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Nerea, española en Finlandia: “No es un país para todo el mundo. O te encanta o te aterroriza”

Nerea, una joven ingeniera española, cuenta su experiencia viviendo en Finlandia: “No me importa estar a menos 30 grados, pero la oscuridad me mata”

Cuando Nerea llegó a Finlandia en agosto de 2021, lo hizo casi por casualidad. “El trabajo me encontró a mí”, explica entre risas. Aun así, tras tres entrevistas fallidas, decidió dar el salto y comenzar una nueva etapa en el norte de Europa. A sus 29 años, esta ingeniera española ha rehecho su vida en uno de los países más fríos del mundo.

Su primera experiencia laboral no fue fácil. La empresa para la que empezó a trabajar era española y, según cuenta, el ambiente era tenso: había prisas, falta de personal y conflictos constantes. Tras un año, decidió dejar aquel empleo y tomarse un respiro para estudiar finlandés. Durante ese tiempo trabajó en una conocida tienda de ropa española, pero tampoco allí encontró la estabilidad que buscaba. “Todo era muy caótico, muy poca organización, recuerda.

El cambio llegó cuando comenzó a hacer prácticas en una empresa finlandesa. Allí descubrió otra forma de trabajar: sin presiones, con respeto por la opinión de cada empleado y un ritmo más relajado. “No hay prisa para nada. Tienen en cuenta tu punto de vista y te piden que hagas las cosas a tu manera”, cuenta. Lo único que echa de menos, admite, es una comunicación más fluida entre compañeros, ya que cada uno tiende a ir a lo suyo. Pero incluso eso está cambiando gracias a su iniciativa de proponer reuniones de equipo periódicas.

Aprender finlandés fue un desafío, aunque Nerea asegura que el curso intensivo que siguió “no sabes cómo lo hacen, pero funciona”. En esas clases, el idioma se enseña únicamente en finlandés desde el primer día, algo que al principio asusta pero que, según dice, resulta efectivo. Hoy su nivel le permite comunicarse en la vida cotidiana, aunque en el trabajo sigue usando el inglés.

En su opinión, el idioma es una barrera para encontrar empleo, sobre todo fuera del ámbito educativo (donde según dice, buscan muchos españoles). “En algunos sectores se puede trabajar sin finlandés, pero en otros es casi imposible”, reconoce. Aun así, se muestra optimista: incluso con un nivel básico, los finlandeses valoran el esfuerzo y agradecen que los extranjeros intenten hablar su lengua.

“Puedes sentirte completamente segura”

Sobre la calidad de vida, Nerea considera que Finlandia ofrece un equilibrio justo, ya que “es un poco más caro vivir aquí, pero los sueldos también son más altos”. Calcula que los precios son entre un 20 y un 30% superiores a los de España, aunque el acceso a vivienda resulta más asequible. En la zona donde vive, cerca de Helsinki, un piso de una habitación puede costar entre 700 y 1.200 euros.

Más allá de lo económico, le fascina la tranquilidad y la seguridad del país. “Aquí puedes volver sola de noche y sentirte completamente segura”, destaca. En Finlandia, asegura, el respeto y la igualdad de género son reales. Las mujeres ocupan cargos de responsabilidad y no existen los prejuicios que todavía persisten en España. “Hay mujeres camioneras, en la construcción o en política, y nadie lo ve raro”, comenta con orgullo.

“Nadie se preocupa”

Aunque Nerea no tiene hijos, observa con admiración el sistema de bienestar finlandés. Considera que es un país muy adaptado para las familias: la educación es gratuita, hay ayudas por cada hijo y las bajas de paternidad pueden extenderse durante meses. “Aquí se cuida mucho a los niños, y también se enseña a ser personas desde pequeños: a cocinar, a hacer la cama, a ser autónomos”, explica.

El entorno, añade, es seguro incluso para los más pequeños. No es raro ver a niños de cinco años yendo solos al colegio o tomando el autobús sin acompañantes. “Y nadie se preocupa, porque saben que no les va a pasar nada”, afirma.

“Un poco deprimente”

Nerea recuerda con humor los choques culturales de sus primeros días. Uno de los más curiosos fue tener que quitarse los zapatos para entrar en las casas… e incluso en las oficinas. También desmiente el tópico de que los finlandeses son fríos: “No son habladores, pero son muy serviciales. Te ayudan con lo que pueden”.

Sin embargo, no todo es idílico. Los inviernos largos y oscuros pesan con el tiempo. La falta de luz, confiesa, afecta más que el frío: “A mí no me importa estar a menos 30 grados, pero la oscuridad me mata”. En esta época del año, dice, apenas hay cuatro horas de luz y el ambiente se vuelve “un poco deprimente”.

Tampoco es un país fácil para quienes buscan una vida social animada. Aunque mantiene contacto con muchos españoles y latinos, unos 3.000 en la zona sur del país, reconoce que Finlandia puede resultar solitaria. “Es un país muy individualista”, reflexiona.

@nerea.bartolome29

Little things from Finland that at some point were also a shock to me, but nowadays make me feel safe, seen and valuable ❤️‍🩹 #finland #suomi #españolesporelmundo #españolesenfinlandia #finlandia

♬ original sound – Nerea | 🇪🇸 in 🇫🇮

Aunque asegura que los finlandeses sienten una fascinación especial por España. “Aman nuestro país”, comenta. Le sorprendió descubrir que muchos de ellos aprendieron sus primeras palabras en castellano viendo Los Serrano, una serie que en Finlandia se emite con subtítulos y que, según le repiten a menudo, “les encanta”. “Cuando les dices que eres de España, ya te aman”, resume entre risas.

“No me veo envejeciendo aquí”

Después de cuatro años, Nerea ha logrado una estabilidad que no tuvo al principio. Tiene trabajo, casa y amigos. Por ahora, no planea regresar a España, aunque tampoco descarta hacerlo algún día. “No me veo envejeciendo aquí, pero tampoco me veo en otro país ahora mismo”, confiesa.

En sus vídeos y redes, Nerea suele leer comentarios de personas que sueñan con mudarse a Finlandia “solo por ganar más”. Ella, sin embargo, advierte que no todo es tan fácil como parece. Explica que tardó años en alcanzar una situación económica estable y que, durante mucho tiempo, tuvo trabajos precarios y etapas de incertidumbre, así que no recomienda mudarse solo por dinero. “Hay una creencia equivocada de que irse al extranjero es surfear en el euro desde que aterrizas, y no es así”, asegura. En Finlandia la vida puede ser maravillosa, pero también dura. “No es un país para todo el mundo. O te encanta o te aterroriza”.

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