Psicología

Diez años del boom de Marie Kondo. ¿Somos más ordenados?

La fiebre del orden cambió nuestra forma de organizar y de vivir. ¿Mantenemos sus enseñanzas o hemos vuelto al caos?

¿Orden o desorden?
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Marie Kondo llegó a España en septiembre de 2015 en formato de libro, La magia del orden, y fue recibida con honores de emperatriz. Medio país se inclinó ante ella para organizar cajones y doblar en vertical con la precisión de una ceremonia del té en Japón. Nos enseñó el orden como un arte espiritual y estético que busca la calma, el respeto y la armonía, aunque se nos torció el gesto cuando mandó nuestros libros al contenedor de lo superfluo.

Marie Kondo - Estilo de Vida
Marie Kondo, consultora de organización japonesa
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Lo que vino a decir es que, con nuestro espacio limpio y organizado, es más fácil examinar nuestro interior y reajustar nuestra vida. Con calma y con la sacerdotisa de la organización más relajada, ¿seguimos viendo el orden como un asunto aspiracional de bienestar y desarrollo personal o nos hemos rendido al caos como delicia de la imaginación? Diez años después, ¿tiene más autoridad la legión de Marie Kondo que llegó después o artistas como Paul Cézanne, que veía en el caos un estupendo arcoíris?

Un escritorio limpio, mal asunto

Un escritorio impoluto era para Einstein motivo de sospecha y son muchas las investigaciones que han tomado esta opinión para analizar si el desorden puede ser signo de creatividad y apertura o más bien un síntoma de que algo no está funcionado del todo bien en nuestras cabezas o en nuestras vidas. Veamos quién nos convence más para encontrar un punto de cordura en medio de la jungla de los adolescentes.

Un estudio realizado en la Universidad de Minnesota desveló que, como bien pensaba el genio, detrás de un escritorio desordenado hay una persona propensa a la creatividad y a asumir riesgos. No obstante, también constató que, si se trata de ser productivo, completar una tarea o simplemente desarrollar la idea creativa, el orden lleva claramente ventaja.

Después de varios experimentos, Kathleen Vohs, una psicóloga que ha inspirado a líderes como Mark Zuckerberg y Barack Obama, concluyó que hay belleza en el caos. Comprobó que las personas desordenadas son más propensas a desafiar las normas convencionales para hacer las cosas a su manera. Cita como ejemplos a Steve Jobs, Albert Einstein y Mark Twain. Sus resultados fueron confirmados por investigadores independientes de la Universidad Northwestern, quienes descubrieron que los sujetos en una habitación desordenada dibujaban imágenes más creativas y resolvían más rápido los acertijos más complejos que los sujetos en una habitación ordenada.

Casa desordenada - Sociedad
Salón desordenado y lleno de trastos
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A pesar de estas conclusiones, no podemos negar que la vida cotidiana resulta menos compleja siguiendo las enseñanzas de Marie Kondo, sin tener que llegar a ese extremo de la antropóloga Mary Douglas, que asoció, hace cinco décadas, los espacios impolutos con la rectitud moral.

Las propuestas de la consultora japonesa calaron especialmente en los milenials. Esta generación tiene una clara tendencia al minimalismo como estilo de vida. Viven en casas más pequeñas y prefieren gastar su dinero más en experiencias que en cosas materiales, según vienen repitiendo las encuestas. Aun así, en general la costumbre mayoritaria es la acumulación. Es el caso de la ropa. En 1930, la mujer tenía una media de 36 prendas en su armario. Hoy llega a 120 y el 80% no la usa, según la startup Cladwell.

El orden está en el cerebro

¿Por qué hay desordenados incorregibles y talibanes del orden? ¿Por qué personas que apilan y otras que archivan? ¿Por qué hay quien se desenvuelve en el caos como pez en el agua mientras que otros se desquician al ver una sola cosa fuera de lugar? La forma en que te organizas está innata en tu cerebro. Es decir, hay una base biológica. Un estudio publicado en The Journal of Neuroscince en 2020 reveló que quienes muestran altos niveles de orden poseen una estructura neuronal más densa en la corteza prefrontal, responsable de la planificación, el control de impulsos y la toma de decisiones.

El orden está vinculado también con rasgos de personalidad y con el entorno durante la infancia. Crecer en un hogar limpio, ordenado y con rutinas favorece unos hábitos que suelen conservarse en la vida adulta.

En definitiva, diez años después de aprender a plegar las camisas con precisión quirúrgica, no podemos dar más veredicto que el orden puede optimizar la concentración y reducir el estrés, pero el exceso de control limita la flexibilidad y la creatividad.

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