Los síntomas del tercer trimestre de embarazo pueden resultar desconcertantes para muchas mujeres. La mayoría no son preocupantes en realidad, pero esto no significa que no haya que prestarles atención. Pueden ser físicos o mentales.
Esto lo señala la Doctora Marimer Pérez, ginecóloga y obstetra fundadora de centro de salud femenina WoMer y con cerca de 600 mil seguidores en Instagram.
Conoce los síntomas del tercer trimestre a nivel físico que no se deben ignorar

El tercer trimestre de embarazo, que abarca desde la semana 28 hasta el parto, es una etapa de culminación y preparación a la vez. Durante este periodo, el cuerpo de la mujer experimenta una serie de cambios significativos, todos ellos orientados a la inminente llegada del bebé.
Comprender los síntomas comunes es fundamental para afrontar esta fase con tranquilidad y confianza, según indican expertas como Marimer Pérez.
A medida que el embarazo avanza, el aumento de peso es una constante. Este incremento se debe no solo al crecimiento acelerado del feto, sino también al aumento del volumen sanguíneo, el líquido amniótico y el tamaño del útero. Este peso adicional, junto con los cambios hormonales, suele derivar en una fatiga y cansancio considerablemente más agotadores que de normal.
Los dolores de espalda, acompañados de hinchazón (edema), también pueden ser preocupantes. La curvatura acentuada de la columna se intensifica debido al desplazamiento del centro de gravedad y al peso del útero.
Otros síntomas, como las molestias digestivas y la falta de aliento, son afecciones comunes. A pesar de ello, ninguno se debe descuidar, y si se agravan sus efectos, se debe consultar con un especialista cuanto antes. Una fiebre alta, dolor abdominal intenso, sangrado e hinchazones severas… Señales tan alarmantes no deben ignorarse.
Estos son los síntomas mentales a tener en cuenta
Más allá de los cambios físicos, los síntomas del tercer trimestre relacionados con la salud mental también deben ser tomados seriamente. La doctora Pérez habla constantemente de este tema en sus publicaciones, en relación al embarazo y la salud íntima femenina en general.
La ansiedad es muy común en esta fase, alimentada por la anticipación del parto, la preocupación por la salud del bebé y la adaptación a la maternidad, entre otros aspectos. Es normal sentir cierto grado de nerviosismo, pero si la ansiedad se vuelve abrumadora, interfiere con actividades diarias, o se acompaña de ataques de pánico, es crucial buscar apoyo psicológico.
Se debe hacer lo mismo ante cualquier indicio de depresión. Sentimientos persistentes de tristeza, cambios radicales en el comportamiento, desesperanza, pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban todas son señales de alarma.
Algunas mujeres pueden experimentar problemas de concentración y memoria. La dificultad para concentrarse o recordar cosas podría ser un síntoma de un problema subyacente, especialmente si va acompañada de las anteriores descripciones sobre las señales de depresión y de ansiedad.
Finalmente, la irritabilidad y los cambios de humor extremos más intensos, lejos de los habituales y breves enfados, son preocupantes si afectan a las relaciones o al bienestar general.
La comunicación constante con el ginecólogo o matrona es esencial para garantizar un tercer trimestre seguro. No dudes en consultarle todos los cambios o preocupaciones que tengas.