Oriente Medio

Ryma Sheermohammadi: “El régimen iraní usa la guerra como excusa para intensificar la represión”

"El cambio en Irán solo puede venir desde dentro", explica la activista Ryma Sheermohammadi, que recuerda que "no queremos otro Irak: la disidencia iraní pide una transformación desde dentro"

Irán
La activista iraní Ryma Sheermohammadi
Juanma Ramos

La activista iraní residente en España, Ryma Sheermohammadi, señala que en Irán no se vive el fin de las hostilidades, sino una tregua tensa e instrumentalizada por el régimen. Según explica a Artículo14, el poder intenta vender esta fase como una victoria estratégica frente a Israel y Estados Unidos, reforzando una narrativa de fuerza que se ha cultivado durante décadas, incluso obligando a niños en las escuelas a gritar “muerte a Estados Unidos, muerte a Israel“. Sin embargo, dijo, cada vez más jóvenes se niegan a participar de esa campaña de odio.

Sheermohammadi, en una entrevista con Artículo14, ha recordado casos como el de estudiantes que evitaron pisar banderas israelíes o estadounidenses colocadas en las entradas de universidades. Para ella, estos gestos evidencian una brecha entre la propaganda oficial y la sociedad de Irán, marcada por la precariedad, el desencanto y la represión. “El ciudadano medio no comparte el triunfalismo del Estado, está preocupado por la inflación, la censura, la falta de libertad y, sobre todo, por el miedo a una nueva guerra”.

Iraníes caminan sobre banderas israelíes y estadounidenses durante una manifestación antiisraelí en Teherán
EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

La activista, traductora y divulgadora, denuncia que, ante las críticas por la falta de búnkeres para proteger a la población en caso de ataque, las autoridades intentaron presentar como solución las estaciones de metro. Sin embargo, esas estaciones estaban cerradas por la noche, dejando a la población completamente desprotegida, mientras que la élite gobernante sí dispone de refugios.

Desde el exterior, incluidos países como España, Sheermohammadi asevera que la disidencia iraní actúa como caja de resonancia del malestar interno, aunque también está fragmentada y bajo vigilancia. Reconoce que los activistas han sido fundamentales para visibilizar la represión, especialmente desde el surgimiento del movimiento “Mujer, Vida, Libertad”. Sin embargo, alerta sobre una tensión creciente: “Muchos disidentes tienen que aclarar que estar contra el régimen no significa estar a favor de una intervención extranjera”.

Recalca que la mayoría del exilio iraní apuesta por una transición democrática desde dentro, liderada por la ciudadanía y no impuesta por potencias externas. Pero también admite que “en medio de una guerra, nadie piensa en salir a protestar”, por lo que la prioridad de muchos es simplemente sobrevivir.

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Ryma Sheermohammadi (Juanma Ramos)
Juanma Ramos

Respecto al movimiento “Mujer, Vida, Libertad“, Sheermohammadi asegura que ya no se limita a las calles, sino que está profundamente enraizado en la vida cotidiana. Subraya que uno de sus mayores logros es el cambio cultural: “Millones de mujeres han dejado de llevar el velo obligatorio”, desafiando una ley que aún está en vigor. Esta desobediencia civil masiva ha obligado incluso a sectores religiosos a reconsiderar sus posturas, y muchas familias conservadoras han visto cómo sus propias hijas resisten pacíficamente la opresión.

Aumenta la represión interna en Irán

No obstante, advierte que tras el conflicto con Israel, el régimen ha intensificado la represión interna. Acusaciones arbitrarias de colaboración con Israel, desapariciones forzadas, y ejecuciones sumarias han vuelto a ser comunes. Contó con gran dolor el caso de Mohammad Amin Mahdavi Shaieste, un joven discapacitado que fue ejecutado por supuestos vínculos con Israel, a pesar de su fragilidad física y su mínima actividad en redes sociales. “Tuvieron tanta prisa por ahorcarle… ¿Cuánta prisa para matar a estos chicos?”, lamenta.

Sheermohammadi denunció que esa acusación de espionaje también se utiliza contra la comunidad Baha’í, la minoría religiosa más perseguida del país, por el simple hecho de tener sus lugares sagrados en territorios hoy pertenecientes a Israel. A su juicio, acusar de vínculos con Israel se ha convertido en un recurso del régimen para silenciar cualquier disidencia.

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Personas heridas reaccionan tras un ataque aéreo israelí en el centro de Teherán
Efe

A pesar de todo, insiste en que la sociedad civil iraní, aunque herida, no está destruida. Aún surgen voces que exigen cambios, especialmente entre activistas de derechos humanos que siguen trabajando en las bases de la sociedad, aunque ello represente un riesgo constante.

Al ser preguntada por si alguna vez pensaron que el régimen iba a caer, Sheermohammadi fue clara: el deseo no es solo un cambio de régimen, sino una transformación profunda. Explica que los cambios impuestos desde fuera, como en Libia o Irak, han demostrado ser inestables y sangrientos. Por eso, insiste en que “el cambio verdadero solo puede venir desde dentro, con protagonismo ciudadano, justicia y memoria”.

“El cambio no viene con el bombardeo. El cambio viene cuando hay millones de personas en la calle”, sostiene. Y añade que ese anhelado cambio, si quiere ser legítimo y duradero, debe surgir desde la unidad y la conciencia de la ciudadanía. Porque “desde una guerra no nace una democracia”.

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