La presente semana vive un panorama de alto voltaje en materia de política monetaria. Si bien no se trata de algo extraordinario -aunque sí poco habitual-, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidirán el rumbo del precio del dinero en ambos bloques con apenas un día de diferencia. Sin embargo, ambas instituciones enfrentan posiciones muy distintas.
La autoridad europea, que acumula tres sesiones consecutivas con los tipos de interés en el 2%, encara su séptima reunión del año sin sobresaltos. En esta ocasión, el encuentro, que se espera que mantenga inamovible la tasa de financiación, estará organizado por el Banco de Italia y se llevará a cabo en Florencia mañana jueves.
Por su parte, la Fed no ha hecho más que iniciar su senda de recortes. A las exigencias de Trump de acometer mayores descensos de los tipos se suma ahora el buen dato de inflación de septiembre en Estados Unidos. El coste de vida aumentó una décima respecto al mes anterior. No obstante, el alza fue menor a la estimada, lo que despejó el dilema sobre si habría o no ajustes. Ahora la duda reside en si la bajada será de 25 o 50 puntos básicos. En este sentido, algunos miembros del organismo, como Stephen Miran -nombrado por la administración Trump-, presionarán para lograr la mayor rebaja posible. Frente a la postura, como habitúa, el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, apelará a una mayor prudencia. Habrá que esperar hasta las 20:00 para conocer el veredicto final.
El euríbor no cede
El mercado hipotecario español ya encara la próxima reunión del BCE con la expectativa de que los tipos de interés oficiales se mantendrán en el 2%. La decisión podría consolidar la tendencia al alza del euríbor, que ya encadena dos meses consecutivos de incrementos y continúa por encima de ese mismo nivel. En el mejor de los casos, Laura Martínez, directora de Comunicación del comparador web iAhorro, asegura que “el índice se estabilizará”. Aunque matiza que “lo más probable es que experimente nuevas subidas moderadas en los próximos meses“.
En este sentido, las entidades financieras han comenzado a aplicar ligeros ajustes al alza en sus ofertas, tanto en hipotecas fijas como variables, lo que se traduce en cuotas algo más elevadas para los nuevos solicitantes. Desde julio, cuando cerró en el 2,079%, el dato más bajo del año y el menor desde agosto de 2022, el índice ha ido ascendiendo progresivamente. Y se elevó hasta el 2,114% en agosto y el 2,172% en septiembre.
Pese a ello, el mercado sigue activo. Según el último Índice iAhorro, los bancos continúan concediendo financiación, aunque con mayor prudencia y una evaluación más exhaustiva de la solvencia de los clientes.
Consenso entre los analistas
A las puertas de la decisión del BCE, el consenso entre los analistas internacionales apunta a que el encuentro de octubre servirá más como una pausa estratégica que como un punto de inflexión en la política monetaria. Así lo sostiene Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Banco de América para Europa, quien anticipa que la cita “debería ser un marcador de posición” sin grandes novedades en el rumbo de los tipos de interés. Aunque matiza que “la presidenta del BCE, Christine Lagarde, probablemente reiterará que el banco central está en un buen lugar y que los acontecimientos recientes coinciden ampliamente con las expectativas del ejercicio de pronósticos de septiembre“.

En la misma línea, el economista jefe de ING Estudios Económicos, Carsten Brzeski, ironiza al afirmar que “si eres un entusiasta del BCE con algunos días de vacaciones por gastar, esta semana podría ser el momento ideal para tomarlos“.
Falta de información
Las razones de la más que probable inmovilidad de la autoridad monetaria, son diversas. Desde la última reunión, el pasado 11 de septiembre, apenas se han publicado datos relevantes. Los indicadores clave, como la inflación, las previsiones de PIB del tercer trimestre y los índices de confianza de la Comisión Europea, se darán a conocer justo el mismo día en que el BCE tome su decisión. Al mismo tiempo, tampoco hay urgencias inmediatas. Ya que, como una de las principales preocupaciones, la prima de riesgo francesa ha ofrecido una tregua.
Por ello, el BCE preferirá guardar sus cartas, pese a que muchos ya interpretan que la tendencia bajista puede haber concluido. “Dudamos que el BCE esté listo para reconocer el final del ciclo de flexibilización“, apunta el economista jefe de Banco de América. Y subraya que la institución mantendrá su política de “reunión a reunión”, mientras la incertidumbre y los riesgos económicos persisten.
Diciembre: la última oportunidad
El BCE se mantiene cómodo con los tipos en el 2%. Palomas y halcones, aunque con pequeñas diferencias, parecen haber enterrado el hacha de guerra. Por ello, muchos analistas desechan la posibilidad de un recorte en diciembre, última sesión de 2025. En más, la mayoría de los expertos encuestados por Bloomberg ya prevén que habrá que esperar hasta 2027 para ver una nueva bajada de los tipos de interés.
Sin embargo, todavía existen amenazas que pueden motivar ese movimiento. La incertidumbre política y económica, desde las repercusiones de los aranceles estadounidenses hasta la volatilidad del euro y los debates fiscales en países como Alemania o Francia, podrían debilitar la efectividad de la política monetaria y empujar a la entidad europea a aplicar medidas adicionales. “No nos sorprendería que el tema de los ‘recortes preventivos’ cobrara fuerza en las próximas semanas”, justifica Segura-Cayuela. Siguiendo esta tendencia, Brzeski señala que si se materializan ciertos riesgos a la baja, “podemos esperar incluso dos reducciones más de tipos en el próximo año“.
En la práctica, un nuevo recorte del precio del dinero supondría un alivio para el euríbor. El mercado hipotecario observa con atención cualquier movimiento del BCE. Lo hace consciente de que incluso pequeños cambios en los tipos de interés pueden repercutir de manera significativa en las cuotas de los hogares.
