Educación

“Por favor ayúdennos”: la desesperación de Isi, madre de tres hijos, tras el cierre de El Ardal

Los hijos de Isi preguntan cada mañana por sus amigos y por el colegio, no entienden por qué de repente su rutina se ha roto. Desamparadas, las familias denuncian el impacto emocional y la falta de alternativas tras el cierre del centro educativo en San Sebastián de los Reyes.

Madre
Manifestación de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

Este lunes se hizo efectivo el cierre de la escuela El Ardal, en San Sebastián de los Reyes. La medida, de carácter administrativo, ha provocado un gran impacto emocional en la comunidad educativa y en el entorno vecinal. Decenas de familias, antiguos alumnos y docentes se han concentrado este martes para exigir soluciones que permitan revertir una decisión que, para muchos, no es solo el fin de una etapa educativa, sino la pérdida de un espacio inclusivo único.

Manifestación contra el cierre de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

Para Isi, una de las madres presentes, El Ardal no es únicamente el colegio de sus hijos: forma parte de su historia familiar. Ella misma pasó su infancia vinculada al centro, y aunque no llegó a cursar estudios allí porque en ese momento no se impartía su nivel educativo, guarda recuerdos nítidos de aquella época. Recordó que cuando sus padres se mudaron a la zona, el colegio era “donde se hacía vida”.

Fotografía de los tres hijos de Isi, alumnos de El Ardal

Rememoró con especial emoción las verbenas de San Isidro, los carnavales y las actividades culturales que organizaba la escuela y que congregaban a vecinos y familias. “Íbamos todos los vecinos, los primos, los hermanos, no hacía falta ser alumno o padre de El Ardal para ir, ponían chotis y ponían rosquillas y era genial”, recuerda. Además de las fiestas, destacó la importancia de espacios como la piscina o la escuela de música, que daban vida a la zona en un momento en que “alrededor no había nada”. Para su familia, El Ardal ha sido mucho más que un centro educativo: ha sido hogar.

Aunque durante años se alejó de la zona, al regresar tuvo la sensación de “estar en casa”. Los lazos con el equipo fundador y con otras familias se mantuvieron vivos con el paso del tiempo, tejiendo una red de afectos que hoy siente amenazada.

Manifestación de las familias de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

“Una tranquilidad abismal”

La madre explicó que esa conexión personal con el colegio se ha prolongado en la siguiente generación. Sus tres hijos —de seis, tres y casi dos años— estaban escolarizados en El Ardal. Para ella, tenerlos allí suponía “una tranquilidad abismal”, al saber que estaban en un entorno cuidado y de confianza.

Manifestación de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

Su hijo mayor, Martín, presenta un perfil de altas capacidades. Necesita anticipación, estructura y una atención educativa adaptada a su modo particular de entender el mundo. Ella misma explicó que “tiene ciertos rasgos de su personalidad que van ligados a esta neurodivergencia, como es la exagerada baja tolerancia a la frustración”.

“Estoy muy triste”

En El Ardal, gracias al acompañamiento especializado de la asociación Como Uno Más, la familia encontró la manera de comunicarse con él y de ayudarle a expresar sus emociones. Por eso, cuando le contaron que el cierre era inminente, la conversación fue muy dura. Martín, con apenas seis años, logró verbalizar su tristeza con claridad: “Estoy muy triste”, le dijo a su madre al recoger sus cosas del colegio.

Fotografía de uno de los alumnos de El Ardal

El impacto emocional en los niños

Los días tras el cierre están siendo difíciles. Al principio, parecía un simple puente. Pero pronto comenzaron las crisis y las desregulaciones. Martín necesita estabilidad y vínculos estables, y el cambio repentino ha removido profundamente su bienestar. Su madre teme que esta ruptura deje huellas a largo plazo. Según explica, “los niños a veces no expresan como expresamos nosotros, pero las cosas les escalan”. En el caso de su hijo, la incertidumbre y la separación de sus figuras de referencia —profesores, amigos, entorno— podría acarrear consecuencias emocionales serias.

Los dos pequeños, por su parte, aún no comprenden del todo lo que ocurre, pero también muestran señales de confusión. Preguntan cada mañana por sus amigos y por el colegio, no entienden por qué de repente su rutina se ha roto.

Manifestación de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

La familia eligió El Ardal tras mudarse desde el centro de Madrid. Buscaban un modelo educativo más cercano y respetuoso, y la adaptación de los dos hijos pequeños fue inmediata. Martín, en cambio, necesitó tiempo para hacer amigos, algo que logró con esfuerzo y con el acompañamiento del centro. Su madre destaca que allí aprendieron a entenderlo, a acompañarlo en momentos difíciles y a favorecer su integración. “Si tiene un ataque o una desregulación le ayudan y le saben tratar y es que eso no creo que suceda en otro lugar más que en El Ardal”, afirma con contundencia.

Sin alternativas

Frente a esta experiencia, la situación actual es de absoluta incertidumbre. “Con nosotros no se ha puesto en contacto nadie, nadie”, denuncia. Explica que no han recibido alternativas oficiales y que están buscando opciones por su cuenta, junto a otras familias, pero ninguna ofrece las garantías ni el modelo inclusivo que caracterizaba a El Ardal.

Fotografía del hijo de Isi, un alumnos de El Ardal

“¿Merece la pena?”

Durante la concentración frente al centro, esta madre lanzó una pregunta directa a las autoridades: “¿De verdad merece la pena sacar a todos estos niños de su lugar seguro, quitarles a tantos niños que necesitan el apoyo y el modelo educativo perfecto para ellos? ¿De verdad merece la pena?”. Asegura que saben que existen soluciones administrativas y que el Ayuntamiento tenía conocimiento de la situación con antelación. Por eso, su mensaje fue claro: “Por favor, ayúdennos, no nos ataquen, ayúdennos”.

Manifestación de El Ardal en San Sebastián de los Reyes
IGC

La comunidad educativa se mantiene unida y decidida a seguir reclamando una solución política que garantice el derecho de sus hijos a una educación respetuosa, estable y adaptada a sus necesidades. “Estamos todos a una y si defendemos así como estamos defendiendo El Ardal, por algo será”, concluye.

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