El panorama educativo español vuelve a quedar en entredicho tras la publicación del informe Education at a Glance 2025 de la OCDE. El organismo internacional identifica dos problemas especialmente graves: la elevada proporción de adultos con competencias lectoras muy limitadas y el repunte de jóvenes “ninis” (que ni estudian ni trabajan), donde España se sitúa a la cabeza de la Unión Europea.
A pesar de contar con más titulados universitarios que la media de países avanzados, persiste un gran número de personas que no alcanzan siquiera el nivel mínimo educativo. Según el documento, todavía un 23 % de los adultos jóvenes de entre 25 y 34 años se queda en la educación obligatoria, un porcentaje que duplica el promedio de la OCDE. Esta carencia se traduce en una menor inserción laboral y en el riesgo de exclusión social.

Un tercio de los adultos no entiende lo que lee
El análisis del Programme for the International Assessment of Adult Competencies (PIAAC) muestra que aproximadamente un tercio de los españoles entre 25 y 64 años se sitúa en el nivel más bajo de competencia lectora con un 32 % frente al 27 % de media en la OCDE. Tal como señala el informe, estas personas “sólo pueden comprender textos muy breves con un mínimo de información que distraiga” y se limitan a “entender textos cortos de temas que les suenan”.
La OCDE advierte que las diferencias educativas marcan una brecha decisiva: los universitarios alcanzan puntuaciones muy superiores en comprensión frente a quienes se quedaron en la secundaria. Sin embargo, se constata un deterioro en las habilidades de lectura incluso entre los titulados superiores, lo que indica un retroceso generalizado respecto a generaciones pasadas.
Más horas en clase, sin mejores resultados
El sistema español obliga a sus alumnos a más horas lectivas que la media, tanto en Primaria como en Secundaria. Sin embargo, esa inversión de tiempo no se refleja en mejores posiciones en los rankings internacionales. En lugar de reforzar la lectura o las matemáticas, una parte significativa del horario escolar se destina a materias como segundas lenguas extranjeras, educación física o religión.

El informe recuerda que “el número de horas no garantiza por sí mismo el aprendizaje” y que la calidad del tiempo invertido en clase es lo que determina los avances.
Escasez de profesores y pocas vías alternativas
Otro de los retos señalados es la falta de docentes cualificados. La OCDE apunta que en 12 de los 28 países analizados no existen vías específicas para que profesionales de otros sectores accedan a la docencia, y España figura en ese grupo.
Aunque existen iniciativas puntuales, como la contratación temporal de expertos en Formación Profesional, no hay programas estructurados que faciliten el paso de profesionales con experiencia en la empresa privada al aula. Esta ausencia complica la renovación del profesorado en un momento en que la plantilla envejece y los institutos acumulan vacantes.
El peso de los “ninis”
La situación más preocupante afecta a la juventud. En 2024, un 17,6 % de los españoles de entre 18 y 24 años son ninis, es decir, que estaba fuera del sistema educativo y del mercado laboral, superando a Italia y Grecia, y quedando solo por detrás de Rumanía dentro de la UE. La media comunitaria se sitúa en el 12,9 % y la de la OCDE en el 14 %.
El caso español se diferencia además de otros países: la mayoría de los jóvenes inactivos aquí no son pasivos, sino desempleados en búsqueda activa de empleo. El informe señala que esta condición “puede deberse a la escasez de oportunidades laborales en contextos económicos difíciles o a un desajuste entre las competencias adquiridas y las demandas del mercado laboral”.
El desafío no es menor: mientras un sector de la población accede a estudios de posgrado, miles de jóvenes siguen abandonando las aulas a los 16 años, condenándose a encadenar desempleo y precariedad.