15 países y el 65% de la población europea. Esa es la mayoría cualificada que la Unión Europea necesita para suspender parcialmente el acuerdo comercial con Israel. El movimiento, propuesto por la Comisión, depende ahora de los equilibrios internos en el Consejo.
Tras su discurso sobre el Estado de la Unión, Ursula von der Leyen había prometido que Europa respondería al asedio de Gaza con medidas concretas. Y lo cierto es que la suspensión parcial del acuerdo con Israel es, hasta ahora, la medida más arriesgada de su mandato. “Lamentamos tener que dar este paso. Sin embargo, creemos que es adecuado y proporcionado”, defendió en Bruselas el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, bajo el paraguas político de la presidenta de la Comisión.

Los apoyos seguros
En Bruselas dan por seguro que algunos países como España, Irlanda, Dinamarca, Suecia y Países Bajos votarán a favor. A ese bloque podrían sumarse Bélgica, Luxemburgo, Portugal y parte de la coalición en Francia e Italia. “Si ese bloque suma otros socios, podrían alcanzar el quórum necesario”, explica Santiago Leyra-Curiá, profesor de Teoría Política en la Universidad Villanueva.
Los bloqueos e indecisos
El mapa no está completo. Alemania, Hungría y República Checa -hasta ahora, el bloque más escéptico con el castigo europeo- ya han mostrado sus reservas. Berlín se resiste a dar un paso que considera precipitado, Budapest se ha alineado en varias ocasiones con el Gobierno de Netanyahu y Praga comparte esa posición. Con esos tres votos en contra, la mayoría cualificada se complica.
En busca de la mayoría
La suspensión parcial es, sin embargo, el escenario más factible. Para sancionar a ministros de extrema derecha o a colonos violentos se requiere la unanimidad de los 27, algo prácticamente imposible. Cualquier socio preferente de Israel podría bloquearlo en el Consejo.

El debate sobre el acuerdo comercial es más técnico, pero también más sensible. Europa es el primer socio de Israel, aunque sólo el 37% de sus exportaciones al mercado comunitario gozan de ventajas preferenciales. Si se suspenden, esos productos pagarían aranceles adicionales por valor de 227 millones de euros al año. “En la práctica, esto significa que las importaciones israelíes perderán el acceso preferencial al mercado de la UE”, resumió el comisario de Comercio, Maros Sefcovic.
Hay precedentes
Los precedentes, sin embargo, existen. La UE ha conseguido varias veces consensos en sanciones a Rusia, Bielorrusia, Myanmar o Siria. Pero el tablero con Israel es más complejo. “La suspensión puede salir sólo si la Comisión logra convencer a una coalición amplia que incluya a Francia e Italia y empate a varios Estados medianos que hoy son indecisos. Si no, no”, apunta Leyra-Curiá en conversación con este periódico.
En Bruselas reconocen que la decisión de la Comisión es la más dura con Israel desde el 7 de octubre de 2023. Y el Gobierno de Netanyahu ya ha respondido con advertencias: “Las medidas contra Israel serán respondidas en consecuencia”, advirtió su ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar.

La alta representante para la Política Exterior, Kaja Kallas, también mide cada palabra. Admite que no hay movimientos de fondo en las posiciones de los países y que el mapa del Consejo sigue dividido. De momento, el cálculo no cambia: los votos seguros están en un lado, los bloqueos claros en el otro, y en medio los indecisos que inclinarán la balanza.
- Benjamín Netanyahu
- Comisión Europea
- Franja de Gaza
- Israel
- Kaja Kallas
- Unión Europea
- Ursula Von der Leyen