La nueva lista de aranceles de Trump ha llegado. Países como Brasil, México o la UE se encuentran consternados ante las altas tasas propuestas, y desde ya están elaborando un plan para proteger sus intereses. Pero no hay país más afectado por esta política de Donald Trump que Lesoto.
Este pequeño reino sin salida al mar y con una superficie similar a la de Galicia recibió la mayor tasa, un 50%, la cual ha resultado devastadora. En 2022 Lesoto ocupaba el puesto 162º de 187 países en cuanto a PIB, y en 2024 sus exportaciones a EE.UU. compusieron el 10% de este.
La fatalidad que han causado estas tasas en los sectores de mayor peso en el país, como el textil, han evidenciado la dependencia y fragilidad de la economía lesotense. Pero, ¿a qué se debe esta elevada tasa? ¿qué consecuencias reales ha tenido en su economía? Te lo contamos en Artículo14.
“A modo de defensa”
Tras ser preguntados por la razón que les llevó a aplicar esta tasa arancelaria, la administración Trump afirmó que era una cuestión de reciprocidad. Según la Casa Blanca, Lesoto aplica un 99% de aranceles a los productos estadounidenses, por lo que se trata más bien de una contramedida.
Los representantes lesotenses desmintieron esta justificación, afirmando que no entendían como la Casa Blanca había llegado a esa conclusión. Frente a estas declaraciones el departamento de estado estadounidense prefirió no hacer ningún comentario, manteniendo los aranceles al 50%.
Esta política arancelaria, junto al cese de las ayudas desde Estados Unidos a través de la USAID, desmantelada por Trump al comenzar su mandato, ha significado el fin del Tratado para el Crecimiento y las Oportunidades en África. Estas decisiones, sumadas a los altos aranceles a otros países de la región como Madagascar, Botsuana o Sudáfrica amenaza con desestabilizar sus economías en gran medida.
Lesoto, una economía que pende de un hilo

Lesoto cuenta con una larga historia de comercio con los Estados Unidos de América, basada principalmente en la industria de diamantes y la textil. De esta última proceden materias primas utilizadas para marcas de renombre estadounidenses como Levi’s.
Además, componen un importante grueso de más de dos mil millones de dólares de su Producto Interior Bruto. En este contexto esta cantidad cobra mucha más importancia, ya que estamos hablando de uno de los países más pobres del mundo.
Ahora, de acuerdo con el economista independiente de Maseru Thabo Qhesi, este sector está condenado a morir. Un sector, que, de acuerdo con analistas de Oxford, suponen el 90% del empleo y las exportaciones del país, con más de 40.000 empleados.
Y la situación no parece ir a mejor. A pesar de que ambos gobiernos están de camino a alcanzar un acuerdo comercial, las palabras de Trump en marzo afirmando que Lesoto es un país “del que nadie ha oído jamás” sumadas a sus medidas, no resultan muy alentadoras dentro del país montañoso.
Testimonios de trabajadores de la industria textil
Trabajadoras de fábricas textiles, como Limpho Lefalatsa, que percibía un sueldo de 168 dólares al mes, han visto como sus expectativas de vida se han truncado. Ella se financia a sí misma, los gastos escolares de su hija y las medicinas para la presión sanguínea que su abuela necesita para sobrevivir.
A sus 29 años, ha perdido el trabajo que sostenía a su familia, y sin entender por qué. “Pensaba que me volvía loca. No entendía nada. Cuando empezó a entrar la verdad, me sentí muy indefensa” declaró en su casa en Maseru.
Nteboheleng Hlapane, otro trabajador de una fábrica textil de 37 años, mandaba un mensaje para el presidente Trump: “Solo rezo porque Dios toque tu alma. Piensa en otra gente, están sufriendo por tu egoísmo y tu crueldad”. Este trabajador, que también hacía uso de su sueldo para poder financiar el tratamiento de asma de su hijo, ahora también se encuentra desamparado.
Trump lo llamó “el día de la liberación”, pero los resultados no están siendo iguales en todo el mundo. Muchos países se encuentran a merced de lo que se les imponga desde la otra punta del globo, y ya están en busca de otros socios en caso de necesitarlo. Pero si se echa un vistazo a la voz de quien sufre estos efectos, se puede ver que mientras hay negociaciones que parece que no tomarán más que unos meses, hay vidas que no pueden esperar.