La historia de 2025 no solo se ha escrito con oro, inteligencia artificial y sobresaltos en la renta fija. También se ha contado con dividendos, esos pagos silenciosos que hoy son más codiciados que nunca. A falta de unos meses para cerrar el ejercicio, los fondos que apuestan por compañías generosas y disciplinadas con sus accionistas han logrado colocarse en los primeros puestos de rentabilidad.
La receta es sencilla en apariencia, pero compleja en ejecución. Los bancos centrales han iniciado la senda de bajadas de tipos, el dólar se ha debilitado frente a otras divisas y los beneficios empresariales han resistido más de lo esperado. Este cóctel ha devuelto atractivo a las carteras de dividendo, que han ofrecido al inversor visibilidad de ingresos. Según datos de Janus Henderson, los dividendos globales alcanzarán un nuevo récord en 2025 con un crecimiento superior al 5% anual.
La nueva fiebre de los dividendos
La comparación con el oro es inevitable. Mientras el metal brilla en máximos históricos, las acciones que reparten dividendo se han convertido en un refugio más discreto, pero igual de rentable. En lo que va de año, los fondos globales de alto dividendo superan a los índices de referencia. El Morningstar Dividend Yield Focus Index registra un retorno del 10,7%, ligeramente superior al mercado global de renta variable.
El atractivo no está solo en la revalorización del capital. Está en el flujo recurrente que generan compañías con balances sólidos, payout sostenible y presencia en sectores defensivos. “En los entornos más inciertos hay que priorizar fondos de calidad, evitar sorpresas de comisiones escondidas y vigilar la sostenibilidad del dividendo”, recuerda Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Banca Privada.
Los productos que marcan la diferencia
Algunos fondos han despuntado con fuerza en 2025. El Fidelity Dividend Growth Fund acumula un 13,23% de subida, según la propia gestora. El BlackRock Equity Dividend Fund ofrece un 14,7%, en sus clases institucionales, con una comisión del 0,7% que lo hace competitivo frente a alternativas más costosas. Por su parte, el Voya Global High Dividend Low Volatility Fund alcanza un 13,8%, combinando rentas atractivas con un perfil de riesgo moderado.
En Europa, el DWS Top Dividend mantiene su posición como fondo de referencia en la categoría de renta variable global alto dividendo. Según Finect, es el producto con mayor patrimonio en este segmento, con rentabilidades anuales de doble dígito. El JPMorgan Global Dividend Fund se mueve cerca del 15 % de retorno en 2025, mientras que el Allianz European Equity Dividend destaca en el mercado continental con pagos consistentes.

El universo de ETFs también tiene protagonistas. El Schwab U.S. Dividend Equity ETF se ha consolidado como uno de los vehículos más recomendados por analistas como The Motley Fool o Seeking Alpha por su mezcla de grandes compañías estadounidenses y costes ultracompetitivos. La propia Schwab ha reducido comisiones en algunos de sus productos internacionales de dividendo, como el SCHY, del 0,14% al 0,08%, en una batalla de precios que beneficia al inversor minorista.
Reparto frente a acumulación
La manera de participar en esta tendencia varía. Los fondos de reparto ofrecen ingresos periódicos en forma de dividendos distribuidos, como el JPMorgan Emerging Markets Dividend Fund o el Allianz European Equity Dividend. Otros, en cambio, optan por la acumulación, reinvirtiendo los pagos para potenciar el interés compuesto. La elección depende tanto del perfil fiscal del inversor como de su necesidad de liquidez inmediata.
En España, los asesores advierten que elegir fondos traspasables con acumulación puede ser más eficiente fiscalmente. Mar Barrero insiste en no dejar de lado este punto: “el coste implícito, si no se vigila, se vuelve un enemigo silencioso”.
Entre los fondos señalados por Arquia destacan varias propuestas de referencia en el mercado europeo. Uno de los más singulares es el Schroder ISF European Dividend Maximiser, que ofrece de forma recurrente una rentabilidad por dividendo cercana al 7%. Este resultado lo consigue combinando el cobro de dividendos con una estrategia activa en derivados. Junto a él, sobresale el JPM Europe Strategic Dividend, con un 4,8% de rentabilidad por dividendo en los últimos doce meses. También figuran el Santander Dividendo Europa, que alcanza el 4%, y el BGF European Equity Income, con un 3,95%.
Criterios para no equivocarse
El entusiasmo por los dividendos puede llevar a errores. Un dividendo alto pero insostenible es un espejismo. Las firmas de análisis recomiendan vigilar el ratio de reparto, la generación de caja y la diversificación sectorial. El Dow Jones U.S. Dividend 100, según datos de S&P Global, muestra que los pagos de dividendos aumentaron en 7.400 millones de dólares en el segundo trimestre de 2025, prueba de la solidez de muchas compañías, pero también de la concentración de estas rentas en determinados sectores.
Los riesgos también se esconden en la renta fija de alto rendimiento. Fondos como el Manulife CQS New City High Yield Fund reparten cerca del 8,8% anual mezclando deuda corporativa de riesgo con acciones. El ingreso es atractivo, pero la exposición a defaults o recortes de rating puede pesar en momentos de tensión.
El horizonte inmediato
La recta final del año estará marcada por la política monetaria y por la evolución de los beneficios empresariales. Las previsiones de Goldman Sachs apuntan a que las estrategias de dividendo seguirán ofreciendo rentabilidades resilientes frente a otros segmentos más volátiles. En palabras de BlackRock, “en un mundo de rendimientos reales ajustados y elevada volatilidad, las estrategias de dividendo seguirán ofreciendo una rentabilidad total atractiva y más sólida que la media del mercado”.