La madrugada de este miércoles marcó un punto de inflexión en la guerra de Ucrania y en la seguridad de Europa del Este. El primer ministro polaco, Donald Tusk, confirmó que por primera vez drones rusos en Polonia fueron derribados sobre territorio de un Estado miembro de la OTAN.
La gravedad del hecho no solo reside en la violación del espacio aéreo, sino en lo que Varsovia interpreta como una “probable provocación a gran escala” por parte de Moscú.
💥 Voici les conséquences d’une frappe russe contre l’infrastructure civile…
…en Pologne. 🇵🇱🇪🇺
Oui, vous avez bien lu.
Cette photo a été prise en Pologne, et non pas en Ukraine.
La Russie se permet d’attaquer des pays de l’OTAN en toute impunité.
Il faut que cela cesse ! pic.twitter.com/Uv9mLKPvz7
— Cyrille Amoursky (@AmourskyCyrille) September 10, 2025
Para Polonia, la incursión de drones rusos en Polonia supone una ruptura de las reglas no escritas que hasta ahora habían mantenido a la Alianza Atlántica al margen de un enfrentamiento directo con Rusia. La sensación en Varsovia es clara. Ya no se trata de un episodio aislado, sino de un movimiento calculado para poner a prueba la capacidad de respuesta de los aliados.

Donald Tusk eleva el tono contra Moscú
El primer ministro polaco fue rotundo al señalar que el derribo de drones rusos en Polonia no puede tomarse a la ligera. Tusk explicó que el hecho de que los aparatos hayan sobrevolado y sido abatidos en territorio polaco coloca a la OTAN en una posición inédita desde el inicio de la guerra en Ucrania.
“Es la primera vez que sucede algo así, y por eso nuestros aliados lo consideran con la máxima seriedad”, declaró.
La frase que más repercusión ha tenido es su referencia a una “provocación a gran escala”. Con ella, Tusk sugiere que Rusia estaría utilizando el envío de drones rusos en Polonia como estrategia para desestabilizar y tensar aún más las relaciones con la Alianza Atlántica.

La reacción ante la aparición de drones rusos en Polonia no fue solo nacional. Varsovia activó de inmediato los protocolos de defensa y notificó al mando de la OTAN. El hecho de que un país aliado se vea obligado a derribar aparatos militares rusos en su propio espacio aéreo reaviva el debate sobre la aplicación del artículo 5 del tratado, que establece la defensa colectiva.
Por ahora, los aliados han optado por reforzar la cooperación y el monitoreo en la región. Fuentes militares confirmaron que los radares detectaron múltiples aparatos y que se priorizó neutralizar aquellos que representaban una amenaza directa.
Es más, Tusk anunció después que invocará el artículo 4 del Tratado de la OTAN que contempla que los aliados “se consultarán cuando, a juicio de cualquiera de ellos, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes fuese amenazada”.
El incidente coloca a la OTAN ante un dilema: responder con contundencia o evitar una escalada que derive en un conflicto abierto con Moscú.
Ante el Parlamento polaco, Tusk ha manifestado que se está más cerca de un conflicto abierto que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial”.
Un desafío directo a la seguridad europea
La presencia de drones rusos en Polonia es interpretada por los analistas como un mensaje directo de Moscú. Rusia estaría dispuesta a ampliar la presión más allá de Ucrania, midiendo la capacidad de respuesta de la OTAN.

El riesgo es evidente. Cualquier error de cálculo podría desatar una confrontación de consecuencias imprevisibles.
Para Varsovia, este no es un incidente menor. El Gobierno polaco insiste en que lo sucedido no debe ser relativizado y exige a sus socios europeos una postura firme.