y con colecciones limitadas por si el material no está disponible. Para el consumidor consciente, la apuesta personal de esta diseñadora abre la puerta a que comprar sea también un acto político y de cambio.