Esta semana, la Asociación de Mujeres Cineastas y Medios Audiovisuales (CIMA) ha presentado, en el marco de la celebración del Día del Cine Español, la 10ª edición de su informe anual, consolidado como referencia para medir la evolución de la igualdad en el sector audiovisual. Financiado por el ICAA y elaborado por la socióloga Sara Cuenca, el informe ofrece datos sobre la presencia de la mujer en la industria laboral del largometraje e incorpora también por primera vez un análisis específico sobre la empleabilidad y la representación de las actrices en pantalla.
La representatividad de las mujeres en el sector del largometraje ha aumentado del 26% en 2015 al 38% en 2023-2024, con una tasa anual de crecimiento promedio del 4,2%, que se ha acelerado en los últimos años, hasta alcanzar el 4,7%. Sin embargo, la representatividad de mujeres aún no supera el 40% y el sector sigue siendo mayoritariamente masculinizado, detalle CIMA.
En cuanto al análisis económico, el informe confirma una brecha estructural: las películas dirigidas por mujeres cuentan con un 24% menos de recursos, lo que supone más de medio millón de euros de diferencia por título. Las ayudas selectivas agravan esta desigualdad (−30%), mientras que en las generales la diferencia se reduce.
Por desgracia, el informe de la CIMA no se queda solo en términos teóricos. Muchas mujeres cineastas entrevistadas en nuestro periódico, opinan lo que la asociación de mujeres cineastas ha constatado. Como ejemplo, la directora de Lo que queda de ti, Gala Gracia, aseguró en una entrevista con este periódico que “necesitamos más presencia femenina en películas más comerciales, por encargo o en publicidad, en definitiva, en proyectos de más presupuesto, y que se reconozcan y contraten a más mujeres en cargos poco representados, con igualdad de sueldos que sus compañeros masculinos”.
Los datos que analiza el 10º Informe Anual de CIMA confirman que “aunque se han producido avances, persisten brechas estructurales que impiden alcanzar la plena igualdad”. Para consolidar los progresos y acelerar la transformación del sector, CIME indica que “resulta esencial” reforzar las políticas públicas y sectoriales, garantizar la diversidad en los equipos creativos y exigir un compromiso real de televisiones, plataformas y administraciones con la construcción de un cine más justo, inclusivo y representativo de la sociedad.
Edadismo de género
A ello se suma el edadismo de género: las mujeres cis concentran el protagonismo entre los 26 y los 45 años, mientras que los hombres cis ocupan la centralidad de la trama a partir de los 46 años (70,27% de 46-50 años, 61,29% de los 51-55 años).
En cuanto a las temáticas relegadas a las mujeres también hay controversia, así lo reflejaba la cineasta especializada en terror y fantasía y colaboradora de este medio, Jimina Sabadú: “Tradicionalmente a las mujeres se nos ha relegado al mundo de hablar de la intimidad. Ha habido y hay grandes narradoras de lo íntimo, pero para una mujer es muy difícil llegar a dirigir. Ahora mismo hay una subvención para mujeres directoras (lograda por CIMA) y aún así hay productores que te llaman para que te sientes a no dirigir, y todavía se enfadan si intentas hacer tu trabajo. Esto es intolerable y cualquier mujer en esta situación debe plantarse y denunciarlo, ya sea a CIMA, al Ministerio de Trabajo, al ICAA, o un abogado que le inspire confianza”.
Medidas actuales
En España, las políticas actuales para impulsar la presencia de mujeres en el cine incluyen la reserva del 35 % de los fondos públicos del Ministerio de Cultura para proyectos dirigidos por mujeres, tanto en largos como en cortos. Además, la Ley del Cine y su Real Decreto se modificaron para reconocer las obras con dirección femenina como “proyectos difíciles”, lo que les permite acceder a un mayor porcentaje de ayudas.
El ICAA ha incorporado criterios de igualdad en sus convocatorias, valorando positivamente la presencia femenina en puestos técnicos y creativos, mientras que el Instituto de las Mujeres ofrece subvenciones con perspectiva de género. Asimismo, iniciativas como el Espacio de Igualdad del ICAA o el Observatorio de Igualdad de RTVE garantizan que la paridad sea un eje transversal en la financiación y producción audiovisual.
Para María Herrera, creadora del cortometraje El cuento de una noche de verano y productora ganadora del Goya por Arquitectura emocional 1959, de León Siminiani, explicó a este periódico que hay medidas de “reparación histórica”, como ella las llama, pero no son suficientes aún y afirmó que ella no quiere “hacer solo cortos, o pelis de bajo presupuesto”, y describió su deseo de aspirar a más: “a lo mejor quiero hacer en el futuro una película de 10 millones de euros, como hacen ellos, y es donde yo siento ese techo de cristal. Lo veo en esos grandes porcentajes de películas, de grandes presupuestos o series: ahí no hay cuotas”.
Mirando hacia el futuro
Como conclusión y siempre mirando hacia el futuro con esperanza, ilusión y realismo, el CIMA estima que en 1,7 años (es decir, para el año 2026) la distribución en base al género del sector del largometraje español podría llegar a establecerse en mínimos equitativos, rompiendo con la pauta hegemónica de masculinización histórica.
Asimismo, la institución apunta tres grandes retos para trabajar en términos de igualdad: consolidar y acelerar la feminización en los puestos de liderazgo, corregir la desigualdad económica, y garantizar una mayor diversidad interseccional, rompiendo la homogeneidad cis, blanca y normativa que sigue dominando el cine español.