Él mismo llamó a Emergencias. Filinto, de 85 años, levantó el teléfono a las diez de la mañana del pasado 29 de julio y aseguró que su mujer había sufrido una caída accidental mientras iba al baño. Se trataba de Mercedes, de 78 años, madre de una hija y un hijo. Cuando los sanitarios se trasladaron al domicilio de la pareja en Zizur Mayor (Navarra), solo pudieron confirmar la muerte de Mercedes, que presentaba un fuerte golpe en la cabeza y estaba ensangrentada y tendida en la cama.
Poco después, el facultativo que acudió al domicilio hizo constar la incoherencia entre el relato de Filinto —una caída— y la situación que encontró en la vivienda. En ese momento, se acordó la judicialización del fallecimiento.
No presentaba ninguna patología en el momento de los hechos
Según el auto de prisión dictado tras su detención, “el hallazgo en un contenedor amarillo próximo al domicilio de abundantes restos de sangre —almohada y su funda, pañal, botiquín con medicinas…— daría respuesta a la extrañeza de los profesionales intervinientes ante la falta de restos de sangre en el propio lugar de los hechos”.

Respecto a su estado mental, el documento indica que “las eventuales dudas que, en relación con el alcance de la imputabilidad del investigado por causa de su avanzada edad, pudieran concurrir resultan inatendibles, al haberse aportado informe médico del detenido elaborado tras su ingreso en el Hospital de Navarra, informe que deja constancia de la práctica de un conjunto de pruebas (incluido un TAC craneal), cuyo resultado da lugar a un juicio clínico en el que no se objetiva patología urgente alguna en el momento de la práctica, la cual se ha llevado a efecto con inmediación temporal al presunto delito”, como adelantó Noticias de Navarra.
Filinto es médico de familia jubilado y especialista en psiquiatría, con alzhéimer, al parecer. Mercedes sufría párkinson. En el momento de los hechos, él presentaba un discurso incoherente, según los investigadores, lo que no impidió que se decretara prisión provisional tras las pruebas realizadas en el centro sanitario.
La jueza asegura que lo deja en libertad por obligación legal
Apenas estuvo encarcelado. A mediados de agosto, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial estimó parcialmente un recurso de la defensa e impuso la prisión domiciliaria del imputado.
El pasado martes, meses después de su ingreso en prisión, la misma jueza que decretó su encarcelamiento le impuso una fianza de 6.000 euros y, ese mismo día, el imputado quedó en libertad tras depositar su defensa dicha cantidad, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Navarra.
En la resolución judicial, que puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial, la magistrada admite que ha decretado la prisión eludible bajo fianza por obligación legal, ya que así lo había solicitado la Fiscalía, la única parte acusatoria en el procedimiento. Recuerda que la medida de prisión solo puede acordarse cuando la solicita alguna de las partes.
Además, entre otras pruebas, el juzgado está a la espera de un informe forense sobre la capacidad de Filinto en el momento de los hechos y en la actualidad.
La puesta en libertad de Filinto es un tema delicado, pero las asociaciones de víctimas consideran que se envía un mensaje peligroso a los agresores, en especial a los de más edad.
“Se envía el mensaje de que, si eres anciano, puedes matar a tu mujer”
Así lo cree Ana Bella, de la fundación que lleva su nombre, quien, sin conocer más allá de lo publicado en los medios, asegura que quizá la cárcel “no está preparada para personas de esa edad y con problemas mentales, pero, desde luego, el mensaje que se manda es que, si eres anciano, puedes matar a tu mujer porque no vas a entrar en la cárcel”.

Bella considera que se “abre la veda para que maten a las que les tienen ganas de matar desde hace años” y denuncia que “debería estar en prisión y quedarse en prisión, igual que la mujer está bajo tierra y sus seres queridos la han perdido. Que acondicionen las cárceles para este tipo de personas, en todo caso”.
En la misma línea, Olga Caldera, de la asociación AMAR, afirma que este hombre “debería estar en la cárcel por asesinato con premeditación y alevosía. Me da igual la edad que tenga, porque la víctima le ha estado aguantando los malos tratos todos los años de la relación y va a salir impune. Una vez más, la justicia falla; el sistema también”.
“Es lamentable, ¿cómo va a ser?”, se pregunta Gregorio Gómez, de la asociación ALMA. Para él, “como siempre, se demuestra el escaso interés que tienen los organismos del Estado por defender a las víctimas. Solo hay que ver quién debía ejercer esa acusación y cómo ha pasado un poco del tema. Lo de siempre”, explica.
Asegurar que el agresor rinda cuentas
Desde la asociación Somos Más creen que “ante un asesino machista, independientemente de su edad, no caben fianzas. Prisión preventiva hasta el juicio, en el que, si este país fuera como tiene que ser, se le aplicaría la prisión permanente revisable”.
Andrea Cabezas, de la asociación Stop Violencia Vicaria, apunta que “tener una edad avanzada no significa que deba eludir la prisión ni que su situación justifique que pueda jubilarse tranquilamente cobrando una pensión mientras las víctimas quedan en un limbo de justicia.
Esto no solo da la sensación de que se le está entregando un manual de ‘cómo y cuándo hacerlo’ sin coste real, sino que coloca a las víctimas de nuevo en segundo plano. Si no hay condenas ejemplares, no hay reparación posible.
Insistimos en que la justicia debe cumplir su función: proteger a las víctimas, asegurar que el agresor rinda cuentas y enviar un claro aviso de que la violencia no queda impune. De lo contrario, lo que estamos transmitiendo es que la brutalidad puede quedar sin consecuencias”.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.

