Las acciones de Telefónica viven su peor jornada en cuatro años. La compañía ha arrancado el martes con una caída superior al 9%, hasta los 3,9 euros por título, después de presentar su nuevo plan estratégico. En algunos momentos de la sesión, las pérdidas han llegado a superar el 10%, arrastrando al Ibex 35 y borrando prácticamente las ganancias acumuladas durante el año.
El golpe bursátil se explica, sobre todo, por la decisión de la empresa de recortar a la mitad el dividendo previsto para 2026, pasando de 0,30 a 0,15 euros por acción. Aunque Telefónica mantiene el pago de este año, los mercados han reaccionado con dureza ante un mensaje de austeridad que, si bien busca sanear las cuentas, ha despertado inquietud entre los inversores.
El presidente ejecutivo, Marc Murtra, defiende la medida como un paso imprescindible para fortalecer la compañía. “La política de dividendos será el resultado del flujo de caja libre de Telefónica, tras invertir en el futuro y mantener un nivel adecuado de apalancamiento financiero”, explicó durante la presentación.
El nuevo plan y su impacto inmediato en el mercado
El desplome de las acciones de Telefónica llega justo después del anuncio de su nueva hoja de ruta, bajo el lema Transform & Grow. El plan prevé destinar 32.000 millones de euros a inversiones entre 2026 y 2028, principalmente en redes 5G, fibra óptica, automatización e inteligencia artificial. El objetivo es modernizar la compañía y mejorar su rentabilidad a medio plazo, aunque el mercado teme que el recorte del dividendo sea una señal de debilidad.

Según el plan, Telefónica reducirá su margen de inversión de capital (capex) al 12% de los ingresos entre 2026 y 2028, y al 11% a partir de 2030. Además, buscará reducir un 25% los costes operativos del centro corporativo y de sus unidades globales. Con ello, la empresa espera ahorrar entre 1.510 y 2.010 millones de euros durante la próxima década.
A corto plazo, sin embargo, las acciones de Telefónica están pagando el precio del escepticismo. El Ibex 35 retrocede un 1,5% y se sitúa en torno a los 15.800 puntos, lastrado por el peso de la operadora en el índice. Se aleja así de los máximos históricos alcanzados la semana anterior.
Las razones detrás de la caída
El mercado no castiga tanto el plan de transformación de la compañía como el mensaje que este envía: la necesidad de apretarse el cinturón para mantener la solvencia. El recorte del dividendo en Telefónica tiene como objetivo reforzar el balance y reducir su deuda, que supera los 28.000 millones de euros. Pero los analistas coinciden en que la noticia ha sorprendido por su magnitud y su impacto inmediato en la confianza del accionista.

Las acciones de Telefónica ya habían mostrado cierta volatilidad en las últimas semanas. En parte por la venta de sus filiales en Argentina, Uruguay, Perú y Ecuador, así como por la depreciación de las monedas locales en algunos mercados. En el tercer trimestre, la empresa registró pérdidas de 1.080 millones de euros, frente al beneficio de 954 millones del mismo periodo del año anterior.
Murtra insiste en que el foco ahora está en la eficiencia y en consolidar la posición de Telefónica en los mercados clave —España, Reino Unido, Alemania y Brasil—. También ha dejado abierta la puerta a posibles movimientos de consolidación si se presentan oportunidades estratégicas en Europa, aunque sin concretar operaciones.


