Entrevista

Ana Bella: “No hice terapia de reconstrucción para entender qué me había pasado. No me tomé mi tiempo”

La presidenta de la Fundación Ana Bella y superviviente de violencia de género advierte de que es fundamental que las mujeres completen programas de recuperación para no volver con su agresor o encadenar relaciones de maltrato

Ana Bella denunció violencia en el año 2001, tres años antes de que existiese una legislación específica
KiloyCuarto

No podía tomar analgésicos si le dolía algo, no podía acudir a la consulta de ningún profesional de la salud que fuese hombre, no podía salir de casa sin permiso, no podía comer pipas ni mantecadosno podía leer libros, ni ver películas de Richard Gere, no podía colgar su ropa interior con el resto de la colada, ni asistir a bodas y entierros familiares, no podía rozar a nadie, el contacto físico estaba prohibido, incluso, con su propia familia.

Ana Bella vivió una relación de maltrato salvaje. Recuerda que, a pesar de sufrir agresiones físicas continuas cuando vio a Ana Orantes por televisión narrar su calvario, pensó: “¿Por qué no cogió la puerta y se fue?”. Es decir, no era capaz de reconocerse como víctima de violencia de género, ni de entender que se estaba mirando al espejo, no ató cabos. No comprendía la violencia.

“Cuando dejé a mi agresor enseguida tuve otra relación de maltrato”

Consiguió escapar con cuatro hijos, el pequeño era un bebé y denunció. Derruida y vulnerable. Pero como no recibió una atención integral adecuada, no entendía lo que había vivido. Tardó casi una década en ser consciente de lo que había vivido.

“Cuando dejé a mi maltratador enseguida tuve otra relación. No era como mi exmarido, no era tan fuerte lo que me hacía en comparación, pero también me maltrataba psicológicamente y tardé nueve años en darme cuenta. ¿Por qué? Porque no hice terapia de reconstrucción para saber y entender qué me había pasado. No me tomé mi tiempo para comprender qué es el la violencia de género, cómo se maltrata. Y eso nos pasa a muchas mujeres”, explica.

Víctimas resistentes

Ana Bella se convirtió sin saberlo en lo que se conoce como “víctima resistente”. Mujeres a las que varios hombres maltratan a lo largo de su vida. Ella cuenta que “se sentía vulnerable y cuando un hombre empieza a tratarnos un poquito mejor de lo que lo hacía el otro, pues nos enamoramos y nos encandilamos. Por eso muchas mujeres cuando hacen terapia con psicólogos hombres se enamoran porque ven a un hombre que las escucha, que las entiende, que la comprende, que le dan su espacio y por eso se dice siempre que es mejor que hagas terapia con una psicóloga mujer”, apunta.

“Cuando una mujer sale de una relación de maltrato es importantísimo hacer terapia y tendría que haber más psicóloga disponible, especializada y con más frecuencia, porque en los centros especializados las sesiones son cada mucho tiempo y no es suficiente. Necesitamos más presupuesto para hacer terapia”, denuncia.

“Hay mujeres muy dañadas que necesitan atención psicológica diaria”

Chelo Álvarez, terapeuta y presidenta de la asociación Alanna advierte de la importancia de realizar seguimientos a estas mujeres una vez que piden ayuda o denuncian. No solo policiales, si no psicológicos. De hecho, la terapia es la mejor receta para reconstruir a estas víctimas y evitar así una posible recaída. “Son mujeres con problemas y les dan cita en los centros 24 horas con la psicóloga cada muchos meses, así es imposible ayudarlas. Hay mujeres muy dañadas que necesitan atención psicológica diaria”, apunta.

Fallo del sistema

Porque mientras el sistema intenta sanar a esa víctima, el maltratador no descansa y busca la manera de llegar hasta ella, explica. Son mujeres vulnerables a las que no se protege de forma adecuada. No se piensa en su reparación y su rehabilitación. “Ni en salud mental ni en los recursos especializados se da, en general, esta atención personalizada y es un fallo del sistema que hace que muchas mujeres repitan”.

“Ellas son presas fáciles para los victimarios. Hay que pensar que tras una relación de violencia aparece sintomatología: estado ansioso depresivo, llegar a creer que no eres nadie, que no puedes salir adelante sola. El estrés postraumático debe ser trabajado desde una óptica feminista, una óptica que te haga llegar a entender la estructura patriarcal en la que hemos sido educadas. Llegar ahí, requiere de un especialista y requiere tiempo”,