El rechazo a la acumulación de sartenes, cubiertos y vajilla es un sentimiento mucho más común de lo que piensas. Son millones de personas alrededor del mundo las que van posponiendo la tarea de lavar los platos lo máximo posible.
Esto tiene una explicación psicológica, ya que esta decisión no es pura pereza. Todo tiene que ver con unos mecanismos del cerebro. Asimismo, los profesionales ofrecen sus consejos para combatir estos mecanismos y superarlos.
¿Por qué nos cuesta lavar los platos?

Lo que se esconde tras la decisión de postergar el fregado de la pila va más allá de la pereza. Implica una serie de mecanismos de defensa que se originan en el cerebro, según indican los especialistas.
Para la mayoría de personas, resulta una tarea aburrida además de incómoda. Este motivo, sumado a la poca gratificación que otorga realizarla, hace que nuestro cerebro active unos mecanismos de defensa que nos hacen “esquivarla” lo máximo posible.
Estos mecanismos pueden llevar a provocarnos estrés. Ya que a medida que se van acumulando platos y demás utensilios, aumenta la ansiedad al ver que la tarea será más larga y más pesada. Nos estresa ver la acumulación, pero no nos decidimos en el momento de ponernos a limpiar.
Por si fuera poco, ir dejando muchas horas e incluso más de un día la pila de trastos sucios, provoca otros problemas. Por una parte, hace que sea más difícil de limpiar, ya que los restos y la grasa se pegan con más fuerza.
Por otra, se forma un caldo de cultivo ideal para bacterias, la cual empeora si dejamos la vajilla con agua estancada.
Trucos para superar la pereza y no posponer tanto esta tarea

Superar la procrastinación a la hora de lavar los platos es posible, gracias a las diferentes estrategias compartidas por los profesionales entendidos en la materia, como el psicólogo Peter Miller en su obra Cómo lavar los platos.
Un consejo muy efectivo y aplicable a otras labores del hogar es dividir la tarea en diferentes pasos. Esto permite darle al cerebro una dosis de satisfacción, que nos permitirá atravesar el rato de la mejor manera posible. Una buena idea puede ser empezar desde los objetos más grandes a los más, pequeños, o al revés. Lo que más te guste.
Esa satisfacción también se puede dar a nuestro cerebro a través de pequeñas recompensas. Lo que este asocia algo negativo y sin beneficio inmediato, gracias a estas recompensas, pasa a ser algo positivo y sí tiene beneficios.

Estos pueden ser cosas como sentarse a descansar unos minutos, leer un poco del libro o cómic que te gusta… Pequeños gestos reconfortantes, con un impacto positivo para ti.
Otra estrategia puede ser escuchar un podcast, un audiolibro, música… O incluso ponerse un capítulo o vídeo con el móvil al lado. Esto activa el sistema de dopamina del cerebro, haciendo la labor mucho más llevadera.
También puedes probar a realizarlo con plena concentración, sin distracciones, pues hay personas que descubren que les ayuda a reducir el estrés.
Hacerlo de esta manera puede mejorar tu concentración, así como ayudarte a ser una persona más creativa, gracias al estado meditativo que conseguimos mediante la concentración.
Sea como sea, lavar los platos es una acción necesaria por motivos de higiene y salud. La mejor manera de llevarla a cabo depende de cada persona, así que trata de descubrir cuál es la estrategia ideal para ti.