Desde las 06:00 de esta mañana, los nuevos aranceles de Donald Trump ya están en vigor. La ola proteccionista del presidente estadounidense arranca con decenas de países afectados y una Unión Europea atrapada entre un acuerdo que la protege a medias y una amenaza que vuelve a abrir grietas entre los Veintisiete.
La fecha, marcada en el calendario desde hace meses, llega con un mapa de “ganadores” y perdedores a los que Washington aplicará a partir de hoy nuevos gravámenes. Los más afectados, sobre todo los que no han cerrado un acuerdo con Estados Unidos antes del final de la tregua y que, desde hoy, entran un escenario más caro e incierto.
En la lista de castigados figuran Brasil, Canadá o India. Este último recibió la tarde de ayer el último golpe: un arancel adicional del 25 % que eleva al 50% el gravamen total sobre sus exportaciones, en represalia por sus compras masivas de petróleo ruso. La medida, salvo sorpresa, entrará en vigor el 27 de agosto.
El anuncio del castigo a la India coincide con la visita del enviado de Trump para Rusia y Oriente Próximo, Steve Witkoff, a Moscú. Su objetivo: convencer al Kremlin de aceptar un alto el fuego en Ucrania. El viaje se produce a dos días de que venza el ultimátum lanzado por el presidente estadounidense a Vladímir Putin. Nuevo órdago: Si no hay tregua, habrá una nueva ronda de sanciones económicas y aranceles.

La UE, con acuerdo pero bajo presión
Bruselas se agarra al pacto firmado en julio para evitar un choque frontal con Estados Unidos: un tope del 15% a la mayoría de productos europeos, acceso garantizado a determinados sectores y un compromiso de inversión de 600.000 millones de dólares en territorio estadounidense. A cambio, una prórroga de seis meses sin represalias adicionales.
Pero la calma es relativa. Este mismo martes, Trump advirtió que si la UE no cumple con esa inversión, elevará los aranceles al 35%. “Es un regalo. Podemos hacer lo que queramos con él”, dijo. La frase encendió las capitales. Francia, Alemania y España han cuestionado el pacto, ya sea por considerarlo “débil” o por la falta de garantías.

En Bruselas, la lectura es pragmática: “No es perfecto, pero evita lo peor”. Lo cierto es que el bloque ha preferido alinearse antes que enfrentarse, aun a costa de aceptar un marco que no ha diseñado.
División interna en Europa
La Comisión Europea insiste en que los Veintisiete avalaron la suspensión de represalias y que no espera sorpresas en la ratificación. Pero el ambiente no es de unidad.
La fotografía es la de un bloque que forma parte del sistema, pero no del núcleo. Con un acuerdo que compra tiempo, pero no despeja la incertidumbre. Y con un Donald Trump que, a base de presión y plazos, vuelve a imponer sus reglas en el tablero global.
Industrias en la diana
El golpe más visible lo sufrirá el motor europeo. Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW han admitido que el nuevo escenario les obligará a revisar previsiones. Los fabricantes de automóviles occidentales calculan ya pérdidas superiores a los 4.600 millones de euros.

También se resentirán los fabricantes japoneses como Toyota, Honda o Mazda, con plantas y exportaciones clave hacia Estados Unidos. De hecho, la entrada en vigor del nuevo sistema también reordena el mapa asiático. Los aranceles ascienden al 19% para Tailandia, Malasia, Camboya, Filipinas e Indonesia, y al 20% para Vietnam.
Laos y Birmania quedan en lo más alto de la tabla, con un 40% de gravamen, sólo superadas por Siria, que mantiene un 41%. Para Brunéi, Washington ha confirmado un 25 %, el mismo nivel ya anticipado en las cartas enviadas a sus gobiernos el pasado mes de julio.