Por lo que nos enseñan otros países, la legalización de las drogas con uso recreativo no reduce su consumo, sino que tiende a aumentar. Es el caso del cannabis, la droga ilegal más consumida por los jóvenes y adolescentes, especialmente en el grupo de 14 a 18 años en España y parte de Europa. Su legalización en varias partes del mundo ha traído consigo una menor percepción del riesgo y mayor disponibilidad. Incluso se ha encontrado una mayor concentración de THC (principal compuesto psicoactivo) y más variedad en las formas de consumo. Tampoco ha conseguido acabar con el mercado ilegal. No obstante, como los cambios en la legislación son relativamente recientes, se necesita un seguimiento más exhaustivo para valorar el efecto a largo plazo.
Comestibles, líquidos y vaporizadores
En Canadá, un estudio dirigido por el investigador André J. McDonald, ha concluido que, en los cinco años posteriores a la legalización del cannabis recreativo, el consumo y el abuso de cannabis disminuyeron ligeramente entre los consumidores frecuentes antes de la legalización, pero aumentaron, también de forman modesta, entre los consumidores ocasionales y los no consumidores. Las preferencias de productos de cannabis se alejaron de las flores secas, el hachís, los concentrados, el aceite, las tinturas y los tópicos hacia los comestibles, líquidos y vaporizadores.
Otra investigación sobre la legalización del cannabis recreativo en Estados Unidos, publicada en Cleveland Clinic Journal of Medicine, observó varios grupos demográficos afectados. Entre ellos, los adolescentes, con un aumento significativo, y las mujeres embarazadas. Tras su autorización en California y Colorados, dos de los estados donde se ha permitido, las gestantes incrementaron su consumo para aliviar las náuseas matutinas del primer trimestre. El estudio advierte que, si bien el cannabis puede tener posibles efectos en este sentido, varias organizaciones, incluido el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, desaconsejan encarecidamente su uso durante el embarazo.
Son numerosos los riesgos asociados: “Síndrome de hiperémesis cannabinoide (vómitos y dolor abdominal intenso), parto prematuro, bajo peso al nacer, síndrome de abstinencia neonatal y posibles resultados negativos del desarrollo neurológico en el niño, incluido el aumento del comportamiento agresivo, los déficits de atención y un peor rendimiento en la adolescencia y la adultez temprana”.
Un estudio en Ontario informó que la legalización del cannabis recreativo condujo a un aumento en las visitas de atención aguda por consumo de cannabis durante el embarazo, de 11 a 20 casos por cada 100.000 embarazos. El problema en países como Tailandia, Malta, Uruguay o algunos estados de Estados Unidos es que la legalización no ha tenido en cuenta que esta mayor demanda exigiría una adaptación de los sistemas de salud y servicios sociales para dar una respuesta.
El error de cálculo de Alemania
Cabe señalar el caso de Alemania, donde el 1 de abril de 2024 entró en vigor una de las legislaciones sobre marihuana más permisivas de la Unión Europea. Permite la posesión de 50 gramos de cannabis y el cultivo de hasta tres plantas. Fue una ley que nació con la pretensión de “reducir el mercado negro, evitar que niños y jóvenes consuman cannabis y prevenir el consumo de cantidades peligrosas THC”. No tuvieron en cuenta las consecuencias. Solo dos meses después, los accidentes por el uso de esta droga se habían multiplicado. Los legisladores redujeron el límite legal a 3,5 nanogramos de THC, bajo amenaza de multa de 500 euros, y pusieron mayor control en la producción para evitar el riesgo de grandes plantaciones por parte de las asociaciones de cultivadores.