Entrevista

Raquel Martí: “Israel intenta acabar con el sistema reproductivo de las mujeres en Gaza”

Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, explica que en este momento, ser madre en Gaza es el peor escenario, pues "los recién nacidos están prácticamente condenados”

No es fácil hacer preguntas a Raquel Martí, la directora ejecutiva de UNRWA España, pero sus respuestas -aunque dolorosas y explícitas- son más necesarias que nunca. Contesta con sosiego, con largas explicaciones y con ejemplos de gazatíes y trabajadores en el terreno, testigos de una guerra que ha devastado Gaza y donde “se están cruzando todas las líneas rojas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos”. Martí, desde la sala del Museo Thyssen en la que se expone “Gaza a través de sus ojos”, describe a Artículo14 los estragos de ser mujer en la Franja y cómo “muchas mujeres están viendo morir a sus hijos en sus brazos, cómo se van apagando lentamente, porque morir de hambre es una muerte muy dolorosa y muy lenta, y ellas los miran morirse de forma absolutamente impotente”.

-En primer lugar, nos gustaría saber si para usted lo que está sucediendo en Gaza, ahora que hay tanto debate también en España, es un genocidio.

-La Corte Internacional de Justicia ha admitido a trámite la denuncia de Suráfrica por presunto genocidio contra Israel porque dice que existen suficientes evidencias como para abrir esta investigación. Lo cual ya es un indicador de la posibilidad de que Israel esté cometiendo genocidio. Por otro lado, en la misma dirección apunta el informe de la Comisión Independiente que fue ordenada por la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Las conclusiones son que se está cometiendo genocidio. También la relatora especial para el territorio palestino ocupado, Francesca Albanese, publicó el año pasado un informe en el que confirma que se está produciendo genocidio. Por último, hay muchas voces de expertos juristas, por ejemplo, de la Asociación de Académicos sobre el Genocidio, en el que incluye a investigadores judíos de renombre, que han concluido que se está cometiendo genocidio. En cualquier caso, tendremos que esperar a la sentencia de la Corte Internacional de Justicia para que Naciones Unidas confirme definitivamente que esto está sucediendo.

UNRWA
Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, en el museo Thyssen
Javier Cuadrado

-¿Cómo están sufriendo las mujeres y las niñas de Gaza toda esta guerra?

-La están sufriendo con mayor impacto. Las mujeres tienen un rol diferente al de los hombres, evidentemente, en cuestiones de la familia, del cuidado, de la protección. En primer lugar, habría que hablar de las mujeres que han perdido a sus maridos, que están solas al cargo de los hijos, algunas con un número importante de niños y niñas, que están teniendo muchísimas dificultades para poder proteger y alimentar a sus hijos. De lo cual esto acarrea un doble sufrimiento, no solamente el que tú estás padeciendo, porque tampoco tienen ellas acceso a comida, el miedo, las bombas, sino que además tu rol de cuidadora de tus hijos está roto, porque no puedes seguir haciendo ese rol. Por ejemplo, cuando Israel empieza a introducir los puestos de distribución de alimentos por parte de la llamada Gaza Humanitarian Foundation -que está gestionada por mercenarios de Estados Unidos- conseguir alimentos se convierte en una competición en la que el más fuerte, el que más rápido corre, y el que tiene capacidad de sortear las balas de los disparos de los mercenarios y del Ejército israelí tiene más opciones para poder adquirir alimentos.

Madre
El niño palestino Yazan Abu Foul, de dos años, es cuidado por su madre Naima, ya que sufre de desnutrición grave
Efe

-Incluso cargar con ello, ¿es un problema?

-Claro, pesan 25 kilos estas cajas, y están situadas en el sur de la franja de Gaza, con lo cual si quieres conseguir alimentos tienes que desplazar hasta allí y andar kilómetros sorteando escombros, bombas, y entrando en una zona militarizada de la cual no sabes si vas a salir. Para hacer todo esto tienes que dejar a tus hijos solos, en una tienda de campaña, en el edificio en ruinas donde estás viviendo, sin la seguridad de que cuando vuelvas sigan allí. A veces consiguen alimentos y tienen que decidir a cuál de sus hijos se lo dan, cuando tienen cinco o seis bocas hambrientas y solo para alimentar a uno de ellos. Son decisiones sumamente complejas porque repartirlo entre seis no tiene sentido, con lo cual tienen que decidir a quién salvan ese día. Muchas mujeres están viendo morir a sus hijos en sus brazos, cómo se van apagando lentamente, porque morir de hambre es una muerte muy dolorosa y muy lenta, y ellas los miran morirse de forma absolutamente impotente. Por otro lado, la mayor parte de ellas están desnutridas, y sobre todo impacta aún más en las mujeres embarazadas y lactantes. En las lactantes, porque al estar desnutridas y con el estrés que están viviendo, se les corta la leche y no pueden amamantar a sus hijos. Y no hay leche de fórmula dentro de Gaza, con lo cual los niños están condenados a la inanición.

-¿Por qué no hay leche de fórmula?

-Porque no entra, porque Israel no permite la entrada de ayuda humanitaria. Y cuando permite, entra una veintena de camiones, y lo que entra no es suficiente para mantener a la población. En el último mes, me parece que se estaban tratando de 44.000 niños con desnutrición aguda en los hospitales. Ahora mismo el 60 y el 70% de los partos son prematuros. Esto se ha disparado muchísimo. Y son prematuros por las condiciones en las que están las madres, desnutridas, estresadas… están pariendo prematuramente, por lo cual están naciendo niños prematuros de bajo peso, porque también están ya desnutridos, y son niños que es muy difícil que se vayan a salvar. En esa situación, ser madre en Gaza es el peor escenario, porque los niños que nacen ahora mismo en Gaza están todos prácticamente condenados. Además, en el informe de la investigación independiente de Naciones Unidas, se concluye que se está cometiendo un genocidio, y en una de las premisas que confirman que se está cometiendo un genocidio es que Israel está intentando acabar con el sistema reproductivo de las mujeres, para, de esta manera, acabar con la población, con la reproducción.

Guerra en Gaza
Palestinos desplazados, entre ellos mujeres y niños, se dirigen del sur al norte de Gaza por la carretera de Al Rashid, en el centro de la Franja de Gaza
Efe

-¿Y cómo lo está haciendo?

-Atacando directamente al sistema sanitario. Han bombardeado hospitales, maternidades y UCIs de neonatos, dejando a las mujeres prácticamente sin asistencia para parir. Muchas tienen que dar a luz en tiendas o entre escombros, y las que logran llegar a un hospital son dadas de alta casi de inmediato, incluso tras cesáreas, porque las camas se reservan a heridos graves. La falta de productos básicos agrava aún más la situación: no hay pañales, leche de fórmula ni jabón. Eso expone a madres y bebés a infecciones constantes. También la menstruación es un problema. Las adolescentes, sin compresas ni tampones, recurren a trapos que deben lavar en el mar, lo que les provoca infecciones y una gran vergüenza. Muchas prefieren encerrarse durante esos días para que no se note. También hay mujeres que, por desesperación, se rapan el pelo ante los piojos y la imposibilidad de mantener la higiene. Además, como principales cuidadoras, son ellas las que se ocupan de enfermos y heridos, lo que las expone aún más a contagiarse. Todo esto se suma a la angustia diaria de alimentar y proteger a sus hijos en condiciones imposibles y al miedo de quedarse embarazadas sabiendo que no tendrán atención médica. Es como añadir una capa más de sufrimiento al que ya vive toda la población en Gaza.

-¿A dónde van a huir ahora que se ha intensificado la ofensiva en Ciudad de Gaza?

-Según la ONU, unas 400.000 personas ya han huido, aunque la cifra real probablemente sea mucho mayor, porque muchos se desplazan de noche y no quedan registrados. El Ejército israelí habla incluso de medio millón. La mayoría se dirige hacia Jan Yunis y Deir al-Balah, donde no encuentran nada: ni refugio ni recursos. Israel ha designado una zona al sur para acoger a los desplazados y en las últimas semanas la ha ampliado de 40 a 72 kilómetros cuadrados. Pero aun así es insuficiente: la gente está hacinada y, desde marzo, no se permite la entrada de tiendas de campaña ni material de refugio. Eso significa que casi un millón de personas han quedado sin un techo. En el mercado negro una tienda puede costar mil dólares, una suma imposible para la mayoría, y lo mismo ocurre con el transporte: moverse de Ciudad de Gaza hacia el sur cuesta entre 500 y 1.000 dólares, lo que convierte la huida en una odisea para familias que ya lo han perdido todo.

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Una mujer palestina desplazada llora la muerte de un familiar que fue asesinado a tiros en un punto de distribución de alimentos
Efe

-¿Y a pie cuánto puede ser?

-Unos 30 kilómetros. Imagínate recorrerlos con tus hijos, tus mayores y lo poco que puedes cargar. Y cuando por fin llegas, no hay nada: ni espacio físico, ni tiendas, ni servicios básicos. Al-Mawashi, el lugar designado por Israel, no es una zona humanitaria, aunque lo llamen así. Es una franja de dunas junto al mar, sin agua, sin alimentos, sin letrinas ni duchas. Las pocas tiendas que logran levantar acaban arrastradas por las mareas porque no queda otro sitio donde colocarlas. Mucha gente duerme en la calle con sus niños o se refugia en edificios en ruinas que pueden desplomarse con el siguiente bombardeo. Las descripciones que recibimos de Ciudad de Gaza son aterradoras. Israel está creando deliberadamente condiciones de pánico: corta alimentos, agua y electricidad, bombardea de forma masiva, destruye edificios enteros y ataca hospitales para dejar a la población sin asistencia. Incluso ataca a quienes huyen. Todo esto no es casual: es la táctica del desplazamiento forzoso, que constituye un crimen de guerra.

-¿Pero el desplazamiento a dónde?

-Al sur, pero en el sur también les bombardean.

-Tras el 7 de octubre hubo acusaciones contra miembros de la UNRWA. ¿Cómo afectó eso a una organización que hace esa labor tan importante en Gaza?
-Cuando se pone en tela de juicio la reputación de una organización, como pueda ser una ONG o una agencia de Naciones Unidas, el riesgo que se corre siempre es la pérdida de financiación. Si los donantes pierden la confianza, pues evidentemente retiran sus financiaciones. Este era el objetivo de Israel, conseguir que la comunidad internacional nos retirara la financiación. Israel acusó sin pruebas a 12 trabajadores y 22 países suspendieron la financiación en pleno desastre humanitario. La campaña fue absolutamente terrible. Evidentemente, estuvimos a punto de colapsar económicamente, porque no podíamos continuar. Hubo una campaña feroz de desprestigio, con propaganda en medios y calles. El daño fue económico, reputacional y también psicológico: más de 370 compañeros han sido asesinados, infraestructuras destruidas y acusaciones de terrorismo contra toda la agencia que lleva 75 años trabajando en Oriente Medio, con más 33.000 trabajadores.

La directora Ejecutiva de UNRWA España, Raquel Martí, durante la presentación de la exposición 'Gaza a través de sus ojos'
La directora Ejecutiva de UNRWA España, Raquel Martí, durante la presentación de la exposición ‘Gaza a través de sus ojos’
EFE

-¿Qué arrojó la investigación independiente?

-Se hicieron dos investigaciones. La primera, liderada por Catherine Colonna y expertos nórdicos, concluyó que UNRWA mantiene más mecanismos de neutralidad que cualquier otra agencia de la ONU. La segunda, de carácter penal, pidió pruebas a Israel. Solo entregaron grabaciones sin posibilidad de verificación. Al no haber pruebas, se cerró el caso. Poco a poco, los donantes comenzaron a restituir los fondos. Muchos antes de que saliera el informe, porque veían que Israel no publicaba ninguna prueba. Y dada la situación, empezaron a restituir los fondos. Y tras el informe, los más rezagados volvieron a financiarnos.

-¿Por qué Israel quiere acabar con la UNRWA?

-Porque nos identifica con el derecho al retorno de seis millones de refugiados palestinos. Creen que, si desaparecemos, desaparece también ese derecho. Pero en realidad, ACNUR tendría entonces la obligación de reconocerlos y exigir a Israel su retorno, lo que sería aún más problemático para ellos.

-En plena 80ª Asamblea General de la ONU, ¿cómo ve la crisis del multilateralismo y la reducción de fondos internacionales?

-Estamos en un momento muy grave: se están cruzando todas las líneas rojas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Lo que está sucediendo en Gaza es el primer paso para que en el siguiente conflicto pase lo mismo. Esto está haciendo que cada vez perdamos más derechos, en general todas las sociedades. Y llegará el momento en el que lo que está pasando en Gaza o lo que está pasando en estos países que nos parecen muy remotos nos va a ocurrir a nosotros. Porque Naciones Unidas se creó para que no volviera a pasar lo que había sucedido en la Segunda Guerra Mundial. Estamos viendo que cada vez tenemos un escenario más peligroso, una guerra abierta en Europa, con un país que está cruzando muchos límites de seguridad en Europa, con un montón de guerras abiertas en muchísimos países y con muchísimas amenazas. Si no se respeta este derecho internacional, si no se respeta Naciones Unidas y sus valores, ¿qué nos queda? Volver antes de la Segunda Guerra Mundial.

-Es verdad que hay mucha ignorancia, pero también hay como una falta de confianza en instituciones supranacionales, en la ONU

-La ONU necesita una reforma profunda, especialmente del Consejo de Seguridad y su derecho de veto. Aun con todas sus limitaciones, sigue siendo el único foro global para defender derechos, avanzar en igualdad, derechos LGTBIQ+ cambio climático o protección de refugiados.