La presidenta y directora del Louvre, Laurence des Cars, detalló este miércoles que se han puesto en marcha una veintena de medidas urgentes para asegurar el museo, incluida la instalación de un centenar de cámaras perimetrales y la instalación de un puesto móvil de la Policía en el interior.
Así lo detalló al comparecer en la comisión de Asuntos Culturales y de la Educación de Asamblea Nacional al cumplirse justo un mes del impactante robo sufrido el 19 de octubre, en el que se sustrajeron ocho joyas de la Corona francesa de un valor patrimonial incalculable que aún no han podido ser recuperadas. El incidente desató una avalancha de críticas y preocupación por la seguridad y el estado del museo, recrudecidas por el reciente anuncio del cierre de una galería por la fragilidad de las vigas del edificio.
Pero, a la luz del reciente robo, indicó que se han puesto en marcha o acelerado una veintena de medidas urgentes para asegurar el interior y el exterior, como la instalación de un centenar de cámaras perimetrales, que estará completada a finales de 2026, o la instalación de un puesto móvil policial dentro.
Robo histórico
Recientemente, las fuerzas de seguridad de Francia detuvieron a otros cinco sospechosos en el marco de las operaciones lanzadas a raíz del robo de joyas del pasado 19 de octubre, con lo que ascienden a siete el total de arrestados en el caso.
Ocho joyas de la Corona de Francia sustraídas en un asalto relámpago al Museo del Louvre: tiaras, collares, pendientes de esmeraldas y de zafiros y broches. Éste fue el botín robado durante unos de los mayores asaltos en la historia del país galo, que ha quedado conmocionado. Un grupo de “tres o cuatro” hombres se bastó para hacerse, en siete minutos, con joyas de un “valor patrimonial es histórico incalculable”, según Laurent Núnez, ministro de Interior de Francia.
Tal como publicó el diario francés Le Figaro, entre las 09.30 y las 09.40 horas varias personas se acercaron al lugar en motocicleta y emplearon un montacargas para acceder a la Galería de Apolo, en la primera planta del museo, donde se encontraban las joyas. Allí, usaron pequeñas motosierras para romper los cristales y acceder a los artículos, y procedieron a darse a la fuga inmediatamente.


