Pluripensión femenina

Cuando la jubilación no basta: “Gracias a la pensión de viudedad llego bien a fin de mes”

Casi el 40% de las prestaciones que reciben las mujeres en España son por fallecimiento del cónyuge, un salvavidas que complementa su asignación

La brecha de género sigue marcando el sistema de pensiones español. Aunque en los últimos años las mujeres han ganado terreno, sus prestaciones continúan siendo significativamente inferiores a las de los hombres. Según el último Pensiómetro del Instituto Santalucia, que recoge datos del segundo trimestre de 2025, la pensión media de jubilación femenina se sitúa en los 1.196,65 euros mensuales. Mientras, la de los hombres asciende a los 1.719,06 euros, una diferencia del 30,4%.

El desajuste refleja décadas de desigualdad en el mercado laboral. Es por ello, que muchas mujeres han visto en la pensión de viudedad un salvavidas para abordar el mes con mayor estabilidad. Es el caso de Josefa Botella. Viuda desde los 64 años, asegura que gracias a la prestación por fallecimiento de su marido puede “llegar bien a fin de mes, pagar la luz y el agua sin problemas, e incluso darles una ayuda a mis hijas cuando la necesitan”.

10 meses más tarde

Entre ellas, las carreras laborales son más cortas, los salarios más bajos y las interrupciones ligadas al cuidado de hijos o familiares dependientes una costumbre. Tanto es así, que las mujeres se jubilan de media diez meses más tarde que ellos. La diferencia se explica porque muchas llegan al final de su vida laboral con menos años cotizados y optan por prolongar su actividad para mejorar el importe de su prestación. Desde la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Viudas Hispania (CONFAV) reivindican que las viudas han hecho sacrificios que no se cuentan: “Muchas se quedaron solas jóvenes, con cuatro o cinco hijos a los que tuvieron que sacar adelante”. 

Agencia de viajes - Sociedad
Dos jubiladas pasan por delante de una agencia de viajes donde anuncia viajes del Imserso
EFE/Luis Tejido

En la actualidad, los datos muestran una reducción de la brecha en comparación con el pasado. En 2005, las jubiladas cobraban poco más de la mitad de lo que recibían los hombres. A día de hoy, ese porcentaje asciende al 70%. Y en el caso de las nuevas altas, la diferencia entre ambos sexos baja hasta el 17,5%, lo que anticipa una convergencia gradual en las próximas décadas. El factor decisivo ha sido la mayor incorporación femenina al empleo. En 2025, 10,1 millones de mujeres están afiliadas a la Seguridad Social, 2,5 millones más que en 2006.

Pluripensionistas

Un fenómeno especialmente ligado a las mujeres es el de la pluripensión, es decir, cobrar más de una pensión a la vez. Mientras que solo el 3,5% de los hombres se encuentra en esta situación, en el caso de las mujeres el porcentaje se eleva hasta el 17,6%. Existen dos motivos. Una mayor supervivencia, la media de esperanza de vida de las mujeres en España es más de cinco años superior a la de los hombres (86,34 frente a 81,10, según los últimos datos del INE). Este hecho, las convierte en perceptoras de pensiones de viudedad.

El otro factor es su creciente presencia en el mercado laboral, lo que les permite acumular también una prestación contributiva propia. Josefa, que percibe tanto la jubilación como la pensión de viudedad, sostiene que sin la última “tendría que renunciar a las sesiones de fisio por los dolores de rodilla o a renovar mis gafas cuando lo necesito”. Y reflexiona que “es una lástima trabajar toda la vida y pagar tus cotizaciones para luego perder a tu pareja y no poder disfrutar juntos de lo que es tuyo”.

Las mujeres enfrentan la tercera edad con menores recursos económicos.
Freepik

La pensión de viudedad tiene un peso revelador entre las mujeres. El 39,3% de las retribuciones que reciben son de este tipo, frente a apenas un 4,3% en el caso de los hombres. Esto significa que entre las pensiones que reciben las mujeres, casi 4 de cada 10 son prestaciones por fallecimiento del cónyuge. La pensión de viudedad convive cada vez más con la jubilación. Sin embargo, en algunos casos no es suficiente. Desde CONFAV denuncian que “a veces la suma de ambas pensiones sigue siendo muy baja”. Y aseguran que, aunque hay de todo, hay quienes “no tienen recursos suficientes para vivir con tranquilidad”.

A la cola en la UE

España siempre ha sido un país de gran atractivo para los turistas europeos. Tanto es así, que muchos de ellos cuando se jubilan compran viviendas en el litoral mediterráneo y en las islas, entre otros lugares, para disfrutar de su retiro. Sol, playa y gastronomía: su pensamiento está justificado. Sin embargo, para los españoles la situación es completamente distinta. España ocupa el puesto 39 del Índice Global de Jubilación 2025  (GRI, por sus siglas en inglés) de Natixis IM, y se consolida como el peor país de la Unión Europea (UE) en el ranking.

Según el informe, esta posición se debe principalmente a problemas estructurales que afronta el país. Javier García de Vinuesa, responsable de Natixis IM en Iberia, explica que los resultados del GRI 2025 “son un recordatorio de los retos que España arrastra desde hace años en materia de empleo y productividad”. 

Cierre de Alcampo - Economía
Fotografía de una empleada trabajando en un supermercado.
EFE

No obstante, el país ha mejorado ligeramente en cuanto a las prestaciones en la jubilación y en indicadores de bienestar material, como renta per cápita e igualdad de ingresos. Pero su puntuación global de 48 sobre 100 en la clasificación la sitúa por detrás de países como Noruega, Suiza o Irlanda. En esta línea, fuentes de CONFAV señalan que las retenciones al IRPF castigan las prestaciones de algunas viudas. “En el caso de jubiladas que cobran alrededor de 1.500 euros, el pago del impuesto sobre la renta asciende hasta los 300 euros mensuales”, lamentan desde la organización. 

Josefa Botella es solo un ejemplo de las miles de mujeres en España que dependen de la pensión de viudedad para complementar su jubilación y vivir con tranquilidad. Gracias a esta ayuda, pueden mejorar su salud e incluso ayudar económicamente a sus familiares. Pero la disparidad sigue ahí. Aunque la brecha de género en las pensiones se ha reducido en las últimas décadas, todavía queda un largo camino por recorrer para que las mujeres puedan jubilarse con dignidad y seguridad económica.

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