¿Nueva polémica?

Qué implica que Jimmy Choo convierta a Sydney Sweeney en su musa en tiempos de debate político

Protagoniza la nueva campaña de Jimmy Choo, mientras aún resuenan las críticas por su colaboración con American Eagle en un clima de efervescencia política en Estados Unidos

En una industria donde el lujo se mezcla cada vez más con la conversación pública, la elección de Jimmy Choo de nombrar a Sydney Sweeney como rostro de su campaña de otoño no es algo que pueda pasar desapercibido.

La actriz, conocida por su magnetismo en la gran pantalla, y últimamente por estar en el ojo del huracán mediático debido al debate político en torno a su última campaña de American Eagle, encarna hoy algo más que glamour y representa cómo las marcas convierten la polémica en pura narrativa cultural.

La nueva campaña de Jimmy Choo

La campaña Good Jean de American Eagle, protagonizada por Sydney Sweeney, desató críticas al jugar con el doble sentido entre jeans (vaqueros) y genes. Muchos usuarios en redes sociales interpretaron el mensaje como una insinuación a la eugenesia y a la idea de que ciertas personas tienen “buenos genes”, lo que resultó ofensivo para ciertos colectivos. Para la cultura woke el eslogan fue leído como un retroceso cargado de connotaciones elitistas y discriminatorias.

La polémica no tardó en escalar y se convirtió en un campo de batalla político y cultural. Por un lado, activistas y defensores de la corrección social exigieron una disculpa pública a la marca, acusándola de insensibilidad y de reforzar ideales excluyentes. Por el otro, voces conservadoras salieron en defensa de American Eagle, celebrando la campaña como un gesto de resistencia frente a lo que consideran una censura excesiva del movimiento woke. En este choque de narrativas, la marca quedó en el centro de un debate que trascendió la moda para convertirse en símbolo de la guerra cultural que vive Estados Unidos.

Jimmy Choo apuesta por Sydney Sweeney

Que una casa de lujo como Jimmy Choo se alíe con Sydney Sweeney responde a un movimiento estratégico en el que la estética no es suficiente: se busca también resonancia social. La marca británica apuesta por un rostro que genera debate más allá de la alfombra roja. La campaña, de tonos sobrios y un aire de sensualidad y sofisticación, convierte a Sweeney en una musa moderna. En una actriz que, más que neutralizar el ruido político, lo incorpora a su aura mediática.

Durante décadas, la moda de lujo intentó mostrarse al margen del vaivén político, cultivando un aura de exclusividad casi intocable. Hoy, sin embargo, ese distanciamiento parece desfasado.

Cómo encarnar el pulso de una sociedad dividida

El consumidor global, hiperconectado y atento a las controversias, interpreta cada fichaje como una declaración de intenciones. En este sentido, Jimmy Choo reconoce algo fundamental y es que la neutralidad absoluta ya no existe. Elegir a Sydney Sweeney significa asumir que el valor de una campaña reside tanto en su belleza visual como en la conversación que despierta.

Sweeney no es solo la estrella de Euphoria ni la joven actriz que conquista portadas. Su figura condensa la tensión entre lo aspiracional y lo cotidiano, entre las celebrities de Hollywood y la persona que aparece en titulares por cuestiones ajenas a su carrera.

La campaña de Jimmy Choo

Esa dualidad es precisamente lo que la hace atractiva para una marca que busca estar en el centro del debate. Convertirla en musa es, en última instancia, un gesto de lectura sociológica. Se elige a alguien que no solo proyecta glamour, sino que encarna el pulso de una sociedad dividida, donde incluso los símbolos de lujo se vuelven parte de la discusión política.

En la práctica, la apuesta puede leerse como un doble triunfo. Por un lado, refuerza la imagen de la marca como referente de sofisticación contemporánea. Por otro, coloca a Jimmy Choo en el epicentro de la conversación mediática, donde los clics, los comentarios y la viralidad importan tanto como el diseño de un zapato o un bolso.

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