Lisboa sigue conmocionada tras el grave accidente del funicular de Lisboa, conocido como Elevador da Glória, que dejó 17 muertos y 21 heridos en pleno corazón histórico de la capital portuguesa. El siniestro ha generado un enorme impacto no solo por el elevado número de víctimas, sino también por tratarse de una de las atracciones turísticas más icónicas de la ciudad.
El funicular de Lisboa, que conecta la plaza Restauradores con el Bairro Alto, es parte esencial del patrimonio urbano. Lo utilizan miles de visitantes cada día, atraídos por sus tranvías centenarios y las vistas panorámicas. Sin embargo, la tragedia ha puesto bajo la lupa la seguridad de un sistema inaugurado en 1885 y declarado monumento nacional en 2002.
Un transporte histórico convertido en tragedia
El funicular de Lisboa nació en 1885 como solución a las empinadas cuestas del casco histórico. Su ingeniero, Raúl Mesnier de Ponsard, diseñó un sistema de contrapeso que evolucionó con el tiempo hasta la actual tracción eléctrica. Desde hace más de un siglo, los dos vagones del Elevador da Glória suben y bajan conectados por un cable de acero que asegura el equilibrio.
Cada vagón del funicular de Lisboa puede transportar más de 40 pasajeros y pesa entre 9 y 11 toneladas vacío. Cuando va lleno, puede superar las 15. Su mecanismo se apoya en frenos automáticos, centrífugos y manuales que deberían impedir cualquier accidente grave. Sin embargo, esta vez todo falló.

Testigos aseguran que, pasadas las seis de la tarde, uno de los vagones del funicular de Lisboa comenzó a descender sin control, a una velocidad mucho mayor de la habitual. Durante 51 segundos, el convoy recorrió la pendiente sin freno, hasta descarrilar en una curva e impactar contra un edificio.
El resultado fue devastador: el vagón quedó completamente destrozado y sus ocupantes atrapados.
El otro vehículo, que se encontraba en la parte baja de la vía, también sufrió un impacto contra el borde de la estación, pero sin descarrilar. Allí, la mayoría de heridos fueron leves. La magnitud del choque del vagón superior, sin embargo, explica el elevado número de fallecidos.
¿Qué falló en el sistema de seguridad del funicular de Lisboa?
Las primeras hipótesis apuntan al cable principal que conecta ambos vagones. Según el informe preliminar, el cable pudo haberse soltado o partido, lo que provocó que uno de los vagones perdiera el control.

El profesor de Ingeniería Civil, Carlos Oliveira Cruz, explicó que el funicular de Lisboa depende del contrapeso de los dos convoyes. De modo que, si se rompe el cable, el sistema se desestabiliza por completo.
No obstante, los expertos señalan que no solo pudo fallar el cable. El funicular de Lisboa cuenta con frenos de seguridad diseñados para activarse en caso de anomalía. Estos mecanismos deberían haber detenido el vehículo de inmediato, pero tampoco funcionaron como se esperaba. Todo apunta a un fallo múltiple.
El papel del mantenimiento
El funicular de Lisboa se somete a revisiones periódicas. La Companhia Carris de Ferro, responsable de su gestión, asegura que todos los protocolos estaban al día.
El último mantenimiento general fue en 2022. Y la reparación intermedia en 2024. Además, los cables se sustituyen periódicamente aunque no muestren desgaste visible.
Sin embargo, los trabajadores de Carris llevan tiempo denunciando deficiencias. Desde que el mantenimiento se externalizó hace dos años, aseguran que se han reducido costes y se ha descuidado la calidad de las revisiones. El diario Publico destaca que había quejas internas sobre reparaciones “deficientes”. Eso pone en duda la versión oficial.
¿Qué responsabilidad tiene el turismo en la tragedia del funicular de Lisboa?
El funicular de Lisboa transporta cerca de tres millones de pasajeros cada año. Aunque nació como un medio de transporte local, se ha convertido en una atracción masiva. Expertos en ingeniería advierten que esa sobrecarga de uso ha incrementado la presión sobre el sistema.

Carlos Oliveira Cruz subrayó en declaraciones a SIC Noticias que el mayor flujo turístico obliga a intensificar el mantenimiento.
“Estos equipos requieren revisiones más costosas que las que se harían si fueran reemplazados por otros modernos”, afirmó. En su opinión, la tragedia del funicular de Lisboa refleja la tensión entre preservar el patrimonio histórico y garantizar la seguridad de los pasajeros.
La investigación está en marcha
El Gobierno portugués ha abierto una investigación exhaustiva para determinar qué ocurrió realmente con el funicular de Lisboa. El objetivo es esclarecer si la causa principal fue un fallo técnico, un error humano o la falta de mantenimiento adecuado.
Los peritos analizarán el cable dañado, el sistema de frenos y los registros de inspección. Además, se revisará la externalización del mantenimiento, que ha generado polémica en los últimos años. La justicia ya estudia posibles responsabilidades penales por el accidente.