Carla Bruni, quien llegó a ser una de las top models más prestigiosas del mundo y cuya grave y aterciopelada voz alumbró hits como “Quelqu’un m’a dit”, encara esta semana el capítulo probablemente más lúgubre del proceso judicial contra su marido, el expresidente Nicolas Sarkozy (2007-2012), condenado a cinco años de prisión por asociación ilícita en el caso de la financiación libia de su victoriosa campaña presidencial. ¿Cómo reaccionará la ex primera dama al encarcelamiento de Sarkozy, cuya fecha exacta se anunciará este lunes 13?
Para la periodista Besma Lahouri, autora de la biografía no autorizada “Carla Bruni – une vie secrète”, la ex primera dama debe portarse como siempre se ha portado: con lealtad. Pero también con mucha elegancia y contención. Eso explica su reacción a la salida del tribunal el pasado 25 de septiembre (día de la lectura de la condena), cuando Sarkozy, en contra la recomendación de sus abogados, dio declaraciones a la prensa: “Si quieren que yo duerma en prisión, lo haré, pero con la cabeza en alto”, desafió, tras formular un furibundo ataque a la Justicia. Bruni, sin mediar palabra, quitó despacio el capuchón rojo del micrófono de Mediapart –medio independiente responsable de sacar a la luz la posible trama corrupta entre Sarkozy y Muamar al Gadafi hace diez años–. Con delicadez, lo dejó caer al suelo.

“Ha sido una actitud infantil y, si lo miras, es un mensaje para silenciar a la prensa. Pero hemos de convenir: Carla Bruni lo hizo con mucha clase, nos quedamos todos boquiabiertos”, afirmó Lahouri a Artículo14.
La sangre fría de Carla Bruni
La escena también refleja a la perfección la dinámica de la pareja: ambos son intensos y pasionales. A veces, incluso explosivos. “En cambio, Carla Bruni nunca pierde los nervios en público, sabe mantener la sangre fría”.
El retrato de esta capricorniana, nacida en 1967 en Turín y emigrada a París a los 7 años, parece encajar: según informó la revista Le Point, durante un intercambio de mensajes en un grupo privado de WhatsApp, Bruni contestó de forma cortante a un miembro que apoyó la condena contra Sarkozy: “Cállate, no vales nada. No me gustaría estar en tu lugar, ¡huele horrible!”

Bruni, “en estado de choque total”
Para su biógrafa oficiosa, Bruni parece estar, de momento, en “estado de choque total”.
La caída es vertiginosa y el cambio de escenario no deja dudas. Entre la residencia de la pareja, en una zona de lujo del distrito XVI de París y las estancias en su mansión en el sur de Francia, Sarkozy tendrá que contentarse con una celda de 12 metros cuadrados donde cabe un colchón de soltero, una mesita, un frigorífico de pago, una televisión. Y, para el colmo, una placa de cocina, un cruel guiño al antiguo presidente. Bruni, siguiendo la tradición italiana, es además una excelente cocinera.
La pareja lo tenía todo. “Se marcharon del Elíseo, pero siguieron con mucho poder”, afirma Lahouri. Sarkozy fue varias veces consultado por Emmanuel Macron tras la crisis política desatada con la disolución de la Asamblea en 2024. En los bastidores, el ex amigo de Gadafi pudo incluso refrendar o poner cruces a nombres para primer ministro. La pareja Bruni-Sarkozy beneficiaba de protección policial 24 horas, derecho a guardaespaldas, una cartera de contactos de alto rango y relaciones privilegiadas con la prensa.
Despedida a lo grande
Para marcar la despedida de Sarkozy de su vida pública, el matrimonio –que tiene una hija en común (Giulia, nacida en 2011)–, organizó un encuentro entre amigos y antiguos colaboradores. Para la ocasión, eligió uno de los restaurantes más exclusivos de París, el Baronne, ubicado en el hotel Salomon de Rothschild, en el distrito VIII. La decoración suntuosa de estilo ‘fin de siècle’, con techos altos, un jardín minuciosamente alineado y los candelabros con velas –todo ha sido pensado para trasmitir un mensaje de honor y ostentación–.

“Para Bruni es algo impensable : de ser la persona adulada por toda la prensa, de derechas o de izquierdas, ella pasará a la historia como la esposa del primer presidente a cumplir una condena en la cárcel”. El presidente antecesor Jacques Chirac (mandato entre 1995 y 2007), fue condenado en 2011 por el caso de los empleos ficticios cuando era alcalde de París. Sin embargo, su sentencia no se plasmó en prisión firme.
De la pasarela al Elíseo
Carla Bruni tiene mucho genio. El perfil ambicioso y el gusto por el poder es algo, además, que la cantante comparte con Sarkozy. Una antigua asistente de vestuario en la moda la habría escuchado afirmar repetidamente entre una mirada y otra a su espejo de bolsillo: “Yo voy a ser alguien, ya veréis”. Tenía 17 años y acababa de empezar su carrera de modelo. Una elección, además, bastante rompedora con su medio.

“Nació con dinero, poder y belleza. Hija de un industrial riquísimo y una famosa pianista, Carla Bruni quiso lanzarse como modelo, algo que no cuadraba en nada con su perfil aristocrático”, añade la autora, quien para escribir su biografía entrevistó a más de 80 personas en Francia, Estados Unidos e Italia. Bruni, inteligente, calculista y perseverante, cosechó después otro logro, ser cantante. Y, al contraer matrimonio con Nicolas Sarkozy, también dio sus pasos hacia El Elíseo, uno de los principales centros de poder del planeta.
Además, fue al convertirse en primera dama cuando Lahouri quiso profundizar en este personaje para desmitificar la imagen pública cuidadosamente creada por el Elíseo para alejar a Bruni de la fama de seductora en serie –entre sus casos amorosos del pasado figuran Mick Jagger y Eric Clapton–. “Porque Carla Bruni es, por encima de todo, una mujer transgresora y orgullosa de su capacidad de seducción”.