Consuelo Madrigal toma la palabra en Pioneras14

La primera fiscal general del Estado de España responde este lunes a las preguntas de Pilar Gómez y Pablo Montesinos en una nueva edición de Pioneras14

Consuelo Madrigal.

“Símbolo de perfección, profesional y carismática”. Así es Consuelo Madrigal, según quienes han trabajado con ella. Una firme defensora de la independencia del Ministerio Fiscal. Pionera en el sentido más estricto de la palabra, primera mujer en ostentar el cargo de fiscal general del Estado en 2015.

Madrigal toma la palabra este lunes en Pioneras14, el foro de debate de Artículo14. La presentará Rafael Catalá, quien fuera ministro de Justicia en el Gobierno de Mariano Rajoy, y responderá a las preguntas de Pilar Gómez y Pablo Montesinos, directora de Artículo14 y su adjunto respectivamente. El acto se celebrará a partir de las 09:30 horas el hotel The Westin Madrid Cuzco, en el paseo de la Castellana 133 de Madrid.

Es difícil resumir tal prolija carrera en un texto que no se convierta en un mero currículum de todos los destinos en los Madrigal que ha ejercido como fiscal desde 1980: Santa Cruz de Tenerife, Palencia, Tribunal de Cuentas, Fiscalía de Menores y ahora Fiscal de Sala en el Tribunal Supremo.

Aquellos que han tenido la oportunidad de trabajar con ella son los más capaces de definir su profesionalidad. En palabras de Fidel Cadena, fiscal del Tribunal Supremo, es “elegante espiritualmente, profundamente culta y con vastísimos conocimientos jurídicos“. “Constituye el símbolo de la perfección. Non plus ultra. Es la más relevante estrella que ha pisado la escena judicial del Supremo“, asegura, en conversación con este periódico.

También Pablo Llarena, magistrado del Alto Tribunal, se deshace en elogios cuando se le propone describir su trayectoria: “Consuelo es una profesional reflexiva y profunda, con una formación laboriosa y exquisita“. “Ambos elementos le permiten ofrecer siempre una valiosa respuesta frente a cualquier problema que ofrezca un matiz novedoso respecto a los precedentes”, defiende.

De corte conservador, no está adscrita a ninguna asociación de fiscales, lo que denota que la defensa por la independencia del Ministerio Público es una de sus improntas.

Esa independencia la defiende públicamente sin miedo a represalias. Aboga por un cambio estatutario dentro de la institución para que el fiscal general deje de ser “vasallo” del Estado. De ahí que proponga “pautas de transparencia, de rendición de cuentas y un catálogo de cuestiones de idoneidad que no puedan ser obviadas” para garantizar la imparcialidad.

Madrigal lucha por esa autonomía incluso en momentos tan delicados como el actual, en el que la Fiscalía tiene por primera vez en la historia a su más alto representante imputado. Ella estuvo entre los 13 firmantes de una carta que pedía la dimisión de Álvaro García Ortiz “por el bien de la institución, para que no se someta más a una tensión insoportable“, rezaba la misiva.

Pero también la defendió cuando el Gobierno de Rajoy le quiso indicar cómo debía conducir la institución. Por ello, su paso al frente de la Fiscalía General fue breve. Se hizo con ella tras la dimisión de Eduardo Torres Dulce en 2014 y no renovó con el cambio de legislatura. Pero el hito ya estaba cumplido: Madrigal pasaría a la historia de la democracia por ser la primera mujer en ostentar ese cargo.

Madrigal ha sido protagonista en uno de los casos recientes más célebres: el juicio de los líderes del procés. Criticó la sentencia dictada por Manuel Marchena al considerar que la calificación jurídica “podría haber sido otra”. El Ministerio Público abogó porque los líderes del procés hubieran tenido una condena más dura, siendo juzgados por un delito de rebelión y no de sedición. “Se dice que no se pretendía la independencia sino presionar al Gobierno para que claudicase y la aceptase. Es lo mismo. El delito de rebelión es actuar con esa finalidad”, argumentó junto al resto de fiscales del juicio.

Posteriormente, Madrigal fue crítica con la ley de amnistía aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, estuvo entre los diecisiete fiscales que votaron en contra de perdonar la malversación a los líderes independentistas.

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